El disparo de un misil sobre el Hotel Sapphire de Kramatorsk, en la región de Donetsk, en Ucrania, ha matado este domingo, 25 de agosto de 2024, a un colaborador de la Agencia Reuters, especialista en seguridad, y herido a otros dos periodistas, uno de ellos de gravedad, mientras que se da por desaparecido a un tercero.
Los dos heridos están siendo tratados en el hospital de la localidad, mientras que otros tres miembros del equipo han resultado indemnes. Según Vadym Filachkine, gobernador de la región ucraniana de Donetsk, situada en el este del país y donde actualmente está teniendo lugar la mayor parte de los enfrentamientos, el hotel de Kramatorsk era uno de los objetivos del ejército ruso.
La misma fuente ha precisado que el fallecido era ciudadano ucraniano, mientras que los dos hospitalizados tienen pasaportes estadounidense y británico. El ataque, que tuvo lugar en la noche del sábado al domingo, causó destrozos en el hotel Sapphire y un edificio colindante.
Según Reporteros sin Fronteras (RSF) desde febrero de 2022, cuando se produjo la invasión rusa de Ucrania, han perdido la vida en el conflicto once periodistas, y otros 35 han resultado heridos. Según la Agencia France-Presse (AFP), entre los muertos se encuentra Armad Soldin, coordinador de los equipos de vídeo de la AFP en Ucrania, fallecido a los 32 años, el 9 de mayo de 2023 durante un ataque con cohetes, mientras se encontraba realizando un reportaje en Tchassiv Iar, cerca del frente en la región de Donets.
Siempre según la misma fuente. Kramatorsk es el último bastión ucraniano en la región del Donbass. En las últimas veinticuatro horas, los bombardeos rusos han matado a catorce personas, siete en la zona de Donest y cuatro en la de Soumy, al norte. Fuentes de la policía ucraniana anuncian el fallecimiento de otras tres personas en zonas residenciales de la región de Kherson, a causa de los ataques rusos con misiles, artillería, aviones y drones, que también han dejado un saldo de 34 heridos.
Al mismo tiempo, responsables del gobierno ucraniano acusan al ejército de Bielorrusia, ex república soviética muy cercana a la Rusia de Putin (ambos países tienen un gobierno ultraconservador y dictatorial), de estar situando un importante contingente de tropas en la región de Gomel, cerca de la frontera norte de Ucrania, con la excusa de estar efectuando maniobras. Para los responsables ucranianos, los ejercicios militares en la zona fronteriza representan una amenaza para la seguridad mundial, por encontrarse muy cerca de la central nuclear de Tchernobyl.
Bielorrusia, dependiente de Rusia tanto política como económicamente, está dirigida desde 1994 por el dictador Alexandre Lukachenko. En 2022 autorizó que las tropas rusas se instalaran en el país durante los llamados «ejercicios militares» que precedieron a la invasión rusa de Ucrania, en febrero de aquel año.