Museo Casa Joaquín Sorolla en Madrid: la luz y el espíritu español

No fue un vanguardista, ni un revolucionario plástico, fue más que todo eso, fue un artista, un pintor. Nos reveló como ninguno una España auténtica, una luz única y una fuerza expresiva donde el viento, el sol y el murmullo del mar parecen vivir en el cuadro, fue Joaquín Sorolla. Más allá del impresionismo y el postimpresionismo, creó su propio estilo luminista.

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Casa museo Sorolla Madrid taller

Su casa hoy museo, construida por el artista en Madrid y donde vivió sus últimos años, es digna de verse, no solo por los cuadros y el bello atelier, sino porque revela la sensibilidad para decorarla, por mostrarnos su visión de artista y su mundo.

Cuando se llega, se entra a un especie de templo, un lugar que habitó un pintor y que conserva su magia y sus gustos.  Según me comenta una de las asistentes que no desea ser identificada, se cuidaron todos los detalles que en vida el artista celaba, su mobiliario, la decoración, sus cuadros y regalos.

A su muerte, acaecida el 10 de agosto de 1923, su viuda, doña Clotilde García del Castillo, por testamento, resuelve donar los bienes al Estado Español para conservar la casa como un museo en memoria del artista, el cual se inauguró en 1932. La colección inicial fue donada por la familia y se ha ido acrecentando.

Al entrar por el jardín, estilo andaluz, nos parece estar en un pequeño paraíso, inspirado  en los Reales Alcázares de Sevilla, me comentan que se plantaron árboles de la Alhambra de Granada.

En 1905 Sorolla, compra el solar, y en 1909 encarga el proyecto al arquitecto Enrique Maria de Repulles y Vargas. En 1911 inaugura su casona, de varias plantas, en la calle General Martínez Campos, concebida como un hogar agradable con un amplio atelier, donde podía trabajar a gusto, conservando los objetos queridos.

casa-museo-sorolla-madrid-sala Museo Casa Joaquín Sorolla en Madrid: la luz y el espíritu español

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Casa museo Sorolla Madrid. Salas

Al entrar por la puerta lateral a la casa, vemos las primeras salas, que albergan cuadros del artista en sus diferentes épocas. La llegada al atelier es sorprendente por la fuerza de la luz, el amplio espacio y la sensación que el artista está allí, pintando. El mobiliario indica las adquisiciones de Sorolla, coleccionista de arte y objetos, rodeado de libros, cartas, regalos y objetos personales, hasta una cama donde se recostaba para descansar y pensar.

Contigua se encuentra la sala de recepción y un pasillo nos conduce al comedor pintado por el artista, con murales alusivos. En la planta alta se exhiben los cuadros de la colección. La museografía es perfecta, con fichas técnicas, reseñas y guía para el público. Covadonga  Pitarch, conservadora del museo, nos comenta: «Lo más importante para nosotros es seguir dando a conocer el trabajo de Joaquín Sorolla».

Sorolla, nació en Valencia el 23 de febrero de 1863, pronto quedó huérfano, pero nada le impidió desarrollar su vocación pictórica. Siguió estudios académicos, participó en varias exposiciones y concursos, vivió en Italia asimilando el Renacimiento, viajó a París y al retornar a su terruño comenzó una serie de obras al aire libre, explorando los efectos lumínicos y centrándose en el paisaje y en temas costumbristas.

También fue retratista, lo cual es casi lógico en un artista realista que encuentra en la figura y la naturaleza, su fuente de inspiración, aunque sus últimos cuadros puedan revelar una tendencia a la abstracción, con una pincelada muy libre y a veces, texturizada.

Su carrera comienza a ser internacional con exposiciones en Inglaterra, Francia y América.

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Sorolla: niño y caballo en la playa

Sorolla, Latinoamérica y Estados Unidos

En Argentina, recuerdo, en el  Museo  Nacional de Bellas Artes, magníficos Sorollas, y sabemos de varios coleccionistas en Latinoamérica que tienen obra del artista. Sorolla marca un hito en la historia de la pintura española.

Sus cuadros figuran en colecciones privadas de Estados Unidos, en la colección del Metropolitan de New York, y en la colección de Hispanic Society.

La Sociedad Hispánica de América fue fundada por Archer Milton Huntington en 1904 y fue por moción de este empresario que Sorolla llevó a cabo catorce paneles para la asociación, llamada Serie de España, concluida en 1919, después de viajar por diversas regiones de España, tomando apuntes y perfilando composiciones durante casi un año.  Así, un fresco histórico y artístico de España queda en esta institución que difunde la cultura hispánica en los Estados Unidos, y que prestó los paneles para una exposición que se llevó a cabo en el Museo del  Prado.

El éxito que obtuvo en su exposición en Nueva York y varios encargos posteriores, le dieron un bienestar económico que consolidó, en parte, la terminación de su casa dn Madrid.

Sorolla vuelve de América como un artista consagrado. En 1914 es nombrado Académico y también fue profesor en la Escuela de Bellas Artes de Madrid. Su dedicación a la pintura será completa, por eso logra crear un corpus artístico de más de 2000 obras.

En 1920 sufrió un ataque mientras pintaba el retrato de la mujer del escritor Ramón Pérez de Ayala, murió tres años después, el 10 de agosto de 1923.

En vida recibió honores y premios como asimismo homenajes. Aunque varios críticos clasifican su obra en cuatro etapas diferentes según orden cronológico, mantiene durante toda su vida el rasgo preferencial de su arte, un estilo personal, no sujeto a escuela pictórica alguna.

Nos dejó un legado rico en matices temáticos y visuales, una obra creativa y una actitud profesional frente a la tarea plástica que se pone de relieve en el recorrido por su casa museo.

casa-museo-sorolla-madrid-jardin Museo Casa Joaquín Sorolla en Madrid: la luz y el espíritu español
Casa museo Sorolla Madrid jardín

Sentada en el jardín observo el resplandor del sol sobre las hojas de los árboles, siento la brisa tibia de la mañana, Sorolla vive en esa naturaleza que supo captar con viva sensibilidad y también vive en esta luz de España, cálida y audaz, como  su pincel de artista.

1 COMENTARIO

  1. Fui a conocer la casa museo. Desde que lei este articulo estuve motivada por hacerlo. Como dice la periodista es un paraiso en el medio de la ciudad. Me encanto. La paleta de Sorolla llena de luz el espiritu.

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