La Asamblea General de Naciones Unidas declaraba en el año 1933 el día 3 de mayo como Día Mundial de la Libertad de Expresión, una de las libertades de las que gozamos sin dudas las sociedades democráticas. Máxime para los que hemos hecho de la palabra, del verbo escrito, nuestro modo de trabajar, de vivir. Pero llegados a este punto uno podría preguntarse si en aras de esa libertad de expresión vale todo, y si no debería existir un punto donde esa libertad se tope con el respeto a los demás, ya sean individuos, creencias, formas de pensar, etcétera.
Lo digo porque de un tiempo a esta parte, y en aras al parecer de esa libertad de expresión, estamos asistiendo a una serie de hechos, cosas y expresiones que en ocasiones rayan en el insulto, la más absoluta falta de respeto hacia personas, creencias o instituciones, y que, al parecer, para algunos resultan de lo más normal, porque forman parte de esa liberad de expresión que pregonan y ante la que, cabe pensar, vale todo. Está sucediendo tanto en el campo religioso como en el político, e incluso en el de los medios de comunicación, sector humor, por lo que conocer algunos hechos en torno al uso de esa libertad de expresión ayudarán al lector a comprender de qué se está hablando, en este caso escribiendo.
En el ámbito religioso, y dicha sea la cosa desde la óptica de un agnóstico practicante, me llamó la atención el hecho de que en los pasados carnavales de Las Palmas de Gran Canaria se proclamara ganadora absoluta una llamada Drag Queen con un número transgresor referente a la Virgen María y a la crucifixión de Jesucristo. Todo ello, a ritmo de “Like a preyer”, de Madonna. La susodicha Drag se alzó con el primer premio según leo en una crónica “por la estética rompedora de un drag crucificado, con su corona de espinas y su lanzada en el costado”. Todo ello retransmitido en directo por Televisión Española como la cosa más normal.
Que sepamos algunos, la Virgen María es considerada como madre de Dios por más de mil millones de personas en el mundo, y si bien es cierto que vivimos en un país aconfesional, cabe pensar que los creyentes cristianos merecen un respeto, como lo merecen los musulmanes, judíos, budistas, ateos o agnósticos. Las creencias son cosa de cada individuo, pero el respeto debe ser mutuo. Ante el éxito obtenido por la citada y considerada como “reinona” drag, cabría pensar si el próximo año no se montará un número con personajes históricos como Jesús, Mahoma, Buda y Confucio, todo ello aderezado con un poco de hinduismo y judaísmo para dar mayor realismo al espectáculo.
En el ámbito político, y en cuanto a la libertad de expresión se refiere, tenemos ejemplos para dar y tomar, pero simplemente uno pondrá al lector sobre la pista de lo que se lleva y defiende por parte de algunos que además ostentan cargos políticos. Sin ir más lejos, en las pasadas fiestas de San Isidro, de Madrid, los componentes del grupo musical de rap Émbolo gritaron desde un escenario que “se cagaban en la puta madre de todos los policías municipales”. Si bien el hecho en sí ya es lamentable, lo que resulta más inconcebible es que para la concejal presidenta de las juntas de Arganzuela y Usera, Rommy Arce, de Ahora Madrid, de insultos nada de nada, ya que “se realizaron encima de un escenario, en el transcurso de una performance, amparada por la libertad de expresión y en el marco de una actuación provocadora”. Visto lo visto, cagarse en la puta madre de los policías municipales de Madrid forma parte, pues, de esa libertad de expresión que algunos pregonan.
El tercero de los ejemplos de que al parecer para algunos vale todo en aras de la libertad de expresión lo tenemos en el ámbito de algunos medios de comunicación, concretamente dos dedicados al humor, como son las revistas humorísticas El Jueves y Mongolia. Vaya por delante mi defensa del humor, género que he practicado durante muchos años a través de textos y collages en distintos medios de comunicación. Pero ello no obsta para que me hayan llamado la atención dos portadas de dichas publicaciones aunque, imagino, forma parte “de la libertad de expresión” y yo ande un poco trasnochado.
La primera de ellas pertenece a El Jueves, que dedicaba su número 2076 a un ESPECIAL ¡HIJOS DE PUTA! Así, como suena. Y según la citada revista se trataba de 92 páginas de risa en defensa propia. Entre estos “hijos de puta”, según le mencionada revista, aparecían en portada personajes como Felipe González, el rey emérito Juan Carlos, Aznar, Rato, Rajoy, María Dolores de Cospedal, Undangarín, la infanta Elena, Montoro, Trump, Bárcenas, Rosell, De Guindos, algún obispo y los periodistas Inda, Maruhenda, Juan Luis Cebrián y algunos más.
Todo ello, como es lógico, en aras de la libertad de expresión que algunos pregonan y utilizan a su antojo como patente de corso, aunque algunos, tal vez de la vieja escuela, seguimos preguntándonos si para hacer humor hay que llamar hijo de puta del primero que te venga en gana. Ya en páginas interiores, en la sección Las edades de hijoputismo, cuando se llega a la vejez, se dice textualmente de esta etapa de la vida a la que algunos estamos llegando: “Todo está mal, nada es de su gusto. Los viejos son hijoputas por naturaleza porque se vuelven egoístas, amargados, racistas, fascistas y, lo peor de todo, votan a hijos de puta”.
La otra publicación definida como humorística lleva el nombre de Mongolia, la cual, dedicó su número de abril a un especial Semana Sábana Santa. Parodiando la campaña Hazte Oír, dicha publicación presenta a un Jesucristo fumándose un porro, mitad hombre, mitad mujer, mitad vestido, mitad desnudo, con una teta de la parte de mujer fuera, y con mensajes tan elocuentes como “Dios tiene pene”, “Dios tiene vulva”. Todo ello poniendo en aviso a sus lectores de “Que no te engañen”, porque “Si Dios está en todos nosotros representando a la Humanidad por completo, y la Humanidad tiene penes, vulvas o las dos cosas, Dios podrá tener un pene, una vulva o inclusive las dos cosas. Al final solo son penes, solo son vulvas, o las dos cosas…”. Como verán, todo muy ilustrativo, y lo que es más interesante, en aras de la libertad de expresión.
Una libertad de expresión que a la altura de nuestros días cada cual emplea como le viene en gana, porque al parecer vale todo. Defendiendo esa libertad de expresión, algunos seguimos pensando que la libertad de cada cual termina donde comienza la libertad de los demás. Pero claro, eso debe ser cosa de otros tiempos…
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