El tabaco está detrás del 60 % de los fallecimientos por cáncer y las personas que fuman se ven expuestas a padecer hasta ocho tumores a lo largo de su vida.
En España los datos no son nada halagüeños. Hasta el 90 % de los casos diagnosticados de cáncer de pulmón se asocian al consumo de tabaco según la Asociación Española de Afectados de Cáncer de pulmón. Una media entre 11 y 17 casos por cada 100.000 habitantes producen un total de 350.000 muertes cada año.
Actualmente investigadores de la Universidad Thomas Jefferson (EE.UU.) han demostrado que el humo del cigarrillo reprograma las células que rodean a las células cancerosas y genera otros tipos de cáncer hasta ahora desconocidos como son cuello y cabeza.
El humo cambia el metabolismo de las células y promueven el crecimiento del cáncer según apuntan los científicos.
Cuando los tumores se encuentran fuera de control por el crecimiento de las células cancerosas tienen lugar interacciones entre el estroma tumoral y los fibroblastos que son los que permiten que se propague, y que estos sean muy agresivos. El humo del cigarrillo es el factor de riesgo más fuerte, dado que estos fibroblastos expuestos interactúan contra otras células y por ello, manifiestan la agresividad del cáncer a través de la proteína monocarboxilato 4 (MCT4).
Por ello, se va a procurar en un ensayo clínico que se rompa el estado metabólico negativo que está inducido por el humo del cigarrillo a través de la metformina (un medicamento para la diabetes) que ayudará al metabolismo alterado de las células cancerosas con una inmunoterapia aprobada llamada durvalumab. Esta investigación ha sido publicada en la revista Molecular Cancer Research y da las pistas para abordar cómo se comportan distintos cánceres hasta ahora desconocidos que están debutando en una sociedad que todavía fuma mucho y lo hace durante al menos tres décadas de la vida.