Rusia consiguió un acuerdo de paz entre Armenia y Azerbaiyán, en disputa por el enclave de Nagorno Karabaj, tras 45 días de guerra. El acuerdo de nueve puntos es una versión actualizada conforme, con la actual situación tras los últimos combates, del llamado plan Lavrov que presentara hace semanas Moscú a ambas partes.
El derribo de un helicóptero ruso por los azeríes y la caída de Susha, la capital espiritual de Artsaj en manos de Azerbaiyán, y a tan solo once kilómetros de la capital, Stepanakert, precipitaron el acuerdo de paz.
El acuerdo supone mantener las posiciones actuales por lo que Azerbaiyán recupera las siete provincias que rodean el enclave de Nagorno Karabaj –las tres, Agdam, Kalbajar y Lachín, que no controla serán devueltas por Armenia antes del 1 de diciembre- y controla un treinta por ciento del territorio, mientras el resto, incluida su capital, sigue controlada mayoritariamente por Armenia.
El alto al fuego es inmediato. Se intercambiarán prisioneros y caídos en combate. Los 45 días de combates han dejado un balance de más de cinco mil muertos.
También, los refugiados y desplazados internos retornarán a Artsaj por parte armenia y las regiones aledañas, por parte azerí, «bajo control del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur)».
A lo largo del corredor de Lachin que enlaza Nagorno Karabaj con Armenia se garantiza la comunicación que será vigilada por un contingente de paz de Rusia de casi dos mil militares, que incluirá noventa vehículos blindados de transporte y 380 unidades móviles y otros equipos especiales, que creará un centro de mantenimiento de la paz. Las fuerzas rusas estarán cinco años en la zona, ampliables a otros cinco, si ambas partes están de acuerdo.
En tres años se creará un nuevo corredor de tráfico entre la capital de Nagorno Karabaj, Stepanakert, con Armenia y también se desbloquearán los enlaces económicos y de transporte entre Azerbaiyán y la región autónoma de Najivechán, por lo que circularán ciudadanos, vehículos y mercancías en ambas direcciones. El control de los transportes estará a cargo de las fuerzas rusas del servicio de fronteras.
El primer ministro armenio, Nikol Pashinián, calificó los términos del acuerdo como «muy dolorosos para mí y para nuestro pueblo» señalando que se adoptó siguiendo las recomendaciones del Ejército.
Mientras, el presidente de Artsaj (Nagorno Karabaj), Araik Harutiunian sostuvo: «si las hostilidades hubieran continuado habríamos perdido todo Artsaj en días».
En descontento por la firma del acuerdo, numerosos armenios asaltaron en su capital, Ereván, el Parlamento e incluso agredieron a su presidente, al grito de «no entregaremos la tierra». Mientras, en Azerbaiyán se ha considerado el acuerdo como una victoria.