Amarillo… amarillo claro, amarillo, oscuro, amarillo profundo, amarillo de todos los tonos posibles. Así se pintó el bosque andino con las aves que revoloteaban entre los árboles en la reserva ecológica Yanacocha, ubicada a tan solo 45 minutos de Quito, la capital ecuatoriana, informa Dayana Vinueza (Andes).
En la pajareada, como se conoce en Ecuador a las salidas de campo para observar pájaros, participaron un grupo de nueve personas, siete forman parte del Círculo de Observadores de Aves Quito (COAQ) y dos son de la Agencia de Noticias Andes.
Los observadores apenas bajan del auto y se encuentran con una gralaria leonada, un ave de tono anaranjado con alas cafés. En un árbol cercano se posa una metalura tiria que resplandece con su bello pelaje color verde esmeralda. Más allá se posa un colibrí pico espada. Su enorme pico llama la atención del grupo que intenta captar cada movimiento con sus cámaras.
Es jueves y la temperatura del ambiente llega a 11 % grados centígrados, la humedad casi está en 80 % y los pies están a punto de congelarse. Mientras el grupo avanza por el sendero, que está lleno de lodo, el viento entra profundo en las entrañas y el sol sale tímido por un extremo del paisaje. Para caminar en esta reserva se recomienda estar muy abrigado y llevar botas pesadas. Mientras los observadores suben hasta los 3360 metros sobre el nivel del mar se escuchan los sonidos característicos de las aves.
El concierto es majestuoso: trinos, silbidos, graznidos, llamados, pequeños gritos y algunos cánticos colman el ambiente de belleza natural. Los pajareros llevan algunos sonidos grabados para alentar a las aves a acercarse. En algunos casos funciona pero también depende de la suerte que haya en el día.
En esta ocasión sobró suerte. Dos soterrey rufo posaron dichosos ante las cámaras, se pasearon por entre las ramas más cercanas y hasta se acicalaron en la punta de un árbol. Este fue el espectáculo más hermoso de la caminata.
Aunque también hubo bellos encuentros en el camino, como el vuelo de un majestuoso gavilán variable y las curiosas poses que ofreció una gralaria rojiza en el santuario de los colibríes.
Los pajareros llevan cámaras con enormes lentes angulares, binoculares y larga vistas para captar, con extremo detalle, las danzas de las aves, sus cortejos y sus hermosos vuelos. Pero más que nada llevan paciencia, que es la clave fundamental para observar a los pájaros.
Hay que ser casi invisibles para que los pequeños habitantes del bosque no se asusten y hay que estar dispuestos a esperar varios minutos para divisarlos, aunque la paz del páramo andino es un elemento imprescindible para que las aves revoloteen cerca de las cabezas de los visitantes. En esta reserva no es muy difícil encontrarse con los pájaros, de hecho se puede encontrar una nueva especie cada cinco minutos, si es que se sabe mirar detenidamente.
Yanacocha es un lugar privilegiado, en el que se puede observar alrededor de 150 especies de aves, entre ellas 21 de colibríes que habitan en la zona. También es el hogar del zamarrito pechinegro, un colibrí declarado en 2005 como ave emblemática de Quito por ser de las más raras del mundo y de las que quedan tan solo 200 individuos en el país.
Esta reserva comprende una superficie de 964.000 hectáreas de bosques que protegen una gran biodiversidad de flora y fauna. El paisaje está dominado por un área de pajonales, bosque andino, polylepis o “árboles de papel”, así como plantas endémicas del páramo que son las que atraen a la mayoría de las aves para alimentarse y reproducirse.
En este lugar, no resulta extraño encontrarse con especies viajeras que se pueden observar en raras ocasiones, así como tampoco es extraño encontrar a cientos de pajareros extranjeros que caminan encantados por los senderos escuchando el canto de las aves.
En esta ocasión, durante tres horas de caminata, los pajareros pudieron observar 30 especies de aves entre ellas la frentiestrella alianteada, picocono dorsiazul, tiranillo barbiblanco, hemispingo superciliado, reina de anteojos, gralaria ondulada, jilguero encapuchado, tangara montana pechinegra y pinchaflor enmascarado, entre otras.
La mayoría de aves quedó inmortalizada en las cámaras, aunque de otras solo se escuchó sus cantos o se las vio en las ramas de un árbol lejano. Estas fotos se subirán después al flickr del COAQ.
Este grupo conformado por diez amantes de los pájaros continuará sus registros de aves en varios puntos del Distrito Metropolitano de Quito entre ellos el Zoológico de Guayllabamba, al que planean ir este domingo.
Daniel Arias, fundador del COAQ explica que el objetivo del grupo es fomentar la observación de aves dentro de Quito. “Queremos que los ecuatorianos se interesen y se apropien de su patrimonio natural, porque hay muchos avituristas extranjeros pero no muchos ecuatorianos”.
El COAQ organiza pajareadas para enseñar a la gente la diversidad de especies que existe en Ecuador, que son 1600 en total. Estas salidas se organizan a través de su página en Facebook: Aves Quito.
En Yanacocha, los turistas pueden disfrutan de tres horas de caminata a través de cuatro senderos que muestran la biodiversidad de la zona. Además, existen cuatro túneles de aproximadamente 30 metros de longitud que atraviesan la montaña y trasladan al público de un escenario a otro en pocos minutos.
La reserva está abierta de 07:00 a 15:30, de lunes a domingo. Los visitantes extranjeros pagan 15 dólares, los nacionales 3 dólares y los niños 2 dólares.
El camino hacia Yanacocha comienza en la intersección de la calle Machala y avenida Mariscal Sucre, al norte de Quito. Hay que cruzar el paso a desnivel de la Machala hacia el occidente con dirección a Nono hasta encontrar un desvío, en el que está un rótulo de la reserva.
Más de 30 especies habitan en el casco urbano de Quito
El COAQ realizó el Primer Conteo Urbano de Aves de Quito el pasado 3 de enero, en el que se registraron 132 especies de pájaros. En este participaron 52 observadores que fueron distribuidos en nueve rutas de observación de la capital.
El conteo se hizo dentro de un círculo de 24 kilómetros de diámetro de acuerdo a la normativa de AudubonSociety, organización que promueve los Conteos Navideños de Aves.
Los límites fueron El Condado (en el norte), el Parque Metropolitano del Sur (al sur), al Guagua Pichincha (al oeste) y Guangopolo y el Cañon del Río Chiche (al este). Adicionalmente se integraron tres zonas fuera del círculo que por importancia de especies y cercanía fueron tomadas en cuenta: Reserva Geobotánica Pululahua, Zoológico de Guayllabamba y el Jardín de aves de Puembo.
El círculo incluyó ecosistemas de páramo, matorral alto andino, bosque andino y bosque seco, siendo su punto más alto el Guagua Pichincha con 4400 metros sobre el nivel del mar (msnm)y el punto más bajo el Cañon del Chiche con 2300 msnm.
De las nueve rutas utilizadas para la observación, en la que más individuos de una especie se registraron fue en el reservorio de Cumbayá donde se observaron 343 ejemplares y 30 especies en total. En el parque de Guápulo se registraron 38 especies, pero es la reserva del Pululahua la que más especies alberga: 52 de las 132 que se divisaron en total.
El grupo planea hacer un conteo anual de las aves pero también organizar por lo menos unas salida del campo al mes para seguir encontrando nuevas especies viajeras así como otras aves endémicas.
En el casco urbano de Quito se pueden observar al menos 30 especies de aves. Gorriones, mirlos, tórtolas, quindes, quilicos, pájaros brujos, jilgueros, huirac-churos, congos, richas, tangaras, azulejos, colibríes… son algunas de las especies que se pueden encontrar en cualquier parque de la capital, a esto hay que sumarle las especies viajeras.