El 18 de febrero se reestrena en París con copia restaurada “Peppermint frappé”, cuarto largometraje en la prolífica y brillante obra del director español Carlos Saura. Después del éxito internacional de “La caza”, Saura se afirma como un cineasta emblemático y político, portavoz de ese Nuevo cine español que en la década de los sesenta, siguiendo el camino abierto por Juan Antonio Bardem y Luis García Berlanga, buscaba romper con la acartonada y mediocre producción cinematográfica franquista.
Lidiando con las presiones de los censores, Saura se lanza con “Peppermint frappé” en la realización de una trilogia sobre el tema de la pareja, de las frustraciones y de la moral burguesa en la España de su época, en un momento en que el boom turístico empezaba a hacernos salir de los años más negros de la postguerra civil. La burguesia española en esa sociedad nacida del franquismo es observada por el cineasta a través de tres personajes de hombres insatisfechos y frustrados: un médico radiólogo en “Peppermint frappé” 1967, un arquitecto en “Stress es tres, tres” 1968 y un ingeniero en “La madriguera” 1969.
Geraldine Chaplin musa inseparable del mejor cine de Saura
En esas tres películas será Geraldine Chaplin su musa y su intérprete principal, iniciandose así una relación sentimental y profesional que se prolongará a través de las mejores películas de Saura, desde “El jardín de las delicias”, “Elisa vida mia”, “Ana y los lobos”, “Cria cuervos” momento culminante de gran éxito internacional, o “Mamá cumple cien años” que será su última colaboración en 1979. En “La Madriguera” Geraldine Chaplin participará también como coguionista junto a Rafael Azcona.
Desde su separación de Carlos Saura, como antes de su encuentro, Geraldine Chaplin prosigue su carrera internacional en los Estados Unidos y en Gran Bretaña con cineastas como Robert Altman, o James Yvory, pero así mismo en Francia, con Jacques Rivette, Michel Deville, Claude Lelouch o Alain Resnais. En España también los nuevos directores la siguen solicitando como Guillermo del Toro o Juan Antonio Bayona. Desde su primera aparición en “Candilejas” 1952, de su papá Charles Chaplin, con una abundante filmografía, Geraldine prosigue imperturbable su carrera a sus 70 años de edad.
En “Peppermint frappé” 1967, Geraldine Chaplin interpreta simultáneamente y con indudable brío dos papeles de mujer, una morena y una rubia, Ana y Elena, dos mujeres que son objeto de deseo y de la frustración de ese médico solterón, visiblemente reprimido por las normas morales de la sociedad en la que vive.
La dualidad y la confusión de personalidades de esas dos mujeres son por un lado la representación de la casta, triste y tímida enfermera española Ana, y por otro de la extrovertida, sexy y provocante extranjera Elena, casada con un antiguo amigo del médico. Un papel dual y un recurso cinematográfico nos hace pensar en la Kim Novak de “Vertigo”, la célebre película de Alfred Hitchcok.
José Luis López Vazquez , el talento de un actor popular
El casting de “Peppermint frappé” es en si muy significativo, pero es sobre todo interesante subrayar el papel a contra pelo del afamado actor cómico español José Luis López Vázquez (1922-2009), quien se afirma aquí con Saura en su vertiente dramática. Inmenso actor español que alcanzó una gran popularidad por sus papeles cómicos de típico español gruñón, reflejo de su época, eternamente enfadado y reprimido, fama que paradójicamente no llegó nunca al ámbito internacional. Su filmografía cuenta con más de doscientos títulos, que comprenden mucho cine alimenticio y un gran número de clásicos del cine español con cineastas como Bardem, Berlanga, Ferreri, Saura, o Armiñán.
Su carrera de actor empezó cuando tenía 17 años en el teatro universitario, debutando en 1946 como profesional en el Teatro María Guerrero de Madrid. Su vinculación con el cine vino primero como figurinista y diseñador de vestuarios, hasta que en 1951 Juan Antonio Bardem y Luis García Berlanga le ofrecen un papel en el reparto de “Esa pareja feliz”. Vendrán luego películas como “El pisito”, “El cochecito”, “Felices pascuas”, “ Atraco a las tres”, “Placido» o “El verdugo” que dan letras de nobleza a su comicidad.
Su popularidad le viene sin embargo en España mucho más de su trabajo cómico con Gracita Morales en lo que en la época solíamos llamar “españoladas” entre otras en las comedias de Mariano y Antonio Ozores. En 1967 es Carlos Saura quien le retira esa única etiqueta cómica ofreciéndole un papel drámatico de gran ambigüedad. José Luis Lopez Vazquez muestra por vez primera otras facetas de su talento de actor en ese papel de ambivalente médico radiólogo. “Peppermint frappé” marca así el pûnto de partida de una etapa decisiva en su interpretación.
A partir de ahí, mientras prosigue su carrera de cómico popular en cine, teatro y televisión, desarrolla José Luis López Vazquez paralelamente su colaboración con los mejores cineastas españoles, empezando por Carlos Saura en “El jardín de las delicias” o bien Pedro Olea en “El bosque del lobo”.
En esa gama de actor dramático recordemos entre sus mejores películas “La prima Angélica” de Carlos Saura, “Mi querida señorita” de Jaime de Armiñan, “Habla mudita” de Manuel Gutiérrez Aragón, “La colmena” de Mario Camus, o “La verdad sobre el caso Savolta” de Antonio Drove. En el género cómico destaquemos su fiel y brillante colaboración con Luis García Berlanga en “La escopeta nacional”, “Patrimonio nacional” o “Moros y cristianos”, sin olvidar su participación en “La corte del faraón” de Jose Luis García Sánchez.
Peppermint frappé de Buñuel a Unamuno
No faltan en “Peppermint frappé” las referencias explícitas del cineasta a su maestro Don Luis Buñuel, que hemos expuesto ya en un artículo anterior, con un homenaje bien explícito que incluye los tambores de Calanda y las referencias surrealistas y oníricas. Alusiones a nuestro pasado histórico y a esas dos Españas simbolizadas por un poema de Antonio Machado y por el personaje del aventurero que interpreta Alfredo Mayo. Emblemático actor del peor cine franquista de propaganda, que Saura utiliza como un verdadero símbolo, un detalle evidente para todo espectador que conozca un poco la historia del cine español.
Pero hay en la temática de “Peppermint frappé” una referencia menos evidente a primera vista, que es el tema de la envidia y de la insatisfacción. “La envidia nació en España, es la gangrena del alma española” decía don Miguel de Unamuno gran filósofo español cuya influencia en nuestro cine se reflejó también en obras como “Caudillo” de Basilio Martín Patino o “La tia Tula” de Miguel Picazo. Una frase que Saura recordaba en conversaciones con el reputado crítico de cine francés Marcel Oms.
En efecto, la frustración, la envidia y su obsesión por esas dos mujeres objetos de su deseo, van a conducir a quebrar la aparente y frágil amistad de infancia entre Julián y Pablo, con un imprevisible desenlace dramático. Julián confunde sus deseos con la realidad, los sueños se transforman en pesadillas, y el tratamiento realista se entrelaza así con la evocación onírica.
En un artículo que publicó en Francia en el momento del estreno de “Peppermint frappé”, señalaba Oms que conversando con el cineasta español en Perpignan, Saura le explicaba como en la creación de esos personajes se había inspirado sobre todo en la reflexión filosófica de Miguel de Unamuno sobre los celos y la envidia en el ser humano, y como en su voluntad de transgresión de la censura había hecho del personaje interpretado por Jose Luis López Vazquez un asesino, un español medio común y corriente, cuyo crimen quedaba impune: “Es la primera película española en la que el asesino no es castigado”, decía Saura.