Un nuevo sistema de tráfico humano en Estados Unidos
Este espinoso asunto cuestiona el sentimiento materno, la ética con respecto a los niños y los controles de ciudadanía que operan en Estados Unidos en referencia a la industria del “Turismo de maternidad”.
Esta es una industria de fraude que mueve millones de dólares donde los actores son mujeres embarazadas, en escenarios llamados los “Birth Hoteles-casa”, a través de agencias organizadas que estimulan este clase de “turismo”. Los Angeles, New York y ahora Miami, son considerados centros de esta industria. En el 2003 se cerraron en Los Angeles 14 “Birth hoteles-casas, y se detuvieron decenas de personas envueltas en este tráfico humano.
Cada vez es mayor el flujo de mujeres en estado de alumbramiento que llegan a los Estados Unidos para tener sus bebés en suelo americano y de esa manera conseguir los papeles de residencia para los padres. Cada vez son más las mujeres de Asia, Centroeuropa y Rusia que llegan en pleno estado de gestación, pagando sumas considerable (10.000 a 50.000 dólares) a organizaciones que manejan casas-hoteles dedicados especialmente a este negocio, con partos arreglados en determinados hospitales, estancias en centros médicos, con documentos y visas incluidas.
Las mujeres llegan por avión, no siempre acompañadas, se dirigen a las casas-hoteles, unos días antes del alumbramiento. Generalmente el parto y la hospitalización están concertados y pagados al contado, por adelantado; nacido el bebé, madre e hijo pasan una temporada en la casa-hotel hasta arreglar los documentos de nacimiento, dando el tiempo estipulado al desarrollo del bebé y su evolución sin riesgos, me explica una asistente social, que prefiere el anonimato, pero que me guió en este inconcebible plan para obtener el pasaporte y todos los beneficios que corresponden a un ciudadano americano.
Una amiga me lleva a su zona residencial, en Sunny Isles, en el Sur de la Florida, me deja esperando detrás de una ventana para que vea como a un lujoso chalé recién comprado por un propietario ruso llega un auto que trae a una señora parturienta, bajan valijas y entran a la casa: “Esto sucede todo el tiempo y con distintas mujeres”, me confirma mi amiga.
El asunto es que las organizaciones clandestinas promueven visas para tener hijos en suelo americano, alimentando el tráfico humano ahora con recién nacidos. Generalmente estas organizaciones pertenecen a los países de donde las aspirantes desean salir.
Lo más desconcertante es que no se puede detener a una embarazada que llega a los Estados Unidos, y tampoco negarle la inscripción legal a un niño nacido en suelo americano.
Mas de diez representantes republicanos y demócratas están trabajando en el Congreso para limitar la ciudadanía a aquellos niños nacidos en el territorio americano pero con uno de sus padres, americano.
No hay cifras concretas de la cantidad de nacimientos de bebés de mujeres extranjeras embarazadas que arriban al país con el fin de dar a luz y obtener la ciudadanía americana, pero las autoridades de aduanas están informadas y los registros de las parturientas son cada vez más controlados.
Estos bebés son llamados, asimismo, “Anchor baby”, en un sentido peyorativo; aunque el niño nacido se acoge a “jus solis”, ley de suelo, no es visto como ciudadano americano ante la sociedad americana, en la medida que sus padres son inmigrantes indocumentados.
Este concepto de “nacimiento con derecho a ciudadanía” o “ciudadanía por nacimiento” es un incentivo a la inmigración ilegal y alienta la industria de turismo de maternidad y el descaro de las organizaciones que lucran con los nacimientos, a veces, arriesgando la vida del bebé.