Si hubiera que cuantificar a las personas en relación con los metales preciosos, la actriz Pilar Bardem sería a partir de ayer un corazón de oro. Pero eso sí, un corazón de oro embutido en una mujer de hierro, parodiando a los antiguos sindicalistas de los tiempos de la Revolución Industrial que se dejaban la piel en la defensa de la clase trabajadora.
Y ello porque Pilar es, además de una gran actriz, maestra en el quehacer, una persona que se está dejando la piel a través de AISGE en la defensa del trabajo y del reconocimiento de actores, actrices y además especímenes de la conocida como farándula, trabajadores al fin y al cabo; un mundo este, el llamado de los artistas, del que solo se conoce la espuma, el “glamour”, el photocall y las pasarelas de ocasión, pero en el que miles de hombres y mujeres intentan abrirse camino en una profesión tan maravillosa como difícil. Son y siguen siendo, al fin y al cabo, los actores, esos cómicos de la legua que continúan, hoy como ayer, con sus carromatos de ilusiones, en el viaje a alguna parte.
Ayer hicieron –hicimos- un alto en el camino para rendir homenaje a una mujer que tanto ha dado al oficio y tanto tiempo lleva dejándose al piel pegada a la defensa del reconocimiento y respeto de la profesión. Son 15 años ya los que lleva Pilar Bardem como presidenta al frente de AISGE (Artistas, Intérpretes, Sociedad de Gestión), y en una fecha como ayer alrededor de unas 1200 personas nos reunimos en el Circo Price de Madrid para rendir homenaje a su labor, tanto artística como humana, al tiempo que poner de manifiesto una muestra de agradecimiento a la que tanto ha hecho por la profesión, sobre todo en los tiempos que corren…
El acto fue un a modo de parto o confabulación entre los hijos de Pilar, Mónica, Carlos y Javier Bardem, y la predisposición a organizarlo por parte de la Fundación AISGE, dando como resultado dos horas y media largas de “Una tarde de fiesta con Pilar”, el motivo principal de la reunión. Un acto en el que la actriz recibió el Corazón de Oro, una estatuilla creada para la ocasión por el artista Ángel Aragonés. Y también para recordarle que sigue siendo la misma, la de siempre, por lo que allí estaban amigos también de siempre como Miguel Ríos, porque ya se sabe que los viejos roqueros nunca mueren; y Víctor Manuel, Ana Belén, Joan Manuel Serrat, interpretando un total de once canciones de su espectáculo El Gusto es Nuestro. Y Luis Pastor, quien la noche anterior había escrito a su “Mariposa de noviembre” “… que no hay mujer más roja y más guapa en España”. O el cantante Asier Etxeandia, quien interpretaría el clásico italiano “Parole, parole”.
Entre los cientos de muestras de reconocimiento y agradecimiento, pudimos ver a través de las pantallas varias organizaciones artísticas de países latinoamericanos, porque Pilar ha colaborado también a favor del trabajo y reconocimiento de actores de estos países, en un momento en que hablamos un idioma común más que 500 millones de personas en el mundo.
Esa es Pilar Bardem, la actriz Corazón de Oro de la profesión, la mujer del hierro en defensa de una profesión con las dos caras de la moneda: la conocida del papel “couché”, de las revistas del músculo cardíaco, y sobre todo la otra, la gran desconocida, en la que cientos, miles de actores y actrices intentan abrirse camino. Una Pilar que sobre el escenario nos dejó unas pinceladas de lo que ha sido, es y seguirá siendo: “Esto no quiero tomármelo como una despedida –manifestó-. Estoy mala, pero me cuido y no quiero darles un disgusto a mis hijos muriéndome pronto. Sobre todo, porque he hecho una promesa: ¡quiero ver la Tercera República!”.
En su haber como la gran actriz que ha sido, atrás queda la larga trayectoria de una mujer que cuenta con 81 películas, 43 obras de teatro y 31 series de televisión. Pero junto a ello, y sobre todo, Pilar Bardem lleva en sus alforjas una gran actividad social pegada a su piel como mujer comprometida en defensa de la justicia y la solidaridad.