La transaminitis (elevación de AST-ALT) es un hallazgo habitual en la práctica clínica cuando se hace un análisis sistemático. Las transaminasas (ALT o GPT y AST o GOT) son enzimas intracelulares que catalizan reacciones de transaminación y que están localizadas en diversos tejidos del organismo, siendo la más específica de lesión hepática la GPT.
El hígado es un órgano extraordinariamente complejo dado que tiene un abanico amplio de funciones en nuestro organismo. Desde la síntesis y destrucción de los hidratos de carbono, lípidos y proteínas, hasta la excreción de productos de desecho a través de la bilis, modulación de la respuesta inmunitaria, etc. La campaña #hígadosano pretende mejorar el conocimiento de los factores de riesgo de la enfermedad hepática y avanzar en el diagnóstico precoz de esta patología, fomentando la concienciación sobre la necesidad de prestar atención a valores elevados de transaminasas.
Estas pruebas de la función hepática consisten en la medición en sangre de la concentración de bilirrubuina y de la actividad de ciertas enzimas presentes en el hígado denominadas, GOT, GPR, FA, GGT. La elevación de los valores normales nos indica que existe una lesión hepática aunque también pueden alterarse los procesos no hepáticos. Esta alteración tiene lugar en la mayor parte de los pacientes si padecen una hiperbilirrubinemia, con o sin elevación de transaminasas y/o de enzimas de colestasis, patrón de citolisis o patrón de colestasis.
La elevación anormal viene definida por valores superiores al rango de normalidad, que habitualmente se considera de 30-40 U/L. Su aumento en sangre se debe a una destrucción celular o un trastorno de permeabilidad de la membrana de las células que las contiene. En el caso de los niños, no existe una clara correlación entre las cifras de transaminasas y el grado de lesión hepática, pero sí podemos decir que por debajo de 3 años, generalmente, la hipertransaminemia es debida a una participación hepática en un proceso no hepático, siendo en niños mayores donde es más probable encontrar como causa de dicha elevación una hepatopatía de base.
Las causas más frecuentes de la enfermedad hepática son la ingesta de alcohol, las hepatitis virales, la toxicidad por fármacos, la enfermedad hepática por depósitos grasos (esteatosis hepática) o la hepatitis autoinmune. Los tipos más estudiados de transaminasas son la glutámico-oxalacética (GOT) y la glutamicopirúvica (GPT). La GPT está en concentraciones más elevadas en el hígado que en otros tejidos, por lo que es más específica del hígado. El límite superior de estas transaminasas es alrededor de 40 unidades internacionales por litro (UI/L). En el caso de una hepatitis A, por ejemplo, estos valores se pueden disparar hasta los 3.000 a 4.000 UI/L o incluso más.