Después de un verano de mucho susto, con puertas que se cierran y ventanas que se abren a ninguna parte (tres fueron las salas que echaron el cierre, nombro por orden alfabético: Arenal, Arlequín, Garaje Lumière), parece que lo del Teatro Arenal y Garaje Lumière es irreversible.
Del Arenal, si tenemos en cuenta el testimonio de los últimos actores que allí representaron, no quedan ya ni las butacas, todo ha sido arrancado y sacado del lugar que ocupaba. Tan sólo las carátulas de los últimos espectáculos de éxito siguen pendientes del dintel de la fachada como para recordarnos lo que allí hubo.
No sé por cuánto tiempo seguirán así, pues aún veo con toda claridad en mi memoria de barrio cómo del Teatro Real Cinema, en la Plaza del Isabel II, colgaron durante dos años las efigies en cartón de los preciosos figurines de El lindo Don Diego, por la Compañía de Fernando Conde. Como publicidad no está mal.
Del Garaje Lumière, que nunca tuvo butacas sino enormes tablones por asientos y respaldos, no sabemos qué pueda quedar en pie sino el recuerdo de las obras de calidad allí representadas. Que lo fueron, y muchas.
Por el contrario, y vamos con las buenas noticias, parece seguro que, al llegar septiembre, habrá buenas nuevas para Madrid en lo que a salas y espacios teatrales se refiere, pues el Teatro Arlequín, tras lo que sólo parece haber sido el parón vacacional del verano, cambia de manos y reabre sus puertas en septiembre con nuevos propietarios y nueva dirección, al mismo tiempo que una nueva sala, la sala Quevedo, se abre por primera vez en Bravo Murillo 18 (Chamberí), en el mismo lugar donde, hasta hace muy poco, había una tienda de colchones. Ello se debe a la iniciativa del joven empresario Luis Antonio Rodríguez, hijo de actor.
Si hacemos caso de los artículos publicados por ABC y El País respectivamente, ambas salas retomarán la actividad a lo largo del mes de septiembre. Así que parece que el Arlequín va a seguir abierto después de un cambio de dueños y gestores al pasar a manos de la Compañía Jamming especializada en improvisación. Esta compañía ya había tenido experiencias en el Arlequín con llenos esplendorosos y parece que el local estaba destinado a ser gestionado por ellos. Según puede leerse en El País, la reapertura tendrá lugar durante este mes de septiembre, aunque hasta finales de octubre o principios de noviembre no será la inauguración oficial. Así lo asegura Lolo Diego, uno de sus miembros, quien dice estar lleno de proyectos.
El escenario gestionado hasta ahora por la actriz Emma Ozores, cerró a finales de junio por motivos económicos, por lo que Jamming estudia diferenciarlo de la anterior línea de espectáculos. Para ello, quiere incluso ponerle un nuevo nombre (La Strada o Línea 13, se barajan) que tal vez se añada al que ya tiene.
Por su parte la Sala Quevedo, si todo se cumple, abrirá este próximo día 17 con una comedia de Moncho Borrajo, Las cortesanas, ambientada en el XVI, que se alternará en días y horarios con El amor es para siempre y los fines de semana con la ópera infantil El juego de Verdi.
Buenas noticias para los amantes del escenario en vivo y en directo. Lástima que el teatro no esté subvencionado, como en otros países pobres como el nuestro, y falten espectadores porque no tienen dinero para pagarse la entrada.