Tuvimos que sobrevolar medio mundo antes de aterrizar en el aeropuerto de Mascat, capital de Omán en la punta del golfo. Llegamos a una ciudad que se ha quedado apartada de los polvorines que sacuden todo la región del Oriente Medio.
Civismo, neutralidad y esmero
Sorprende la calma que reina en sus calles. Sorprende también la actitud de los conductores muy atentos a las señales y la cuasi ausencia de los agentes de tráfico a pesar de las obras de mejora de las carreteras. Los omaníes se consideran como una gente normal dentro de un mundo efervescente; un pueblo fuertemente atado a sus tradiciones hospitalarias; y una sociedad pegada a sus creencias y a lealtad a la diversidad confesional, étnica y cultural. Hablan bajito y se apresuran para pasar desapercibidos. Es un comportamiento que les distingue de los demás pueblos de la región.
Dentro del dramático escenario de división y de confrontaciones fratricidas en la región del Oriente Medio, Omán se ha quedado fiel a su política de neutralidad. No apoya a los fundamentalistas que han invadido a Siria, Irak o Libia; tampoco sostiene financieramente a los movimientos subversivos que se movilizan en las calles de los países árabes como Yemen, Líbano o Egipto.
“Somos fieles al respeto de nuestros vecinos” y “al principio de no injerencia en sus asuntos internos”,a sí nos resumió Cheikh Abdala Bin Mohammed Al-Salmi, ministro de los asuntos religiosos, la política exterior de su país en un encuentro informal con la prensa extranjera al margen de la 28 Conferencia de la Academia de la Latinidad (23-25 de noviembre) que trataba de los valores comunes en un mundo de pluralismo cultural. Es un mensaje que traduce la doctrina de un Estado que prodiga, de una parte, la exploración de las oportunidades y objetivos de la comunicación, la comprehensión et la concordia, y de otra parte, la difusión de los valores de paz, la tolerancia y la justicia.
Tolerancia y comunidad de ideas
Lejos de las disputas religiosas, que dificultan la coexistencia en algunos países árabes, Omán se considera como una tierra de convivencia entre las diferentes confesiones (musulmanes, cristianos e hindúes) y ritos islámicos (hanafi, maleki, chafi y hanbali). A pesar de las divergencias a nivel doctrinal, hemos constatado una perfecta convivencia de chiitas, sunitas, abadíes, hindús, budistas y cristianos que comparten el mismo espacio en la vida cotidiana, el zoco o en la universidad. Lo hemos comprobado también en los principales puntos de encuentros como los centros comerciales e instituciones pedagógicas. Al lado de la multitud de mezquitas que pueblan Mascat, numerosas iglesias cumplen, desde hace más de un siglo, su misión multidisciplinaria (confesional, cultural y social) como institución tolerada en la tierra del Islam. Esta realidad ya la notamos durante nuestra participación en la 13 Conferencia sobre el Desarrollo de las Ciencias de la Jurisprudencia Islámica (Mascat: 6-9 abril) cuando 350 personalidades religiosas, doctores de la ley, intelectuales, periodistas y teólogos de los cinco continentes pudieron debatir del concepto de tolerancia entre los fieles pese a las diferencias de orden étnico, ideológico, doctrinal o regional.
Cristianos en la mezquita
Nos llama la atención dentro de este escenario de tolerancia, el papel que desempeña el Centro cultural de la Gran Mezquita “Sultán Qabus” en Mascat, que vive una excepcional afluencia de turistas de distintas confesiones. A la cabeza, vienen los europeos, nos señala la conservadora de esta institución, Naima Ali. Al contrario de lo ocurre en Siria e Irak a causa de la ocupación de una amplia parte de sus territorios por los extremistas de ISIS, impera en Omán un alto grado del respeto mutuo entre musulmanes y hindúes debido a los matrimonios mixtos. Además, la mujer disfruta de los mismos derechos que el hombre en cuanto al acceso a los servicios sociales, salarios y responsabilidades administrativas: “La mujer comparte los mismo espacios de trabajo, de comercio y de ocio que el hombre”, afirma Naima Ali.
Existen en Omán 64 000 cristianos y un centenar de parroquias, desvelan las estadísticas oficiales además de 50 grupos y asambleas activas de fe cristiana y la Iglesia protestante, la diócesis, el Centro Al Amana y la Iglesia Reformada e América presente en Mascat desde 1891.
La libertad de culto está así garantizada por ley del mismo modo que el respeto mutuo entre las diferentes confesiones, lo que convierte a Omán en un oasis insólito de tolerancia, de probidad y de ecuanimidad.