Robert Foster y Bill Waller, candidatos al puesto de gobernador del estado de Mississippi, no quieren encontrarse a solas con una periodista. La excusa: su fe cristiana, según cuenta Claire Levenson en el digital francés Slate.
Robert Foster, candidato republicano a gobernador de Mississippi, se negó recientemente a que la periodista Larrison Campbell, del diario Mississippi Today, hiciera el seguimiento de su campaña argumentando que, como tiene que seguirle durante días enteros, será inevitable que en algún momento se encuentren a solas, situación que resulta «inaceptable» para Robert Foster porque, como explicó durante una entrevista en la radio local, es «cristiano conservador: los demás candidatos están acompañados de periodistas hombres, eso es una situación diferente (…) Se darían muchas situaciones comprometedoras que quiero evitar».
El equipo de campaña de Robert Foster ha propuesto a la periodista Larrison Campbell que acuda a seguir al candidato acompañada por un colega masculino ya que el candidato quiere evitar «que la presencia de una mujer a su lado pueda dar lugar a cotilleos». En sus explicaciones a la periodista, el responsable de la campaña de Foster mencionó el movimiento #Metoo y dijo que «dentro de diez o quince años alguien podría acusar a Foster de agresión y no tendría ningún testigo que pudiera protegerle».
Ante las acusaciones de sexismo, formuladas en diferentes medios de comunicación que han recogido el asunto, Foster ha replicado confundiendo churras con merinas: «Como anticipé, la izquierda ha perdido la cabeza porque no quiero estar a solas con una mujer. No puede entender que, incluso en 2019, quedemos personas que valoramos la relación con nuestra esposa y respetamos la fe cristiana».
La semana anterior Bill Waller, otro candidato a gobernador del estado de Mississippi e igualmente republicano conservador, explicó que es «de sentido común» no querer estar a solas con una mujer que no es su esposa: «Creo que en nuestros días las apariencias y la transparencia son importantes».
Esta regla, asegura la periodista de Slate, que está inspirada en las enseñanzas del pastor Billy Graham – un evangélico baptista furibundo anticomunista amigo de poderosos y políticos, entre ellos Richard Nixon y Lindon Johnson, conocido como «el pastor de América», una estrella del «evangelismo electrónico, tan famoso como Elvis Presley o Marilyn Monroe», que amasó un imperio con las colectas de sus predicaciones durante más de cincuenta años, fallecido a los 99 años de Parkinson y un cáncer en 2018-, la sigue también el vicepresidente de Estados Unidos Mike Pence.
En 2016, cuando era gobernador de Indiana, un periódico local trazaba este retrato suyo: «Durante sus doce años en el Congreso, Pence seguía algunas reglas para evitar las tentaciones de infidelidad, e incluso los rumores inconvenientes. Entre otras cosas, exigía que fueran hombres los ayudantes que tuvieran que trabajar hasta tarde con él, jamás comía solo con una mujer que no fuera la suya, ni acudía sin Karen a ninguna velada en la que se sirviera alcohol».