Varios países africanos pidieron este 1 de junio de 2018, en la Conferencia Internacional sobre el Patrimonio celebrada en París bajo los auspicios de la Unesco (Agencia de Naciones Unidas para la Cultura), que les restituyan “los bienes culturales robados” durante la época colonial.
“Estos bienes tienen un alma» dijo en la tribuna el presidente de Benín, Patrice Talon. Desde hace 40 años, Unesco viene apoyando el combate de los países, africanos y de otras latitudes, que piden la restitución de sus bienes culturales desaparecidos durante la época colonial, y aboga por “abrir nuevos espacios de diálogo”, entre los países de donde proceden y los que “los conservan” (eufemismo con el que se pretende explicar qué hacen tantas estatuas griegas y egipcias en los museos británicos, por citar solo un ejemplo).
A la Conferencia han asistido ministros procedentes de Senegal, Benín, Gabón , Perú, Líbano, Jordania, Alemania y Francia, así como directores de museos y expertos, que han participado en los debates sobre un tema “que despierta grandes pasiones y arrastra cuestiones de identidad, memoria o soberanía”, en palabras de la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, exministra francesa de Cultura.
El tema de los objetos culturales “robados” afecta a muchos países de todos los continentes, pero África es el que más: según los expertos, más del 90 % de las grandes obras maestras del África Subsahariana se encuentran fuera del continente.
Benín, que es uno de los países más afectados, denuncia los tesoros -tronos reales, puertas sagradas…- acaparados en las batallas coloniales de 1892 y 1894, pero también por los misioneros y las “misiones culturales”: “Más allá de las cuestiones políticas, históricas, sociológicas y filosóficas, la restitución de los bienes culturales serían ahora para el país una forma de luchar contra la pobreza y de crear empleos, una herramienta de desarrollo socio-económico”, según el presidente Talon, quien sueña con hacer del turismo un pilar de la economía de Benin.