Tócala otra vez, Bach: nuevo libro de Máximo Pradera

El libro Tócala otra vez, Bach. Todo lo que necesitas saber de música para ligar, del que es autor Máximo Pradera, es un alegato contra el postureo, habida cuenta que los dos elementos más insoportables de la sociedad actual que te pueden caer encima son el postureo y Máximo Pradera.

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Portada de «Tócala otra vez, Bach. Todo lo que necesitas saber de música para ligar»

Esto lo dice su presentador en la Quinta de Mahler (18 de mayo de 2016), Javier del Pino, director del programa radiofónico A vivir que son dos días, de la cadena SER, que para esto deben ser los amigos.

Afirma Javier del Pino que Máximo Pradera se identifica siempre con el rumano Celibidache «porque los dos tocan las pelotas: el rumano sabiendo y Máximo sin saber», y añade Del Pino -a propósito de esa plaga que es el postureo rampante- que si Pradera se hubiera ocupado de aprender inglés tanto como de aparentar que lo habla, se hubiera ahorrado muchísimo dinero y seguramente no hubiera empleado ni la mitad del tiempo y ahora sabría inglés: «Si cuando Máximo estuvo trabajando en Londres, en vez de llevar una intérprete que le soplaba al oído las respuestas para fingir que era él quien las sabía, se hubiera dedicado a aprender un poco de inglés, algo hubiera aprendido. Y en música lo mismo. ¿A qué trabajar tanto en fingir que se sabe lo que costaría mucho menos trabajo aprender?»

Sin embargo, según su editor Malpaso, «el libro de Máximo Pradera Tócala otra vez, Bach es un magnífico libro de divulgación disfrazado de manual para seductores pedantes, exhibicionistas y desaprensivos». Y es al mismo tiempo «un recorrido burlón por los misterios más insondables y las anécdotas más divertidas de la música.»

Lo cierto es que la presentación resultó una auténtica demostración del genio musical de Pradera, no sé si como auténtico conocedor o como auténtico jefe del postureo, sorprendiendo al auditorio con una cantata.

Sufre también Máximo Pradera otras identificaciones, además de la del rumano Celibidache: con Woody Allen, por ejemplo, y su afán de ligar en las películas exhibiendo a todo afán su cultureta. Así, en Todos dicen I love you, Woody Allen seduce a Julia Roberts, sabedor de la pasión de ella por el arte italiano, hablándole de Tintoretto (para lo cual se lo empolla entero en Wikipedia, haciendo de paso burla del postureo cultural), de ahí que a Máximo se le ocurriera la idea, partiendo de Woody Allen, de «qué pasaría si dos quedaran en el Real y él quisiera impresionarla con sus conocimientos de música».

Y en Sueños de un seductor, Woody Allen da a elegir, ante una situación conflictiva, entre la música de Óscar Peterson y Bela Bartók, lo cual es un guiño a los amantes de la música que saben que Bartók es muy sombrío.

Pero sobre todo se identifica Pradera, en una relación de amor-odio (sólo hay el uno porque existió el otro), con el exalcalde, expresidente, exministro Alberto Ruiz-Gallardón, a quien considera el rey absoluto del postureo, musical y político. Habla del Coliseo de El Escorial que, según Máximo, «nos» costó cien millones más de lo previsto y sólo se usa ¡un día a la semana!

-Pero yo no sé -media Del Pino muy extrañado- cómo puedes ser enemigo de Gallardón y tenerle tanta tirria (hasta tal punto que en el libro todo parece dedicado a él) si total, él es yerno de Utrera, ministro de Franco, y tú eres nieto de Rafael Sánchez Mazas, fundador de Falange.

Lo del amor-odio debe andar por ahí, así como las afinidades electivas, porque el libro es en realidad una excusa para ajustar cuentas con Ruiz-Gallardón.

Máximo Pradera, como buen conocedor y examigo de Gallardón (nos tuvo a todos engañados 12 años -o más- haciéndonos creer que era un pepero progre y de izquierdas), se dedica a desenmascararlo aprovechando precisamente la música clásica en la que ambos eran expertos. Expertos en postureo para hacerse creer mutuamente que sabían lo que no sabían. Y es que cuando eran amigos, hace unos añitos («antes de que nos quisiera colar la Ley del aborto»), Gallardón lo invitó a su casa y le enseñó sus colecciones «completas y sin desenfundar», ahí empezó el mosqueo. Pero es que luego le confesó sus devociones absolutas, y ahí ya fueron a peor: se cabreaba si no te gustaba menganita, y ya por último, el que asociara lentitud con buena música (por aquello de que la música si va rápida, como la bicicleta, no puede caerse, mientras que si va lenta o detenida, es más difícil que se sostenga): música difícil. Por esas tres razones, le desenmascaró. (Olé)

Habla también Máximo Pradera de Leonard Bernstein y de cómo la música avanza, igual que la literatura, por medio de metáforas (simil de la bicicleta expuesto más arriba), de manera que la canción de Serrat Mediterráneo y cierta melodía de siglo XIX avanzan al mismo ritmo pero invirtiendo el tiempo. Pone verde a Luis de Pablo cuando dice que los Rolling Stones y Los Beatles han sido veneno: ¿No será al revés, que vosotros habéis echado a la gente de los auditorios y se han refugiado donde han podido?

Pero el libro es también un tratado de inteligencia emocional porque Máximo tuvo una adolescencia dura y estuvo muy acomplejado al no saber cantar como su tío Chicho Sánchez Ferlosio, pero se metía en su cuarto a escuchar música y todo a su alrededor desaparecía. Consuelo. Al mismo tiempo, sus gustos musicales eran distintos, lo que le acomplejaba, de la misma manera a su padre, Javier Pradera, le gustaba Tchaikovsky cuando todos a su alrededor alardeaban de autores más difíciles y sofisticados. Rebelión y reivindicación de los propios gustos.

Por otra parte -concluye su editor Malpaso-, aunque el libro se subtitule Todo lo que necesitas saber de música para ligar, Tócala otra vez, Bach es un libro que no le garantiza al lector una mejora automática de sus (malas) artes seductivas, pero sí un valioso incremento de sus saberes, además de muchas sorpresas y unas cuantas risas.

Máximo Pradera es un personaje muy popular en los medios de comunicación por su ingenio y su infatigable capacidad para la polémica. Pero no todo el mundo sabe que el señor Pradera es un experto en seriedades melódicas. Aquí, con la excusa pintoresca de ayudarnos en las artes de la seducción, ilumina el complejo mundo de la música clásica, logra ampliar nuestro horizonte y ofrecernos unas horas de deliciosa lectura. Pradera no sólo es un periodista extraordinario, también es un auténtico erudito de la música clásica.

  • Título: Tócala otra vez, Bach.
    Todo lo que necesitas saber de música para ligar
    Autor. Máximo Pradera
    Editorial Malpaso
    Precio: 17’50
Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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