Símbolo de Estados Unidos, la “Libertad iluminando el mundo”, más conocida como la Estatua de la Libertad, una escultura gigantesca ideada por Gustave Eiffel (el mismo ingeniero que diseñó la Torre que lleva su nombre) y realizada por el escultor Frédéric-Auguste Bartholdi, regalada por el estado francés en 1876 para celebrar el centenario de la independencia de la Unión, que recibe cuatro millones y medio de visitantes anuales, cuenta con su propio museo desde el 18 de mayo de 2019.
Se trata de una construcción futurista de 2500 metros cuadrados, iniciada en 2016 al oeste de Liberty Island, a pocos pasos de la estatua, en la desembocadura del río Hudson y cerca de Ellis Island, a la que se llega en ferry desde Manhattan. Rodeado de plantas, lo mismo que la gran terraza que lo cubre, desde los altos del Museo puede contemplarse toda la bahía de Nueva York.
El museo exhibe objetos, entre ellos una réplica del rostro de la Estatua de la Libertad y la antorcha auténtica firmada por Bartholdi (la que exhibe la estatua es una copia de 2985), y sobre todo fotografías y películas sobre la historia del monumento, desde su construcción en 1871 hasta su transformación en emblema para los millones de migrantes que llegaban por barco, ya que era lo primero veían de Estados Unidos después de largas travesías del océano Atlántico.
El visitante podrá también interactuar eligiendo entre sesenta posibilidades los valores que representa la estatua, de la religión a la democracia pasando naturalmente por la libertad.
Una curiosidad histórica: ninguna mujer, ni ningún negro, fueron invitados a la inauguración de la Estatua el 28 de octubre de 1886.