Las autoridades chinas han reconocido hoy, 15 de diciembre de 2020, haber detenido a la periodista Haze Fan, quien trabaja en la agencia estadounidense Bloomberg News, acusada de poner en peligro la seguridad nacional, un cargo que suele ser sinónimo de espionaje.
Fan Haze fue detenida el 7 de diciembre por policías de la Oficina de la Seguridad Nacional de Pekín vestidos de civil. Los responsables de Bloomberg han manifestado estar «muy preocupados» por la suerte de la periodista.
Esta es de momento la última de una serie de detenciones y expulsiones de periodistas en China, como son los casos de Zhang Zhan, Chen Qiushi y Fang Bin, detenidos por informar sobre la epidemia de la COVID-19. Solo en los primeros seis meses de 2020 China ha expulsado a diecisiete corresponsales extranjeros.
En un comunicado hecho público el sábado 13, la Unión Europea (UE) pedía al gobierno chino la libertad de todas las personas detenidos en el marco de sus actividades, y decía que esperaba que Haze Fan pueda recibir asistencia médica «en caso necesario», así como «disponer de un abogado y tener contacto con su familia».
La UE, añade el comunicado, está firmemente resuelta a defender la libertad y el pluralismo de los medios de comunicación, así como el derecho a la información y la libertad de opinión.
En un informe titulado «Controlar, detener, suprimir: las denuncias en China bajo amenaza de expulsión», publicado el pasado marzo, El Club de corresponsales extranjeros en China (FCCC) subrayaba «una decadencia continuada de las condiciones de denuncia en China». El informe señala que a muchos periodistas extranjeros que trabajan en China les han quitado o negado el visado, o se han recortado sus posibilidades de trabajo.
La embajada de China en la UE ha respondido afirmando que Haze Fan es «sospechosa de dedicarse a actividades delictivas que ponen en peligro la seguridad de China», y que la oficina de la Seguridad del Estado de Pekín la ha detenido «conforme a la ley».
En la cuenta oficial de WeChat ha escrito que los derechos de Fan «están plenamente garantizados» y que se trata de «un asunto interno de China, ningún país u organización tiene derecho a intervenir».
Un despacho de la agencia EFE, recogido en varios periódicos españoles, informa de que el Club de Corresponsales Extranjeros de Japón (FCCJ) y otras asociaciones de periodistas de Hong Kong, Filipinas, Indonesia, Taiwan y Tailandia expresaron este martes en un comunicado conjunto su preocupación por la detención en Pekín de la periodista china Haze Fan, quien se encuentra «bajo investigación», según informó ayer Wang Wenbin, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China.
«Los clubes también se unen para expresar su alarma por los informes sobre el deterioro de las condiciones de los periodistas que trabajan para los medios internacionales en China», señala el comunicado.
Haze Fan, ciudadana china especializada en información económica, comenzó a trabajar para Bloomberg en 2017 y anteriormente hizo lo propio en medios como CNBC, CBS News, Al Jazeera y Reuters.
Las personas de nacionalidad china no pueden trabajar como periodistas para medios extranjeros y están limitadas al papel de «asistente de redacción». El nombre de Fan figura al final de muchas noticias de la agencia estadounidense por haber contribuido a su elaboración.
La detención de Haze Fan se produce meses después de la de una periodista australiana de origen chino, Cheng Lei, empleada de la cadena de televisión nacional CGTN. Otros dos periodistas australianos huyeron de China a principios de septiembre después de ser interrogados por la Policía sobre el caso de Cheng.