El positivismo funciona. El que miremos con ojos emocionados y de triunfo nos conduce por y hasta estupendos resultados, que no han de ansiarse en lo material, sino desde el punto de vista afectivo. Hemos de generar “manzanas de amor” para volcarnos en lo cotidiano con una impronta de satisfacción.
Vamos, desde este planteamiento, con una observación, donde la actitud ha de ser nuestra. Desde ella mejoraremos. Hay más lógicamente. Mi propuesta de hoy es ésta:
“Caminamos hacia ese deseo que hace tiempo que soñamos. Se hace realidad. Sabemos que los sabores agridulces se encuentran recurrentemente, y en esa cita convenida nos decimos lo que queremos y lo que no.
Estamos a punto de descubrirnos en la “apretura” del destino, que es voluntario y cerrado al tiempo, aunque parezca contradictorio. Divisemos las raíces en las que nos podemos sujetar para determinar lo fundamental.
Nos imaginamos en el trance máximo, y, sin embargo, es una senda más. Nos apreciamos entre las dudas, con tinieblas en los recovecos de la pasión, que se introduce imperiosa. Es una carga efímera pero coherente, consensuada con años de victorias, muchas de ellas elucubradas. Ya son.
Salvamos unos pocos metros, y se produce el afán. Salta la chispa curricular, que encendemos eternamente aunque debamos acariciarla y alimentarla cada segundo. Dejemos a un lado las competencias y encaremos el porvenir con puertas abiertas y aires refrescantes.
El acontecimiento produce “un hola y un adiós”, casi como la propia existencia, que porta un cíclico aprender, como decía Borges. La dinámica, imparable a veces, regala más de lo que parece. Contemplemos de esta guisa. Alternemos el silencio con los parlamentos, que han de generar avances.
Se cumple, a partir de esta óptica, el modelo de la comunicación. Enumeramos el proceso completo: emisor, receptor, mensaje de entrega, canal dinámico que es la propia historia; y, de esta guisa, entre todos, ponemos códigos para enviar, descifrar y resolver entre los efectos del inicio de otra espiral.
Valores
En la retroalimentación nos ensalzamos con valores como la cesión, la escucha, la confianza, la interacción, la voluntad, la cercanía, y algunos más en un contexto que nos envuelve con la película del entendimiento. Aquí el argumento que sigue ya lo tienes que poner tú”.
Busquemos, por ende, vínculos con los que reconocer lo que surge en cada esquina, para aprovechar los instantes desde los modos más francos. Nos endulzaremos la andadura con una guía perenne para avanzar con anhelos de independencia. Insistamos sin miserias, y procuremos nacer un poco, más, a la menor oportunidad.
No seamos reos por cuestiones innecesarias. Hemos de prevenir y curar, y, en paralelo, arriesgar para superar la levedad contemporánea. Impliquemos los conceptos esenciales, los que son, para no detenernos. Lo finito se ha de aprovechar sin prisa, pero también sin pausa.