Nueva York y el poeta Federico García Lorca

Nueva York es una ciudad fascinante, todo sucede en un minuto. Es un especie de Aleph, la piedra esférica del cuento de Jorge Luis Borges, donde presente y pasado, espacio y tiempo se unen en un instante.

poeta-en-nueva-york-de-federico-garcia-lorca Nueva York y el poeta Federico García LorcaCuando vivía en Nueva York sentía vibrar la actualidad y también la historia, por los muchos personajes que la habitaron y por los muchos acontecimientos históricos que sucedieron. Entre esas personalidades hay un poeta especial para la lírica mundial que vivió en la gran urbe: Federico García Lorca.

Quise recorrer las calles buscando los recuerdos del poeta español, que vivió y escribió el poemario: “Poeta en Nueva York”, con dibujos y poemas creados durante su estadía en la ciudad.

Lorca llegó a Nueva York el 25 de junio de 1929 y se quedó un año, hasta fines de 1930, cuando tomó un tren para Miami y se embarcó hacia Cuba. Su intención era estudiar un curso de inglés en la prestigiosa Universidad de Columbia, y dar algunas conferencias en el Instituto Hispánico y en el Vassar College, algo que hizo con éxito.

Al llegar a la gran metropolis le impactan los rascascielos, el movimiento febril de la gente y la inmensa soledad que parece acompañar a sus habitantes. Es verdad, que Lorca llegaba un tanto deprimido, por su situación en España y por amores no correspondidos, pero el contacto con Nueva York, le acelera el pulso y la nostalgia.

Le toca vivir, nada menos que el crack de 1929, la famosa “Depresión de los 30”. Le toca ver, en las calles de Wall Street, la desesperación de hombres de negocios y financistas, los suicidios y el descontrol de los Bancos. Se opone al capitalismo salvaje y está en contra de la discriminación racial, como lo expresa en sus poemas sobre Harlem y los negros.

Se enamora de la famosa calle Broadway, descubre Battery Place, con enamorados nocturnos o el Riverside y el paisaje del Río Hudson, para detenerse en el Puente de Brooklyn y escribir el bello poema Ciudad sin Sueño:

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie. No duerme nadie. Las criaturas de la luna huelen y rondan las cabañas.

Todo el poemario escrito en Nueva York está impregnado de Surrealismo, el Nueva York de Lorca es un Nueva York subjetivo y surrealista, lleno de metáforas, imágenes oníricas y angustia existencial. El poeta expresa su sentir en un diálogo con la ciudad gigantesca, demasiado distante y fría para su corazón sevillano.

Los días que pasa en la Universidad de Columbia son melancólicos y tristes y el inglés no logra imponerse en su memoria, totalmente absorbida por el español. No obstante, la ciudad lo impacta, lo conmueve, lo motiva a escribir y le produce una extraña contradicción de amor y odio.

La aurora en Nueva York gime Por las inmensas escaleras Buscando entre las aristas Nardos de angustia dibujada.

El Poemario fue publicado en 1940 en México, parece que el manuscrito tuvo una historia viajera, pasó por varias manos, incluso estuvo en manos de una famosa actriz, hasta que, finalmente, la Fundación Lorca lo compró en el 2003.

En mi ruta lorquiana, tomo el Subway y bajo en la estación 116, del lado este. Estoy frente a las puertas de la Universidad de Columbia, hablo con un empleado que me indica que hay un busto de Lorca, colocado en conmemoración de la presencia del poeta en la Universidad. Busco el pequeño monumento por pasillos y salones pero no lo encuentro.

Entro en la maravillosa Biblioteca y un bibliotecario, atento, pero que no desea ser identificado, me muestra que el nombre de Lorca figura en los archivos y en la computadora del centro académico y que hay una considerable bibliografía dedicada al poeta y a su estancia en Nueva York. La reviso y tomo algunas notas.

A su vez, me cuenta que el poeta se encontraba con otros intelectuales entre ellos, León Felipe, Angel del Río, en el Spanish Institut de Columbia, donde había tertulias y amables pláticas. Se le hicieron numerosos homenajes en la universidad y en la ciudad, incluso en la Biblioteca Nacional de Nueva York. Agradecí tanta información y seguí mi camino.

En el campus, conversé con algunos estudiantes, tienen vaga idea de la visita del poeta español a la Universidad, uno leyó sus poemas, es de ascendencia latinoamericana y su madre le dio el libro, le gustó pero estudia negocios. Otros se excusan: no es su especialidad la lengua castellana.

Sin duda, para Lorca no fue una ciudad acogedora pero, la vivencia de ese encuentro entre Lorca y la gran metrópolis ha quedado grabada en “Poeta en Nueva York”. Lorca la hace tema de sus poemas, como símbolo de progreso, de sueño inalcanzable, de desolación y extrañeza, es un diálogo donde expresa sus sentimientos. El libro parece que fue concebido con fotografías y dibujos, abriendo el libro, se encontraría la Estatua de la Libertad.

Estatua-Libertad-NY Nueva York y el poeta Federico García Lorca

Otros poetas, Walt Whitmann, José Marti, Gabriela Mistral, descubrieron en la gótica urbe, aspectos diferentes, porque cada día es diferente en Nueva York, me consta.

Sigo mi recorrido lorquiano. Dejo la Universidad, y paseo por la ladera este del mítico Río Hudson. En la época de Lorca, era zona de depósitos y galpones, hoy surgen las torres de Trumph y su poderio inmobiliario. Me bajo llegando a Wall Street, centro financiero donde Lorca vio la desesperación y la muerte, con sus calles angostas, sus rascacielos y oficinas, bancos y corporaciones, el pulso del dinero y la bolsa.

Debajo de las sumas, un río de sangre tierna; Un río que viene cantando Por los dormitorios de los arrabales, Y es plata, cemento o brisa En el alba metida de Nueva York.

Todo cambió desde aquella época lorquiana. Esta zona del bajo Manhattan sufrió el impacto del 9/11, las torres gemelas construidas mucho después de la estancia del poeta, ya no están….Yo las extraño, me guiaban al Diario La Prensa. En cambio, continua el ritmo febril y la danza de los millones.

Lorca gozó, a su manera, de las luces de Broadway, los inmensos letreros de colores iluminados anunciando los musicales de la temporada, el mundo de la farándula y el espectáculo. En ese marco de color, fiesta y luces escribió un guión de cine: “Viaje a la luna” y terminó una obra de teatro.

De todos los barrios neoyorquinos, el que más le impresionó fue Harlem, donde la sociedad afromamericana se refugiaba, donde los cantantes de jazz tocaban en el Cotton Blue, donde la discriminación le laceraba el alma, al poeta. También ese barrio ha cambiado, el expresidente Bill Clinton instaló sus oficinas en la calle 125, los bulevares muestran tiendas de departamento y está de moda vivir en Harlem. En la época que la visitó Lorca era un lugar peligroso, mientras yo viví en Nueva York, era de cuidado, hoy es un lugar de preferencia.

Lorca reconoció que Nueva York fue una de las experiencias más importantes de su vida. Y también fue fuente de inspiración de uno de sus libros más intenso, poético y creativo: “Poeta en Nueva York”.

Nueva York y Lorca, la ciudad y el poeta: amor y odio: un extraño idilio.

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