Pensadores, intelectuales y periodistas de distintos países propusieron en Mascat (Omán: 23-25 de noviembre), alentar una comunicación permanente en el mundo inspirada de los conceptos de justicia, de paz, de libertad y de amistad.
Es el mensaje que querría transmitir la 28 conferencia de la Academia de la Latinidad que permitió un intenso intercambio de reflexiones sobre la manera de conseguir el triunfo de los “valores comunes en un mundo de pluralismo cultural”, tema central del encuentro. A lo largo de tres días, asistimos a un rosario de ideas, teorías y propuestas cuyo principal objetivo era la defensa de los valores que comparten las distintas religiones y culturas.
La conferencia, organizada por el ministerio omaní de los asuntos religiosos y la Academia de la Latinidad, intervino en una de las fases más delicadas de la historia del Medio Oriente.
Idoneidad de un encuentro internacional
Dos ejes principales dominaron los debates. De un lado, el pluralismo cultural y la tolerancia religiosa es una realidad que predomina en las relaciones internacionales a pesar de la existencia de focos de inestabilidad y de violencia en algunas partes del mundo. De otro lado, la experiencia de Omán ha sido citada como ejemplo de pluralismo y de tolerancia religiosa.
Las seis mesas de la conferencia perimieron reunir participantes de distintas religiones del mundo. Se trata de un intento de borrar las fronteras ficticias a nivel intelectual entre musulmanes y cristianos, y, al mismo tiempo, corroborar el concepto de tolerancia y de comunidad de ideas para vencer el extremismo y el fundamentalismo. Hemos notado esta voluntad en los debates sobre “la busca de la identidad”, “la conciencia universal, la ciudadanía y los valores comunes”, “hacia un dialogo mundial”, “la coexistencia dentro la diferencia en tiempos de diversidad y globalización”, “la integración social y la representatividad”, y “en la busca de la noción de otredad”.
Ante los factores del terrorismo, que son productos del extremismo religioso, decía el representante de las Naciones Unidas por la Alianza de las Civilizaciones, tenemos que actuar juntos para ganar la batalla de las ideas en cuatro campos: la juventud, la educación, la comunicación y las migraciones. En este caso, sería necesario explorar más oportunidades de trabajo para los jóvenes en las condiciones de igualdad y apoyar la participación de todas las instituciones en la empresa de desarrollo. La alianza de las culturales fortalece al final la tolerancia entre todos los Estados y comunidades.
La misma idea ha sido complementada por una reflexión de Cándido Méndez, secretario general de la Academia de la Latinidad que insistía sobre el dialogo como el ingrediente principal de toda acción de acercamiento de las culturas y de robustecimiento de las relaciones entre Estados. Federico Mayor, presidente de la misma institución, abogó por el desarrollo de los valores de tolerancia y la aceptación del concepto de diferencia cultural puesto que “vivimos en un mundo globalizado”. “Intentamos acercarnos al mundo árabe para crear puentes de comunicación entre nosotros y el islam”, sostenía.
Tolerancia religiosa y pragmatismo
La experiencia de Omán ha sido citada como ejemplo original en materia de tolerancia. A pesar de su ubicación geográfica en uno de los puntos más calientes del planeta, ha conseguido instaurar una política de equilibro entre las distintas categorías sociales, confesiones y desafíos geopolíticos.
Es una experiencia de “pluralismo religioso y étnico”, sostenía el ministro de Asuntos religiosos, Cheikh Abdallah Bin Mohamed Al-Salmi. Esta concepción de la tolerancia que forma parte de la coherencia de la política de gestión del hecho religioso y del Estado es el resultado del alto grado de estabilidad en el país. La ascensión del extremismo religioso no significa en absoluto, decía al-Salmi, el fracaso de las políticas de respeto, de cooperación y del partenariado. Al contrario, “constatamos que las ideas et políticas de tolerancia y el respeto mutuo son irremediables” además “no renunciamos a estos valores porque nos formamos parte de este mundo”.
Sería notable señalar, proseguía el ministro omaní, que el mundo árabe ha sido sacudido por dos seísmos: los movimientos del cambio y lo que se denomina “el islam político” o “jihadiste”. Omán ha sido capaz de superar los dos seísmos, que afectaron a muchos de sus países vecinos, gracias a los logros de su experiencia en el campo de tolerancia, de pluralismo, de coexistencia y del desarrollo económico. Todos estos factores han contribuido a crear un Estado de los equilibrios y de convivencia efectiva entre las distintas categorías sociales, grupos étnicos y confesiones.
La Academia de la Latinidad fue fundada en Rio de Janeiro, en 2000, en la Universidad Cándido Mendes (Brasil) como resultado de una serie de encuentros en Italia, Francia y Brasil, principalmente, en el encuentro “La Latinidad en la búsqueda de lo Universal”, en Toscana (Italia, septiembre de 1999). Su objetivo consiste en establecer una relación entre personalidades que reflejen las diversas culturas involucradas en el espíritu latino y las nuevas generaciones para “constituir una autoridad independiente”.
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