Myriam Fdez. Nevado*
El comienzo de una nueva ciencia puede ser interesante, sorpresivo y ante todo, lleno de dudas para los profanos en la materia en cuestión. Eso es lo que puede provocar el inicio de la Netología; nueva y extraña para unos, y conocida y apreciada para otros sin haberla puesto nombre anteriormente.
Bien es sabido que el término anglosajón “Net” significa red, malla, redecilla. Así como el sufijo griego “logia” atiende a significar estudio, tratado; y todo ello, en función del objeto: en este caso, el estudio de la red, de la “redecilla” en la que hombres y mujeres desarrollan su ser, conocimiento, comunicación y vivencias del mundo online y su interrelación con el mundo offline.
El ser humano, adulto o niño, del siglo XXI no se puede entender sin las TICs (las Nuevas Tecnologías de la Comunicación y la Informática). De esta manera, entender el feedback entre los dos mundos, las sinergias que se establecen, por qué se crean y los desarrollos sociales, antropológicos, científicos, jurídicos y psicoemocionales, son objeto de estudio y conocimiento de los netólogos. Ellos son los nuevos expertos en la investigación de esta nueva ciencia enraizada en las TICs y en el Ser Humano – con mayúsculas como único y digno-, actual y futuro. A ellos les compete el estudio de las cuestiones para intentar dar solución, desde un punto de vista social y humanista, a las preguntas e interrogantes que otros especialistas se les pueda plantear. Por tanto, asistimos a una ciencia no separatista, sino integradora y multidisciplinar en conocimientos y estudios. De igual manera que asistimos a un nuevo grupo de expertos donde el saber y el aprendizaje van de la mano, a una velocidad que no la marcan ellos, sino que la marca el devenir de la propia Red o “Net”. Dónde lo que hoy es una novedad, una primicia en el conocimiento científico, mañana es algo denostado y trasnochado, fuera de importancia para la interpretación y la dialéctica, salvo por el uso de la perspectiva histórica.
Nos podemos plantear muchos interrogantes al respecto, entre ellos si esta nueva ciencia marca el inicio de otras que les seguirán con parecidas características. Y del mismo modo, si la Netología marca un antes y un después en el diseño de los estudios y métodos para la investigación social, jurídica y psicotécnica de las ciencias humanas.
Actualmente, en España tenemos un claro fundador y preculsor de la Netología: el sociólogo Kepa Paul Larrañaga, con un devenir en investigación y estudio de la Red y su vinculación con los usuarios, especialmente los niños y las niñas. Los que nos dedicamos al campo del estudio y la investigación de la Infancia bajo el Enfoque de Derechos, sabemos de su trayectoria en la relación Infancia y TICs. El modo de operar y analizar los patrones de estudio de Kepa Paul Larrañaga es abierto, escuchante y analítico con motivaciones ampliamente de búsqueda y respuesta de interrogantes sin paralizar campos de acción ni someterse a dictados que pudieran contradecir la posibilidad de búsquedas de saber y conocimiento.
La unificación de la realidad offline y online en sus estudios y artículos, en su investigación diaria, nos aumenta la seguridad en sus respuestas cuestionadas, así como nos facilita al resto de la comunidad investigadora ítems altamente valiosos, para el devenir científico.
Esto me hace reflexionar en una creación metodológica nueva dentro de esta nueva ciencia. Donde lo que aparentemente es innovador puede ser obsoleto en horas, días, semanas o meses. Graciosamente, la conjugación de dos realidades antes no reconocidas, obliga al intelecto de la comunidad científica a caminar por una línea de aprendizaje continua basada no solamente centrada en su logia específica y originaria, sino en la de las TICs como transversalidad a la anterior. Aunando destreza, conocimiento y método innovador en continuo proceso de alimentación.
Replantear y cuestionar, alumbrar premisas y paradigmas en esta nueva ciencia llamada Netología, se convierte en el nuevo reto de este cuarto de siglo.
Solo queda esperar cuántos se inician y consolidan en ello, consiguiéndose mantener en el auténtico saber científico marcado por las realidades online y offline.
Señores, la puerta ya se ha abierto. Solo cabe esperar a ver quién la atraviesa y continúa.
*Myriam Fdez. Nevado, Consultora Internacional, Experta en Infancia y Derechos Humanos.