¡Otras formas viciadas del habla!

El artículo de la semana pasada produjo comentarios elogiosos, que desde luego agradezco, además de inquietudes sobre más palabras y expresiones de la lista que, como les dije, no es tan larga.

Esas manifestaciones espontáneas son una muestra de que, aun cuando hay una marcada persistencia en incurrir en las mismas impropiedades, hay también un marcado interés por deshacerse de ellas.

La entrega anterior no la ideé con la intención de escribir una serie artículos sobre el mismo tema; pero la receptividad que tuvo me obliga a darle continuidad, en función de que los interesados en el asunto puedan apercibirse de los elementos necesarios para disipar sus dudas poder escribir bien y hablar de mejor manera.

Recuerden que este trabajo de divulgación periodística es apenas una guía, y que para lograr el objetivo, es necesario leer con frecuencia, para instruirse y familiarizarse con las palabras; poner en práctica los conocimientos que fueron impartidos en las distintas etapas de la educación formal. Pero hay algo que es indispensable, y es que debe dársele importancia al hecho de escribir para el público.

Me complace que entre los remitentes de inquietudes haya habido varios educadores, quienes aparte de ejercer su profesión, se dedican a escribir de manera regular en redes sociales. Eso es altamente significativo, habida cuenta de que ellos son destinatarios directos de este aporte semanal. De modo pues que les mostraré grupo de palabras y situaciones viciadas, que conviene conocer para evitarlas.

Existen redactores habituales a los que se les dificulta distinguir entre por qué y porque, y por más que lo han intentado, no han podido adquirir claridad en el asunto. Por esa razón, solo por adivinación los lectores podrán entender lo que esos redactores trataron de decir.

Sin complicaciones gramaticales, es necesario que entiendan que la forma por qué es para preguntar, y porque para responder: ¿Y por qué no se quita el saco? ¡Porque tiene la camisa rota! Se parecen, es muy cierto; pero se utilizan en ocasiones distintas (interrogación y exclamación, respectivamente).

Con vez y ves la situación es igualmente sencilla. Vez es ocasión; y ves, es del verbo ver: ¡Que sea esta la última vez que llegas tarde!; ¡Tu no ves lo que no te conviene! En este caso no se trata de interrogación o de exclamación, sino de entender que ambas partículas se escriben diferentes y no significan lo mismo; pero en algunos países de América latina suenan igual. Por eso que se les da el nombre de homófonas, es decir, tienen el mismo sonido.

Existe el haz (del verbo hacer) y el has (del verbo haber). Haz es una forma imperativa del verbo hacer, que se usa para dar órdenes o consejos: «Haz la diligencia y luego nos reunimos». También funciona como sustantivo, con significado de cara, rostro, atado (haz de leña), manojo, conjunto de partículas o rayos luminosos (haz de luz): «El haz de la nueva lámpara de la esquina abarca la mitad de la cuadra».

En tanto que has es la segunda persona del presente del indicativo del verbo haber. Se usa con los pronombres él, ella, eso: «¿Has visto la más reciente producción cinematográfica de George Lucas». Además, permite la formación del pretérito perfecto compuesto de indicativo: ¿Qué has hecho? La duda podrá disiparse cuando se sepa distinguir entre si es haber o hacer lo que se quiere expresar.

Y de cayó, calló y cayo podemos decir que la primera es del verbo caer, la segunda es del verbo callar, y la tercera es un sustantivo con el que se designan a las pequeñas islas, con un playa de baja profundidad. En el estado Falcón, Venezuela, hay un conjunto de esas pequeñas islas, aptas para la recreación y por lo tanto muy visitadas, de las que las más famosas son Cayo Sombrero y Cayo Sal.

Existen otras formas viciadas; pero aun así, la lista no es tan grande como para tenerles pavor. Es recomendable leer frecuentemente, consultar diccionarios actualizados y no confiarse en que el teléfono o la computadora corrigen.

Eso no es cierto; solo advierten que cierta y determinada palabra, o no está en el registro lexical o simplemente está mal escrita, si es muy común, como «kasa», «ermano» o «veiculo, en lugar de casa, hermano y vehículo. ¡Así no más!

David Figueroa Díaz
David Figueroa Díaz (Araure, Venezuela, 1964) se inició en el periodismo de opinión a los 17 años de edad, y más tarde se convirtió en un estudioso del lenguaje oral y escrito. Mantuvo una publicación semanal por más de veinte años en el diario Última Hora de Acarigua-Araure, estado Portuguesa, y a partir de 2018 en El Impulso de Barquisimeto, dedicada al análisis y corrección de los errores más frecuentes en los medios de comunicación y en el habla cotidiana. Es licenciado en Comunicación Social (Cum Laude) por la Universidad Católica Cecilio Acosta (Unica) de Maracaibo; docente universitario, director de Comunicación e Información de la Alcaldía del municipio Guanarito. Es corredactor del Manual de Estilo de los Periodistas de la Dirección de Medios Públicos del Gobierno de Portuguesa; facilitador de talleres de ortografía y redacción periodística para medios impresos y digitales; miembro del Colegio Nacional de Periodistas seccional Portuguesa (CNP) y de la Asociación de Locutores y Operadores de Radio (Aloer).

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