Sudáfrica se ha dirigido al Tribunal Penal Internacional (TPI) para que investigue los (presuntos) crímenes de guerra que Israel haya podido cometer en Gaza.
«Hemos derivado el caso ante el TPI por estimar que se están cometiendo crímenes de guerra. Desde luego, eso no significa que justifiquemos las acciones que llevó a cabo antes Hamás, pero del mismo modo condenamos los actos que tienen lugar ahora [en Gaza]. Creemos que merecen una investigación por parte del TPI», ha declarado Cyril Ramaphosa, presidente de Sudáfrica.
El caso ha sido presentado de manera preliminar por el Estado sudafricano al TPI, tras los ataques israelíes contra instalaciones hospitalarias de Gaza, entre ellas el asalto israelí al Hospital Shifa.
El miércoles 15 de noviembre, el mando militar israelí informó de que estaba llevando a cabo «una operación circunscrita y precisa» contra Hamás en el interior del citado centro hospitalario, el mayor de la Franja de Gaza.
Por su parte, el director de los hospitales de Gaza, Mohamed Zaqout, informó de que los tanques israelíes se encontraban dentro de las instalaciones hospitalarias, mientras los soldados del Tsahal (ejército israelí) estaban desplegándose por todos los rincones del Hospital Shifa, incluyendo salas de urgencias, quirófanos y departamento de cuidados intensivos.
Cientos de pacientes, incluyendo los bebés de la unidad de neonatos, ya han sufrido previamente las consecuencias del cerco israelí, incluyendo el corte del suministro eléctrico y de otros suministros básicos.
Las tropas israelíes detuvieron a técnicos responsables del funcionamiento de determinados equipos, según el Ministerio de Salud de Gaza. No parece que se hayan mostrado pruebas concluyentes de que Hamás haya utilizado a los pacientes, el personal o a otros civiles que se refugian allí, para dar cobertura a los militantes del grupo islamista.
Los mandos y portavoces del Tsahal ha publicado un confuso vídeo en el que mostraban un número reducido de fusiles y armas automáticas, granadas, munición y chalecos antibalas. Los mismos portavoces aseguran haber localizado en los bajos del hospital “elementos técnicos y del mando operacional de Hamás”.
Distintos líderes internacionales consideran escasa la consistencia de las supuestas pruebas presentadas por los militares y las autoridades de Israel. En general, la credibilidad de Israel entre la mayor parte de la opinión internacional está hecha añicos, tras varias semanas de bombardeos masivos sobre Gaza y la población palestina de la Franja.
En Sudáfrica, la mayoría de los diputados de la Asamblea Nacional (cámara baja del parlamento) parece dispuesta a debatir la moción presentada por el partido de oposición Economic Freedom Fighters (EFF, Luchadores por la Libertad Económica), que exige el cierre de la embajada de Israel en la república sudafricana y la ruptura de las relaciones diplomáticas con ese país.
El partido gobernante, Congreso Nacional Africano (ANC, African National Congress), del presidente Ramaphosa, apoya la propuesta de ruptura con Israel, al menos hasta que haya un alto el fuego en Gaza.
Más de un millón y medio de personas se han convertido en desplazados internos en Gaza. Desde antes de la invasión, el mando militar israelí ordenó a la población gazatí que se desplazara del norte (más poblado) hacia el sur de la Franja, donde los alimentos, el agua y la electricidad son cada vez más escasos.
El miércoles, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas adoptó una resolución pidiendo pausas y corredores humanitarios urgentes en Gaza. El resultado de esa votación fue de doce votos a favor y cero en contra, además de la abstención de Rusia, Gran Bretaña y Estados Unidos.
El embajador de Israel ante la ONU, Gilad Erdan, emitió una breve declaración, diciendo que la resolución «no tiene sentido».
Según el mismo comunicado, «Israel continuará sus acciones [militares] hasta que Hamás sea destruido y los rehenes vuelvan a casa».
Casi simultáneamente, abogados de las víctimas de Gaza han presentado ante la fiscalía del TPI en La Haya otra demanda distinta a la petición preliminar sudafricana.
Gilles Devers, que preside ese grupo de abogados, ha declarado que reclaman una investigación sobre crímenes de guerra, sin descartar la acusación de genocidio. Devers lo ha justificado asegurando que «forzar el desplazamiento de un millón de personas, al mismo tiempo que se cortan los suministros de alimentos, agua, medicinas y alimentos, indica que Israel busca la aniquilación total de los habitantes de Gaza».
La guerra se alarga desde el 7 de octubre cuando milicianos de Hamás iniciaron una incursión por sorpresa en territorio israelí, al otro lado de la frontera de Gaza.
En Israel, han muerto unas mil doscientas personas desde entonces, mientras más de doscientos civiles israelíes siguen en manos de Hamás convertidos en rehenes o prisioneros.
Por otro lado, y según las autoridades palestinas, ya han muerto unos doce mil palestinos –la mayoría víctimas de los bombardeos de Israel– y otros treinta mil han resultado heridos. También hay
dos mil setecientos desaparecidos. Probablemente, muchos de ellos ya han fallecido y se encuentran bajo los escombros de Gaza.