Rafael Jiménez Claudín
Este lunes 13 de enero de 2013 , el Boletín de la Prensa Nacional que prepara la Secretaría de Estado de Comunicación, y una intervención en la radio del secretario de estado de Seguridad, hacen pensar que España está en un momento similar al que se produce en el cuerpo humano cuando se inocula una vacuna, cuando se producen cuadros de fiebre que anuncian anticuerpos capaces de superar nuevos ataques del virus en forma de epidemia.
El Boletín se hace eco de dos informaciones económicas relevantes: una de ellas dice que cumplir el objetivo de déficit este año exigirá el doble de ajuste que en 2013, y para ello, señala El Economista, el Gobierno tendrá que recortar entre 7.000 y 12.000 millones el gasto público en 2014, con un horizonte en 2015 y 2016 en que habrá que reducir aún más ese déficit hasta situarlo por debajo del 3% que exige Bruselas, objetivo inalcanzable si, además de los recortes, no se acomete una política fiscal que permita recaudar más impuestos.
La otra información sitúa estas previsiones económicas para 2013 en un marco de caída de las remuneraciones salariales como consecuencia de la reforma laboral, que, sostiene El Mundo, permiten que la economía crezca a costa del descenso de la masa salarial, lo que es bueno para los grandes empresarios y el capital especulativo, pero malo para las familias trabajadoras, y en el corto y medio plazo también para el consumo como impulsor de la economía.
Y en este escenario el secretario de estado de Seguridad, entrevistado en Hoy por Hoy, ha utilizado el ruido de los incidentes en el barrio de Gamonal (Burgos) para justificar la reforma de la Ley de Seguridad que promueve el Ministerio de Justicia como necesaria para contemplar nuevas formas de desobediencia y alteraciones del orden público, pero que en el contexto en que se produce, indica con claridad que se utilizará para acallar la protesta surgida desde movimientos ciudadanos de base, que no se canalice a través de los grandes partidos y sindicatos, y también las acciones muy llamativas de las ONG más beligerantes, como Amnistía Internacional o Greenpeace.
Estos datos económicos que pronostican un deterioro social y esta voluntad de reprimir las protestas que se producirán, pueden evaluarse desde la cercanía y determinar que vivimos tiempos difíciles, pero también podemos elevar el diagnóstico si nos situamos en un ámbito que contemple periodos más amplios, y el titular que me ha sugerido esta columna vale para una legislatura y se describe así:
El capitalismo depredador aprovechó una mala praxis de los socialdemócratas españoles para ayudar a ganar las elecciones de diciembre de 2011 a una derecha reaccionaria asustada por la pérdida de resortes de poder y de privilegios, a cambio de situar en el área económica del gobierno a ministros dispuestos a sangrar a la ciudadanía para mantener las tasas de beneficio, aceptando además que en el área política los ministros sean ultraconservadores.
Las decisiones económicas y políticas emanadas de este gobierno han inoculado en la sociedad española decretos leyes y reformas legislativas que pueden asimilarse a virus que destruyen el tejido social y micro económico, con una evolución tendente a configurar una sociedad muy dual gobernada por fuerzas teocráticas.
La sociedad española está reaccionando creando anticuerpos en forma de movimientos sociales, que pueden ser el equivalente de una vacuna que impida que en las próximas elecciones generales, previstas para diciembre de 2015, se renueve la mayoría legislativa actual, poniendo fin a este intento del capitalismo depredador de someter España a la primacía del beneficio económico sobre el beneficio social.
Ahora solo queda ver si la sociedad española colapsa antes de diciembre de 2015 y se hacen necesarias unas nuevas elecciones generales, y tanto si se produce el adelanto electoral como si mantiene el calendario, esperar que la vacuna surta efecto y neutralice el mal que nos aqueja.
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La economía es sana cuando todos tienen un techo digno, vestimenta adecuada, satisfacción alimentaria, salud , educación , certidumbre económica y seguridad jurídica. Es lamentable que el PSOE en nombre de la política realista dejo de trabajar en la construcción de una sociedad justa. El otro lado de la socialdemocracia es Noruega que no se convirtió en la nueva izquierda imitando a la vieja derecha