La Comisión de Ética y Disciplina de Alianza PAIS (AP), partido que sostiene al Gobierno de Ecuador, ha sancionado a las asambleístas Paola Pabón, Gina Godoy y Soledad Buendía con la suspensión de un mes de sus derechos como miembros adherentes al movimiento, aseguró Galo Borja, vocal de la Comisión.
“Significa que pierden todos los derechos y ellas, por voluntad, van a dejar de participar en la Asamblea todo un mes, en el que va a venir el alterno”, dijo Galo Borja.
Según informa ANDES, las legisladoras fueron sancionadas porque el pasado 13 de octubre Pabón presentó una moción para despenalizar el aborto en caso de violación, propuesta que tuvo el directo respaldo de sus compañeras más otros 19 legisladores que no fueron involucrados en la lista de sancionados.
Galo Mora, secretario ejecutivo del movimiento oficialista, dijo en una entrevista a Gama TV que la sanción de las legisladoras no es por pensar diferente, porque eso no está prohibido en Alianza PAIS: “la sanción viene en función de no haber respetado expresos acuerdos a los que se llegó con los compañeros de las asambleístas (…) La primera desmitificación tiene que pasar porque no es un problema de conciencia, no es un problema de pensamiento libre, no es hacia allá donde se dirige la sanción, sino exclusivamente de procedimiento”, acotó Mora.
Virgilio Hernández, también asambleísta de AP, dijo que es necesario agotar debates internos dentro del movimiento y dar paso a una mayor profundización de la discusión en el pleno legislativo y calificó de inadecuada la decisión adoptada por el Comité de Disciplina.
La legisladora Ximena Ponce dijo que la situación por la que cruza PAIS les obliga a reflexionar los roles que tienen los niveles de dirección, tantos los nacionales como los locales: “Hay tomas de decisión que no corresponden únicamente al bloque, que corresponden también a espacios nacionales de tomas de decisiones que deben hacer que fluya la política a través de los diferentes espacios”.
Comunicado de Paola Pabón
La legisladora Paola Pabón, luego de haber iniciado su mes de sanción, remitió un comunicado público en el que indica que mantiene su militancia en defensa de los derechos de las mujeres y que continuará trabajando por igualdad de oportunidades del género femenino.
“He señalado que asumiré con militancia y coherencia la decisión de la organización política a la cual me pertenezco. En ese sentido, y una vez que he recibido la notificación de suspensión de un mes por parte de la Comisión Nacional de Alianza PAIS, acato y asumo esta decisión, por ello no realizaré ninguna declaración pública ni actividad política durante este tiempo”, sostiene el comunicado.
Asambleístas suplentes
Soledad Buendía fue la única de las tres sancionadas que acudió a la sesión plenaria de este martes, pero el motivo obedeció a que el pleno del legislativo rindió un homenaje a su hermano político Arturo Jarrín, líder del desaparecido grupo subversivo Alfaro Vive Carajo. Su suplente es Efrén Reyes.
El suplente de Gina Godoy es Eduardo Sánchez y de Paola Pabón es René Caza, quienes desde la sesión plenaria de hoy asumieron las funciones de legisladores.
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No bajen los brazos, es espectacular la tarea que estan haciendo para cambiar la vida de millones de mujeres que tienen tanto derecho como el resto de los seres humanos a conservar la vida. ADELANTE, MUCHACHAS!! Dios las bendiga ♥.
No sé si pueda existir algo más horrible para una mujer, que una violación. Y no se sí de ello resulta un embarazo, que otro puede ser menos deseado que ése, si no más bien aborrecido. En estos temas, tengo la impresión que vamos al revés, anacrónicos, en el caso de Chile me es nítido, que es mi país.
Recuerdo los años ’60, siendo niño oyendo conversar a los adultos, en que las mamás, las vecinas, las amigas, de todos los niveles sociales, se referían a sus propias experiencias de «raspajes» hospitalarios de una o más veces, con aflicción pero a la vez con cierta naturalidad, como algo común para la mujer en algún instante; se solidarizaban y aconsejaban unas a otras. Muchos años después vine a saber que el «raspaje» era el procedimiento terminal de un aborto, en un hospital y clínica de urgencia generalmente, luego de maniobras abortivas caseras u otras para interrumpir un embarazo en una mujer, practicadas en el hogar u otra parte, y que se habían complicado con riesgo vital para ella. El aborto estaba penado legalmente, pero los médicos, sin distinciones valóricas, en la disyuntiva de que la mujer por ello al agravarse no acudiera a un centro de salud de urgencia y muriera por una septicemia o hemorragias, simplemente fichaban otra causa de la atención, lo que todo el mundo sabía, incluyendo a policías de turno en las postas de urgencia públicas.
Es que también era cierto. Leyendo los diarios, eran frecuentes las noticias del caso de mujeres que por sí mismas, o con intervención de terceros, se habían realizado maniobras abortivas, con efectos gravísimos, pero por miedo a la penalización no iban a los hospitales en busca de ayuda clínica y morían; algunas luego de varios días desangrándose en silencio en sus propias casas.
Asimismo, las mujeres atendidas por «raspajes» ocupaban una o más salas de hospitalización completas, todos los días. Los «raspajes» consumían buena parte del tiempo del turno de un médico de urgencia, con frecuencia un caso tras otro, con el instrumental clínico adecuado producido por fabricantes de renombre del rubro correspondiente.
Por último, esta situación la escuché en conversación directa con él, descrita en los años ’80, por el Dr. Benjamín Viel, uno de los más grandes especialistas y expertos de la salud pública chilena, que en sus últimos años de actividad promovió la paternidad responsable y el uso de antinconceptivos.