Según la clasificación 2019 de la Economist Intelligence Unit (EIU), empresa británica perteneciente al conglomerado de medios The Economist Group, que estudia anualmente el coste de la vida en grandes centros urbanos de todo el planeta, País, Singapur y Hong Kong comparten el dudoso honor de ser las ciudades más caras del mundo.
A Roxana Slavcheva, directora del trabajo, no le «sorprende» que París se encuentre presidiendo el podio de vencedores, y entre los diez primeros lugares desde 2003, aunque no es despreciable que haya adelantado seis puestos en el último año.
Otras ciudades europeas que aparecen en el ranking son Ginebra (5ª), Zurich (4ª) y Copenhague (7ª).
Para sacar la media, el estudio de EIU compara el coste medio de más de 160 artículos, productos o servicios (alimentos, artículos de higiene y limpieza, ropa, ayuda a domicilio, transportes, servicios públicos, etc.) de 133 ciudades perteneciente a 93 países.
Las ciudades de Londres y Manchester, que en 2017 habían descendido varios puestos en la clasificación a causa del Brexit, se han recuperado en parte en 2018 y 2019; lo que la autora del estudio explica por el hecho de que otras ciudades han retrocedido, consiguiendo plazas inferiores a las de años precedentes.
«Las ciudades del reino Unido son cada vez más caras para los consumidores locales aunque cada vez más baratas para los extranjeros, a causa de la debilidad de la libra esterlina», explica Slavcheva.
La volatilidad de las divisas tiene mucha incidencia en algunas ciudades: por ejemplo, el hundimiento de la libra turca ha provocado la caída de Estambul (48 puestos en un año) y Moscú (16 puestos) en la clasificación: «El aumento de la inflación en estos países ha tenido un impacto impresionante en el coste de la vida », precisa la autora del informe.
Caracas, en Venezuela, es en este momento la ciudad con el menor coste de la vida del mundo; le siguen Damasco en Siria, Tachkent en Uzbekistán, Almaty en Kazajastán y Bangalore en India.