«Podemos» aglutina simpatías en Salamanca

Quienes conocen Salamanca saben muy bien lo costoso que resulta movilizar políticamente a sus ciudadanos.

Pablo-Iglesias-Podemos "Podemos" aglutina simpatías en Salamanca
Pablo Iglesias

Por eso, que una iniciativa como “Podemos” haya desbordado el aforo del salón de actos de la Facultad de Ciencias Sociales es tan noticioso como estimulante, aun sabiendo que los promotores del movimiento que lidera Pablo Iglesias están recibiendo este tipo de acogida entusiasta allá por donde pasan.

Ignorar esta realidad o silenciarla, tal como podemos consignar en los medios de comunicación dominantes, resulta significativamente grave y sintomático, pues todos cuantos se han acercado a interesarse por lo que “Podemos” representa como nuevo partido político, aprecian en sus postulados una alternativa que puede aglutinar a un amplio sector de la población desencantado, harto y hastiado de la gobernación protagonizada hasta ahora por los llamados partidos mayoritarios.

No ha querido tampoco este partido acudir con Izquierda Unida a la próxima convocatoria electoral de mayo, consciente de que, haciéndolo por separado, iba a ganarse críticas y reproches.

Respetando el sistema de primarias que prevalece en IU, donde los militantes eligen las listas, Iglesias ha querido que en lugar de una unión de siglas se dé una unión popular, en la que los ciudadanos puedan elegir libremente a sus candidatos en cada uno de los círculos de Podemos esparcidos por España: “Nos están robando la democracia y esto no es una cuestión de ideologías -dijo-, porque los derechos sociales son la base de la democracia. Privatizar la sanidad es destruir la democracia. Privatizar la educación es destruir la democracia. Entregar la soberanía del país al Fondo Monetario Internacional y al Banco Central Europeo es destruir también la democracia. Los que dicen que los tenedores privados de la deuda tienen prioridad sobre las familias que desahucian están destrozando la democracia. Por ello pedimos una auditoría pública de la deuda y el blindaje de los derechos sociales. Gamonal no fue un problema de derecha o de izquierda, fue un problema de todos que se resolvió con la victoria de los ciudadanos, dándonos con ello un ejemplo de lucha”.

Qué harán ustedes cuando tengan poder, preguntó uno de los pocos asistentes de edad avanzada que concurrieron al acto, entre una mayoría de jóvenes en torno a los 25 o 30 años: “Preguntarles a ustedes”, contestó Iglesias. “Mandar obedeciendo, con la posibilidad de revocar a aquellos representantes políticos que no cumplen con la razón del voto. Hacer una auditoria pública de la deuda. Establecer un parque público de viviendas con las viviendas vacías. Que los programas educativos y sanitarios sean elaborados por los respectivos profesionales del sector, movilizados a través de la Marea Verde y la Marea Blanca».

“¿Son ustedes anticapitalistas?”, inquiere un asistente de edad media. Iglesias replica aludiendo a la pestaña de la web de Podemos. “Cambiamos el ‘quiénes somos’ por el ‘qué hacemos’, conscientes de que solo somos lo que hacemos. Y lo que hay que hacer ahora ante un baño lleno de mierda, no es plantearse el cambio de color de los azulejos, sino el desalojo de la mierda. Y la mierda en España la configuran la casta política y la casta económica. Es preciso una reforma fiscal con medidas penales que combata el fraude fiscal, nada menos que el 23 por ciento de nuestro PIB”.

¿Corre el riesgo Podemos de convertirse en un partido personalista al estilo de UPyD?, pregunta un joven estudiante de veintitantos años. “Esa sería la mayor prueba de debilidad de Podemos -responde Iglesias-, porque nuestro objetivo es el empoderamiento de la gente a través de una democracia participativa. Venimos a demostrar que la gente puede participar en política. Que la política no es una cuestión de los partidos y puede ser una cuestión de los ciudadanos. Por eso en estas próximas elecciones europeas, cuyos resultados van a ser proporcionales, salimos a por todas, y esperamos a partir de ahora que llega la primavera contar con aforos más abiertos, para demostrar que nosotros metemos más gente que ellos porque somos más y mejores, y vamos a demostrarlo”.

El cronista tiene la impresión, tras saludar a Iglesias a la salida del acto y comprobar el grado de expectativas que despierta entre una juventud tan afectada por el desempleo o su amenaza al término de sus estudios, que los medios de comunicación dominantes están desdeñando con el silencio o la marginación todo un fenómeno social configurado en torno a Podemos. Nada que ver la España real que se agrupa en tono a esta iniciativa, animosa y pujante, con el avejentado régimen del 78 defendido por un bipartidismo decadente que huele a rancio y a caduco, incapaz de dar respuesta a más de la mitad de una parte vital de la población (57 por ciento) a la que se está dejando sin mañana. Parafraseando el verso de Miguel Hernández, esa juventud no puede seguir en el ataúd de la pasividad, la improductividad o el silencio.

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