El ejército de Sudán ha obligado al presidente sudanés, Omar Al Bashir, a renunciar después de meses de protestas ciudadanas y un Consejo Militar ha tomado el poder este 11 de abril de 2019 y anunciado la puesta en libertad de todos los presos políticos y que gobernarían el país durante un periodo de dos años tras el que convocarán elecciones.
El general Awad Mohamed Ahmed Ibnouf anunció el derrocamiento del régimen y el arresto del hasta ahora presidente, además de indicar que el espacio aéreo quedaba cerrado al igual que los pasos fronterizos.
Las televisiones internacionales mostraron imágenes de júbilo entre la población, que salió a la calle con banderas sudanesas para celebrar la caída del mandatario, bailando y cantando consignas en contra de Bashir. “Ha caído, hemos ganado”, coreaban los manifestantes.
Desde el 19 de diciembre de 2018, Sudán estaba sacudido por las persistentes protestas sociales, dando comienzo a lo que se denominó ‘revuelta del pan’ debido al anuncio del gobierno de triplicar el precio del pan y por una crisis económica galopante con una inflación que ha llevado a la escasez de combustible y efectivo monetario.
El ejército y los servicios de seguridad habían desplegado tropas alrededor del Ministerio de Defensa y en las principales carreteras y puentes de la capital, mientras miles de personas acudían en masa a una nueva protesta contra el gobierno en el exterior del Ministerio.
Desde el pasado fin de semana se sucedían choques entre soldados que intentaban proteger a los manifestantes que comenzaron a acampar fuera del complejo del Ministerio de Defensa en el centro de Jartum, y personal de inteligencia y seguridad del régimen que intentaba dispersarlos. Este hecho significaba la ruptura interna del régimen.
Al menos once personas murieron en los enfrentamientos, incluidos seis miembros de las fuerzas armadas en las últimas horas, según el ministro de Información. Más de veinte personas murieron y hubo 152 heridos desde el pasado 6 de abril.
El hasta ahora presidente Omar Al Bashir, acusado por la Corte Penal Internacional (CPI) en La Haya por denuncias de genocidio y crímenes contra la Humanidad «por utilizar algunos de los gases como estrategia para eliminar de forma masiva la población» en la región de Darfur, fue calificado de hecho como ‘el carnicero de Darfur’.
Al Bashir tenía restricciones para visitar y viajar a otros países por lo que ahora con la nueva situación podría llegar a ser juzgado. Esta polémica ha sido una de las grandes controversias de su mandato que se inició en 1989 tras dar un golpe de estado.
El icono de la revolución popular, la joven Alaa Salah, escribió en una red social: ”La gente no quiere un consejo militar de transición. El cambio no se producirá cuando el régimen de Bashar burle a los civiles a través de un golpe militar. Queremos un consejo civil que dirija la transición”.
La oposición se ha pronunciado de igual modo pidiendo un consejo civil de transición y llamando a la población a seguir alerta en las calles.