La bronquiolitis aguda es una enfermedad muy frecuente en la infancia y supone la causa más habitual por infección respiratoria aguda de vías bajas en niños menores de dos años. Este proceso se desencadena tras un proceso catarral de rinitis, tos, fiebre y, muchas veces, se confunde con el asma. Existe un repunte de bronquiolitis en esta época que afecta al 13 % de los infantes.
Esta enfermedad es una inflamación de la vía aérea pequeña de etiología vírica y causa una dificultad respiratoria que va acompañada de crepitantes y sibilancia. Las hospitalizaciones pediátricas están muy habituadas a recibir bebés con bronquiolitis que suelen cogerlo normalmente por el frío entre los meses de epidemia, de noviembre a marzo. Se transmite por contacto con las secreciones respiratorias de las personas infectadas, o también por contacto con las superficies de objetos contaminados.
Esta enfermedad es complicada cuando los bebés tienen menos de seis meses, también en niños con enfermedad pulmonar crónica, broncodisplasia pulmonar, cardiopatía congénita o inmunodeficiencia, y son factores de riesgo la estancia en guardería, el tabaquismo, y el bajo peso al nacer. Otros virus responsables son rinovirus, adenovirus, metapneumovirus, influenza virus, parainfluenza virus, enterovirus y bocavirus. Entre el 9 y el 17 % de los casos tienen coinfección viral y se ha descrito con mycoplasma pneumoniae.
El virus sincitial respiratorio es directamente el principal patógeno, seguido del virus parainfluenza, que se encuentra involucrado en la etiología de la bronquiolitis y se incuba entre dos y ocho días, y presenta replicación en el epitelio de la nasofaringe. La bronquiolitis requiere hospitalización si no se recupera en 28 días. Se resuelve sin complicaciones en la mayoría de los niños y en el caso de ser severa, requerirán hospitalización.
Actualmente los pediatras recalcan que la bronquiolitis no se cura con broncodilatadores ni con los corticoides que se recetan para el asma. Solamente es eficaz el tratamiento de soporte de los antibióticos. Hasta la fecha era tratado como asma, pero no responden igual.
Es muy importante realizar lavados nasales para limpiar las secreciones del bebé y fraccionar las tomas para que aunque coma más veces, ingiera menos leche de golpe, de forma que no vomite. También les ayuda mantener la cabeza ligeramente incorporada y añadir antitérmicos si sube la fiebre.
Al ser una infección vírica, las familias piden medicamentos para aliviar el dolor del bebé, pero los pediatras insisten en la ineficacia de los mismos y no es conveniente sobremedicar si no hay necesidad. Lo que sí es necesario es mantener la humedad de la habitación con un humidificador, hay que lavarse las manos cada vez que se manipule al bebé, y evitar que esté expuesto a humo o a tabaco. No existen vacunas ni ninguna forma de prevenir la bronquiolitis, si bien, el bebé no debe estar en contacto con personas mayores enfermas y hay que evitar llevarle a la guardería, en donde puede volver a reinfectarse.