Transcendence, thriller de ciencia ficción de escasos méritos, dirigido por Christopher Nolan y protagonizado por un Johnny Deep (Descubriendo nunca jamás, Charlie y la fábrica de chocolate, Piratas del caribe) de ojos vidriosos, Paul Bettany (El código Da Vinci), Rebecca Hall (The Town: ciudad de ladrones), varios otros actores procedentes mayoritariamente de series televisivas y el histórico de Hollywood Morgan Freeman (Oscar 2005 por Million Dólar Baby, Paseando a Miss Daisy), llega a los cines españoles el 19 de junio de 2014, jueves festivo, motivo por el cual se adelantan las películas que habitualmente se estrenan los viernes.
En un futuro sin precisar, un grupo de científicos intenta crear el primer ordenador dotado de consciencia y capaz de pensar de forma autónoma. Quienes se oponen a la tecnología desenfrenada (les llaman terroristas antitecnológícos) ven en el proyecto una amenaza para la especie humana. Cuando asesinan al cientítico que lo dirigía, su mujer utiliza el invento para “trascender” (insuflar, trasladar) el espíritu de su marido al super ordenador…
Como decía la crítica del periódico británico The Guardian “es una película elegante pero no substancial”; lo que equivale a decir insustancial, prescindible, incluso un chasco, sobre todo porque ya hemos visto antes esta historia, incluso la hemos visto varias veces: en la lucha entre el hombre y la máquina, ¿quién va a ser el vencedor final? La tecnología es el progreso pero no está exenta de peligros y ¿en qué momento la máquina va a ser capaz de apoderarse del “espíritu” del ser humano, de despojarle de lo único que le hace ser diferentes del resto de especies animales?
Naturalmente, tampoco en Transcendence está la respuesta.