La Fundación SGAE informa de que el Premio Max de Honor 2019 ha sido otorgado por unanimidad a la actriz Concha Velasco por ser una figura clave en la historia de las Artes Escénicas.
El comité organizador de los Premios Max ha resaltado su vasta trayectoria como intérprete y la ha destacado como figura pionera del teatro musical español y su compromiso con la figura femenina.
Tras conocer la noticia, la actriz ha declarado recibir el premio “ilusionada y con un enorme respeto por lo que significa”.
La intérprete recibirá el galardón el próximo 20 de mayo de 2019 en el Teatro Calderón de Valladolid durante la ceremonia de entrega de la XXII edición de los Premios Max de las Artes Escénicas que organiza la Fundación SGAE con la colaboración del Ayuntamiento de Valladolid y la Fundación de Universidades y Enseñanzas Superiores de la Junta de Castilla y León.
Biografía de Concha Velasco
Concepción Velasco Varona nació en Valladolid en 1939, ciudad de la que recibió la Medalla de Oro y en la que ostenta una calle con su nombre. Actriz de teatro y cine, cantante, bailarina y presentadora de televisión, ha participado en más de ochenta películas y en una treintena de obras teatrales, convirtiéndose en uno de los rostros más queridos de la escena española.
La intérprete, que en su palmarés cuenta con un Premio Max en 2002 al Mejor Espectáculo Musical por Hello Dolly!, ha destacado el valor de recibir el Max de Honor: “Estoy ilusionada por lo que significa para mí. Ya tengo un Max a la mejor productora y he sido finalista en varias ocasiones, que se me conceda ahora el premio Max de Honor es importantísimo”, ha concluido.
Pionera del teatro musical en España
Su amplio registro la ha convertido en una figura icónica de las Artes Escénicas, sin embargo, fue su trabajo en el teatro musical español el que la catapultó como intérprete y la consolidó como referente. Pisó el escenario por primera vez a los diez años, formada en baile español y danza clásica, trabajó en el ballet de la Compañía Nacional de Ópera y en la compañía de flamenco de Manolo Caracol.
Ya en 1985 se incorporó a La comedia musical española, programa que recuperaba el género de la revista amadrinado por Celia Gámez. Continuó su carrera en la pequeña pantalla, presentando y participando en programas musicales como Viva el espectáculo en el que además de actuar, servía de altavoz para los autores de su época. De pronto, Concha Velasco entraba en directo, cada noche de viernes, en los hogares españoles y con un carácter autodidacta consiguió labrarse una leyenda como icono y referente, como artista y como mujer.
“Para mí, el teatro es mi pasión y también el espectador. Subirme al escenario me permite abstenerme de cuánto me rodea y entregarme al personaje que estoy haciendo en ese momento. Estoy muy agradecida al espectador por su cariño. ¡Le debo tanto!”, confiesa.
Pionera de un género que aún estaba por emerger en España, Concha Velasco construyó una carrera meteórica con obras musicales como Mamá, quiero ser artista (1986) de Juan José de Arteche o Carmen, Carmen (1988) de Antonio Gala, de quien fue musa. En teatro, también destacan sus interpretaciones en La truhana (1992) y Las manzanas del viernes (1999), también escritas por Antonio Gala. Como empresaria, tuvo gran éxito con la adaptación del musical de Broadway Hello, Dolly!, que protagonizó ella misma.
Recientemente ha trabajado en Hécuba (2013), en la Reina Juana (2014) y El funeral, espectáculo con el que actualmente se encuentra de gira.
Revolucionaria y comprometida
Despegaba así una carrera meteórica y un foco de interés que la pucelana supo aprovechar para denunciar la situación de la mujer y clamar a gritos el avance de la sociedad española. Fue entonces cuando su cara se ligó a personajes reivindicativos, empoderados y que luchaban por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Conocidos son sus trabajos en obras como Los derechos de la mujer (1962), The boyfriend (1962) o Las que tienen que servir (1962), Filomena Marturano (1979) o Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?(1981), en los que Velasco enarbola la bandera feminista primero en blanco y negro y después ya en color.
Convertida en himno de una generación, empleó su popularidad para servir de altavoz en la lucha de derechos de los creadores, para apadrinar a nuevos autores y comprometerse también con movimientos políticos: “A mi lado han estado compañeros como José Sacristán y Tony Leblanc. Somos el referente de una época y nuestra carrera siempre ha estado unida a la historia de España, como la huelga de actores de diez días en 1975 con la que conseguimos que se parara el país. Los derechos que tenemos hoy los artistas, los conseguimos nosotros entonces”, recuerda.
“He sido pionera, es cierto, pero sobre todo tengo presente. No miro hacia atrás nunca, ni me resigno con lo que he sido. El pasado es pasado, pero yo soy presente”, concluye.
Una carrera de cine
Pero además del teatro, su trayectoria profesional ha estado vinculada al séptimo arte. Ya con dieciséis años debutó en la cinta El bandido generoso (1954) de José María Elorrieta. Tras esa primera experiencia no dejaron de sucederse otras cintas de gran éxito como Las chicas de la Cruz Roja (1958) de Rafael J. Salvia, El día de los enamorados de Fernando Palacios (1959), Los tramposos (1959) de Pedro Lazaga, y posteriormente en La colmena (1982) de Mario Camus, Más allá del jardín de Pedro Olea (1996) y París-Tombuctú (1999) de Luis García Berlanga.
En la década de los 80, su nombre se asocia a la televisión, en la que trabaja como presentadora y actriz, destacando su papel protagonista en Teresa de Jesús (1983) de Josefina Molina. Desde 2011 se incorpora al equipo de Televisión Española como presentadora de Cine de barrio, trabajo que compagina desde entonces con otras grabaciones como Las chicas del cable (Netflix) o Gran Hotel (Antena 3).
Una vida de reconocimientos profesionales
Actriz galardonada con el premio Goya de Honor 2012, su trayectoria ha sido avalada por numerosos premios como el Premio Ondas (1988 y 2012), el Premio Miguel Mihura de la SGAE (1982), el Premio Nacional de Teatro Pepe Isbert (1999), la Medalla de Oro de la Academia de Cine 2003, Medalla de Oro del Mérito en el Trabajo 2008, Premio Toda una vida de la Academia de Televisión 2009, la Medalla de Honor del Círculo de Escritores Cinematográficos 2010, Premio de la Unión de Actores 2012 y Premio Valle-Inclán de Teatro en 2014, el Premio Corral de Comedias en 2016 y el Premio Nacional de Teatro 2016, entre otros.
Además, fue finalista como Mejor actriz a los Premios Max en 2010 por su trabajo en La vida por delante, y se alzó con el Premio Max a Mejor Espectáculo Musical por Hello, Dolly! en 2002.
El suyo es un palmarés que no deja de ampliarse, ya que recientemente fue galardonada con el premio Duende Zahorí del Festival de Invierno de Torrelavega y la Medalla de Oro de Madrid, entregada por la alcaldesa Manuela Carmena.
Anteriores premiados
En los años anteriores el galardón ha recaído en José Sanchis Sinisterra (2018); Salvador Távora (2017); Lola Herrera (2016); Rosa Maria Sardà (2015); María de Ávila (2014); Ana Diosdado (2013); Julia Gutiérrez Caba (2012); José Monleón (2011); Josep Maria Benet i Jornet (2010); Miguel Narros (2009); Víctor Ullate (2008); Fernando Arrabal (2007); Pilar López (2006); José Rodríguez Méndez (2005); Francisco Nieva (2004); Alfonso Sastre (2003); José Tamayo (2002); Antonio Gala (2001); Adolfo Marsillach (2000); Antonio Buero Vallejo (1999) y en el Teatro de la Zarzuela (1998).
El Comité Organizador de la 22ª edición de los Premios Max de las Artes Escénicas está compuesto por Ana Graciani, presidenta de la Fundación SGAE, Pilar Jurado, presidenta de SGAE, los dramaturgos Juan Luis Mira, Paloma Pedrero y Óscar Castaño ‘Garbitxu’ (presidente del Comité Territorial de SGAE en Euskadi) y los miembros del Colegio de Gran Derecho de la SGAE Eduardo Galán, Yolanda García Serrano y la coreógrafa María Pagés.