Recién concluido el grave conflicto de la recogida de basuras, a los madrileños se nos viene encima otro conflicto de innegable gravedad: la inminente huelga planteada por los trabajadores de la lavandería central del Servicio Madrileño de Salud como respuesta a la adjudicación a dos empresas de la gestión privatizada de la citada instalación.
Carlos Barra Galán
A fuer de ser repetitivo, debo reiterar que la privatización de la lavandería es un paso más en el desmantelamiento de la sanidad pública y sus instituciones llevada a cabo por los gobiernos del PP en la Comunidad de Madrid desde la llegada a la Presidencia de la Sra. Aguirre.
Como en los restantes procesos privatizadores anteriormente llevados a cabo en la sanidad madrileña, no se privatiza la gestión de la lavandería porque sus resultados con la gestión pública fueran malos e ineficientes, tampoco se fundamenta con datos objetivos y fiables el ahorro que dicen los responsables sanitarios va a generarse con la privatización; la lavandería central ha prestado unos servicios satisfactorios durante muchos años con unos estándares de calidad muy aceptables y ahora se privatiza exclusivamente porque el PP siente aversión a todo “ lo público” y sólo pretende garantizar jugosos beneficios a empresas privadas que prestan los servicios sin ningún tipo de control sobre la calidad de los mismos.
Más en este proceso se produce un hecho que muestra claramente el carácter antisocial de la política del gobierno regional del PP. Me explicaré:
Las condiciones que la Consejería exigía en la resolución de la convocatoria de licitación comportaba la obligatoriedad de subrogación de todo el personal por parte de las empresas adjudicatarias, cuestión lógica y habitual en estos procesos, pero como contrapartida obligaba o facilitaba que se aplicase a esos trabajadores subrogados el convenio colectivo del sector lo que llevaba a bajadas salariales por encima del 40% en salarios medios en el entorno de los 1000 euros; esa reducción salarial lleva a muchos trabajadores y sus familias a niveles de pobreza inasumibles; ante tal agresión los trabajadores se han movilizado, han registrado una convocatoria de huelga y han mostrado su voluntad de mantenerse firmes en defensa de sus derechos.
Una vez más el gobierno regional agrede muy duramente a los trabajadores del sistema público de salud a través de decisiones políticas de marcado carácter antisocial y reaccionario; su forma de ejercer el poder nos muestra a la rancia derecha de siempre, a la derecha que históricamente ha sido un freno al desarrollo y progreso de España apoyándose en empresarios sin ningún espíritu innovador que sólo pretenden beneficios rápidos y fáciles a costa de someter a los trabajadores a salarios de miseria.
En estos años de gobiernos del PP en la Comunidad de Madrid hemos asistido a una gestión sanitaria salpicada de irregularidades y despilfarros, hemos vivido la mayor agresión a la profesión médica llevada a cabo por un responsable político, la del Sr. Lamela a los profesionales del hospital Severo Ochoa; hemos conocido la fragmentación anómala de los concursos en la mayoría de Consejerías (también en Sanidad), están imputados dos exconsejeros (Lamela y Güemes) por indicios de haber cometido delitos graves en los procesos privatizadores llevados a cabo en sus mandatos y se ha destrozado la organización y estructura de un sistema sanitario, el madrileño, que era de enorme calidad. Todo ello sin asumir ninguna responsabilidad política.
Es por todo lo expuesto anteriormente por lo que en mi opinión la lucha que han comenzado los trabajadores de la lavandería central merece recibir el apoyo solidario de todos los profesionales y trabajadores del sector , asimismo sentir el respaldo a sus justas reivindicaciones por parte de una ciudadanía que ya está sufriendo en sus carnes los recortes de prestaciones y las carencias que los centros públicos presentan como consecuencia de la política del gobierno regional.
Sólo una firme respuesta unitaria de todos los trabajadores puede evitar su condena al paro o a salarios miserables. SÍ SE PUEDE.
Los trabajadores del servicio de basuras de Madrid lo han demostrado