Imposible imaginar a algún gobernante de cualquier país democrático, presumiendo que desaparecería la agencia nacional de noticias.
Pero como acá estamos locos, el presidente López Obrador anunció que la cerrará y su directora Sanjuana Martínez, se manifestó encantada.
Y como además de arbitrarios son ignorantes, se toparán con las leyes porque dejó de ser empresa paraestatal en 2006, último año del gobierno de Vicente Fox, quien por decreto de ley la convirtió en Agencia de Noticias del Estado Mexicano con autonomía de gestión y patrimonio propio.
Fundada por el presidente Gustavo Díaz Ordaz en 1968, con participación mayoritaria del gobierno, fue fundamental para proveer información a medios que no podían pagar servicios de agencias extranjeras.
Y no es la primera vez, que se quiere eliminar; el periodista José Antonio Aspiros, funcionario de la agencia durante veintiocho años, documenta ampliamente en su libro Notimex: la imagen ’sexenal’ de México en el mundo, otros intentos y la lucha de sus directivos por conservarla.
Con motivo del anunciado cierre, Raymundo Riva Palacio escribió en su columna Estrictamente Personal del pasado 17 de abril: «cuando Carlos Salinas ganó la elección presidencial (1988) en un proceso lleno de opacidad y sospechas de fraude, su equipo vio la necesidad de legitimarse y la información fue una vía para hacerlo».
Y agregó, que aun sabiendo que había votado por el candidato opositor Cuauhtémoc Cárdenas, se le pidió dirigir Notimex.
Con Riva Palacio terminó la censura, se incrementó el presupuesto y abrieron corresponsalías y por primera vez, se publicaron actividades políticas de la izquierda.
Escribo ahora sobre el tema, porque es curioso que Felipe Calderón presidente de México de diciembre 2006 a 2012 y uno de los personajes más odiados por AMLO, tenga con él en común hasta la tirria a Notimex.
Ambos son iracundos, incultos y rencorosos, han mentido sobre crímenes y casos policíacos, ocultado convenios con Estados Unidos, usado dinero y tribunas públicas para premiar o castigar periodistas y violado el derecho de los mexicanos a la información veraz.
Fui articulista de Notimex once años por invitación del doctor Jorge Medina Viedas, su director entre 1994 y 2000, y advertí que los dos presidentes derechistas Fox y Calderón, fueron nefastos para la agencia.
Fox cerró espacios, quitó colaboradores tan prestigiados como Adolfo Sánchez Rebolledo, prohibió temas que no iban con «su» moral y desconoció contratos laborales eliminando salarios «solo por unos cuantos meses, mientras Notimex se estabiliza» se dijo, pero fue mentira porque los distribuyó entre amigos.
Peor fue Calderón
Lo traté en 1995 cuando hacía campaña para gobernador de Michoacán, donde yo era corresponsal de La Jornada, en plazas semivacías.
La hacía de mala gana, sabiendo que no ganaría por la tradición izquierdista del estado y porque teniendo poco de casado con Margarita Zavala, prefería pasar más tiempo con ella que estaba embarazada de su primera hijita.
Lo volví a ver en 2006 cuando, como presidente electo, fue a Chile donde vivía yo con Matías; me dio su teléfono y correo electrónico personales «por cualquier cosa que llegues a necesitar».
La necesité en febrero de 2007, porque Notimex no publicó un artículo en el que lo cuestionaba por no respetar el decreto de 2006 que entre otras cosas estipulaba que el Senado debía nombrar a su director.
A mis reclamos sobre la censura, había respondido Adrián Gamal a nombre del director Aurelio Bueno, aduciendo «tenemos instrucciones desde lo alto» de no tocar el asunto.
Pensando que se pasaban de serviles y Calderón no tenía idea de que violaban su promesa de respetar la libertad de expresión, le escribí relatando lo sucedido.
No me contestó él, lo hizo la Secretaría de Gobernación por correo postal que tardaba meses en llegar.
Aburrida de esa lenta y ambigua correspondencia, entendí que no era que en la presidencia no supieran manejar Internet sino que buscaban deshacerse de mí al estilo panista, a lo mustio, y decidí que debían hacerlo de frente y sin disimulos.
Por lo que durante 34 semanas seguí mandando artículos y Notimex publicándolos sin censura.
Pero como vivía lejos y no podía ir a cada rato a reclamar, violaban mis derechos laborales, la Secretaría de Gobernación se ufanaba de que no me censuraban y algún funcionario rateaba lo que no me depositaban.
Finalmente, en junio de 2008, recibí una carta del subdirector Alfonso Millares avisándome que debía suspender «temporalmente», mis envíos.
Al poco tiempo Millares fue cesado y demandado por malos manejos.
Como el coraje suele desatar la lengua, al ser entrevistado por Ruth Esparza Carvajal subdirectora de la revista Etcétera, denunció que Notimex vetaba todo lo que afectara imagen e intereses de Calderón.
Y que «por pegarle al presidente» y «ser una periodista muy aguerrida» le ordenaron correrme y para que no se notara que era únicamente yo la despedida, debió cesar a todos los articulistas.
Así fue como en tiempos de Calderón, Notimex quedó sin la opinión de más de treinta inteligentes colaboradores.
Ojalá en tiempos de AMLO, México no pierda a Notimex.