Los artículos publicados en Cosas conocidas y extrañas, traducido por Miguel Temprano García, se dieron a conocer en diversos medios de comunicación: The Guardian, The New Yorker, The New York Times, Financial Times, The Atlantic, etc.
Teju Cole los agrupa en tres apartados: Cosas leídas, Cosas vistas y Estar allí. El autor se estableció en Estados Unidos en 1992, a los diecisiete años, procedente de Nigeria, su país natal. La editorial Acantilado ha publicado hasta ahora dos de sus novelas, aclamadas y premiadas en USA y con notable repercusión también en las traducciones a otros idiomas.
Los textos, de entre cuatro y ocho páginas en su mayoría, tienen algo de ensayo y periodismo literario, pero en su estilo se advierte el trasfondo detallista que al autor le da su conocimiento y práctica de la fotografía.
Son excelentes las críticas literarias o sus análisis sobre las imágenes. Cole tiene una notable perspicacia para la observación y una aguzada sensibilidad para captar las peculiaridades latentes en la realidad, ya sea de las cosas conocidas como de las extrañas.
Aconsejo leer no más de un par de artículos en cada ocasión que se abra el libro para así poder disfrutar más de su enjundia. Influido por exégetas de la mirada -leí hace poco- como Susan Sontag o John Berger, Teju Cole afirma que su prosa debe tanto o más a fotógrafos y cineastas (uno de sus directores favoritos es nuestro olvidado Víctor Erice) que a la pléyade de escritores procedentes de las más diversas tradiciones literarias que le ayudaron a encontrar su voz.
Preguntado acerca de sus señas de identidad, Cole afirma que se trata de algo en extremo dúctil y fluido: “Mi identidad es inatrapable y múltiple. Carezco de centro de gravedad como artista y como ser humano, o tal vez debiera decir que mi centro de gravedad siempre está lejos de donde me encuentro yo”.