Podemos: el partido de los abrazos

En línea con el bipartidismo que defiende y ha venido defendiendo hasta ahora según sean las tornas, el diario El País se ha puesto muy serio y ha suscrito un editorial en el que critica a Podemos bajo el titular El show de Podemos, donde expone que el Congreso no es un plató de televisión, despreciando con ello a más de cinco millones de ciudadanos que han votado a ese partido y que, posiblemente, aunque puedan disentir con el mismo en algunas de sus estrategias, lo consideran el más digno de cuantos integran el nuevo Parlamento español. Entre otras cosas, por lo que sigue y no cabe al parecer en ninguno de los shows que ha visto ayer el editorialista de El País porque forma parte de la vertiente emocional de los nuevos congresistas, y esta no es una fórmula mercadotécnica de ningún espectáculo.

Pablo Iglesias y Monedero se abrazan ante el Congreso de los Diputados

 

El 2 de mayo de 1879, Pablo Iglesias Posse funda el Partido Socialista Obrero Español en la taberna madrileña Casa Labra, muy próxima a la Puerta del Sol, con la asistencia de dieciséis tipógrafos, cuatro o cinco médicos, dos joyeros, un marmolista y un zapatero. El 12 de mayo de 1886 se publica el primer número del periódico El Socialista, fundado también por Pablo Iglesias. Un año antes había creado asimismo la Unión General de Trabajadores. En 1890 encabezó la primera manifestacion del 1 de mayo en la que se reclamó la jornada de ocho horas y el final del trabajo infantil. En las elecciones de 1910 obtuvo el primer acta de un diptado socialista en el Congreso.

Ignoro lo que pensaba el diputado Pablo Iglesias Turrión cuando ayer salió del Parlamento y se encontró con un grupo de manifestantes que celebraban su escaño y los de su partido -conformado en la Puerta del Sol- en la undécima legislatura del tiempo del 78, pero los abrazos y las lágrimas del secretario general de Podemos al encontrarse con Juan Carlos Monedero también son una novedad digna de glosa al inicio de un nuevo curso político. Es muy reconfortante encontrar entre los fundadores de ese partido una expresión tan intensa y espontánea de afecto, fruto sin duda de una cordial, larga e intensa amistad.

Quizá esas lágrimas hayan sido también un íntimo homenaje que Pablo Iglesias dedicó en su memoria a aquel abuelo socialista, Manuel Iglesias, que de seguro hubiera asistido muy conmovido y satisfecho al acto de toma de posesión de su nieto como congresista, al tiempo que contrariado por la actitud del partido fundado por Pablo Iglesias Posse, al que tanto admiró. Quizá sea conveniente leer los últimos párafos de su sinopsis autobiográfica, que Pablo Iglesias hizo pública en Villafranca de los Barros hace un par de meses:

«Tengo seis hijos, todos con carreras universitarias. Sigo tan pobre como cuando nací y lo único que odio en este mundo son las dictaduras, lo mismo las del sable que las del partido. Mi libertad termina donde empieza la tuya y viceversa. Socialista humanista antes y ahora… Aquí estoy otra vez. Mi lucha en la clandestinidad arranca de 1946 y poseo, de esa fecha, el carnet nº 17. Ahora, se me nubla la vista cuando veo a tantos jóvenes y no jóvenes, arrogantes y en posesión de la verdad –”su verdad”-– de ambiciones personales. Ha vuelto a surgir el mito de Eróstrato. Éste incendió el templo de Diana para pasar a la historia; en este momento de España, los advenedizos matan a su madre para salir en los periódicos y ser jefecillos de facciones. Hay mucho impudor y desvergüenza. De los líderes actuales conocí a muy pocos en la clandestinidad, de los candidatos que presenta el P.S.O.E. renovado sólo conozco a nueve que actuaron entre los años 1946 y 1960».

«No ataco a nadie –termina Manuel Iglesias, quien escribió esa nota antes de fallecer en 1986 y al que su nieto conoció únicamente de niño-, sólo hago una confesión sincera, cuyos extremos puedo probar fehacientemente. Una confesión de socialista de 1929, año en que fundamos la casa del Pueblo de Villafranca de los Barros Saborit, Lucio Martínez y el que suscribe».

Unos se frotan las manos al llegar al Congreso y otros nos emocionamos, decía ayer en un tuit Pablo Echenique. Es lo que por ahora el común de la gente va percibiendo, tanto en los abarrotados mítines de Podemos durante la pasada campaña electoral como entre sus jóvenes diputados el primer día de su ejercicio.

Hay que vivirlo como un aliciente más, y no baladí, del nuevo periodo lesgislativo que empieza. Hacía mucha falta esa humanísima y humanizadora emoción, por parte además de quien es un investigador de la ciencia política, para contribuir también con ese sentimiento a dar un golpe de caducidad efectivo a la avejentada, hueca, falaz y desprestigiada vida política española, que el diario El País nunca ha tenido a bien cuestionar en sus editoriales con el rigor que se merecía e hizo posible el afloramiento y exitoso respaldo electoral de Podemos.

1 COMENTARIO

  1. Todo está bien en el feliz abrazo, pero que no me partan a España en 4 o en 5 partes como pretende el Sr. Iglesias, es como los romanos, divide y vencerás, lo cual las multinacionales aprovecharán como aves de rapiña y así estamos a la greña, ya podemos ver como Cataluña dirá si quieren ir por tren o carretera a Francia, Suiza o cualquier otro País, pues a pagar el triple de impuestos y pondrán piedras en el camino al trasporte de mercancías, y de españoles nada les quedara, y un sopapo al que recuerde que es español

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