Otto Pérez Molina y el Mundial

Hay una intranquilidad en algunos sectores sociales, organizados o no, por lo que puede ocurrir en estos días donde mucha gente se encuentra virtualmente en Brasil, especialmente en lo que el Gobierno pueda hacer para endeudar al país, prorrogar el mandato presidencial o hasta conseguir convencer a ciertos sectores estratégicos para hacer factible la reelección, entre otras cosas a las que algunos les temen.

Muchas noticias de impacto nacional han sido difundidas en medio de las sorpresas de los primeros resultados de los partidos: la captura de importantes cantidades de narcóticos, de bandas delincuenciales dedicadas al robo de motos y de otras señaladas de extorsiones, un delito que está provocando desasosiego en sectores populares, como los pilotos o los pequeños y medianos comerciantes que están obligados a pagar puntualmente “impuestos ilegales” si no quieren morir en manos de sicarios.

Y los usuarios del transporte público sufren las consecuencias de los paros de los conductores, quienes inútilmente protestan por la muerte de sus compañeros. La gente de clase media baja debe pagar “taxis colectivos” o caminar largos trechos para, finalmente, arribar tarde a sus labores. ¡Cuántos habrán perdido ya sus trabajos por tanta llegada tarde!

El mandatario por su parte está a la espera de un regaño más que le vendrá a dar el vicepresidente de Estados Unidos, debido a la nueva “crisis humanitaria” (según la ONU), dada la enorme cantidad de pequeñitos que están viajando solos a territorio norteamericano, situación a lo que debemos “poner un alto”. Estamos advertidos que tenemos que hacer una campaña informativa para que las familias de esos niños estén conscientes que no serán beneficiados con la reforma migratoria. Es decir, como Estado tendremos que cargar, otra vez, con la reprimenda del gobierno norteamericano.

Pero en medio de esta situación, el presidente Pérez Molina podría tener la última oportunidad para tomar decisiones que lo reivindiquen, para que pase a la historia de otra manera. En el ámbito de la seguridad, sería deseable que se intensifiquen los esfuerzos por reducir los índices delincuenciales, con respeto a la ley, a los procedimientos y a los protocolos, pues aunque según las estadísticas han bajado los hechos de violencia, todavía son imperceptibles para la población que está atemorizada y sin perspectivas.

Otra decisión es la referida a la corrupción. Cada gobierno ha sido señalado consecutivamente de ser “el más corrupto”, por eso sería una señal muy positiva que tomara algunas acciones legales contundentes en contra de los que están siendo señalados de saquear el Estado y de enriquecerse a su costa. Eso lo distanciaría de ese vergonzoso delito que suelen cometer quienes llegan al poder.

Y algo más que impactaría favorablemente es enfrentar con acciones estratégicas las causas de tanta inequidad, aunque eso signifique plantarse ante esos poderes que no permiten el desarrollo del país y que niegan a las mayorías el derecho de una vida digna.

En esta tregua del Mundial, presidente piense que esas decisiones lo posicionarían de otra manera.

Ileana Alamilla
Fallece en enero de 2018. Abogada, notaria, periodista. Presidenta de la Comisión de Libertad de Prensa de la Asociación de Periodistas de Guatemala (APG). Analista en temas de libertad de emisión de pensamiento y de prensa. Coordinadora del Observatorio de los Periodistas y Directora de la agencia Cerigua. Consultora de Agencias del Sistema de Naciones Unidas, de entidades de investigación y de Organismos no Gubernamentales. Miembra de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Genero y onsultora en temas de género.

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