Vientos de Levante: para dejarse llevar

Hay en Vientos de Levante una bonita confusión de la que salen cosas. Cosas necesarias para desatascar una situación que parece sin salida y seguir adelante. Cosas buenas después del alboroto causado por el viento levantisco, que hace revolotear las faldas y hace que las cabezas se renueven, aunque sea para enturbiarse un poco más.

vientos-de-levante-galileo Vientos de Levante: para dejarse llevarNo hay soluciones fáciles a los problemas del existir pero sí mucho arrojo a la hora de afrontar las situaciones nuevas -y eternas- por parte de estas tres mujeres guapas, con ganas y energía para dar y tomar, y de estos dos pobres hombres que aparecen maltrechos, como si les hubiera pasado una grúa por encima, pero que no se cansan nunca de pedir ayuda, aunque sea a través del piropo más trillado (¿será esto políticamente incorrecto?)..

He aquí la sinopsis: “Es verano en la bahía gaditana. Ainhoa, una escritora que atraviesa una crisis personal, viaja por vacaciones para visitar a su amiga Pepa, una psicóloga que desarrolla su trabajo en una casa hogar de enfermos mentales y en el área de cuidados paliativos de un hospital, donde conocerá a Sebastián, enfermo de ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica). Durante unas semanas, nuestras protagonistas compartirán experiencias marcadas por varias realidades: la frágil frontera (o el cruel muro) que nos separa de la locura y afrontar la muerte como algo natural y cercano que acabará por ganarnos la batalla pero que nos deja de tregua la posibilidad de exprimir la vida al máximo y hasta el final.”

Mucha diversión y muchas ganas de abrir caminos hay en estos Vientos de Levante, que hasta el nombre lo tiene bonito. Un gran trabajo actoral, un texto divertido en el genuino sentido de la palabra, y la escena te consigue trasladar a la Bahía. A mí me tocó especialmente la fibra la reivindicación de una vida mediocre. Es una idea que resuena con fuerza cuando una de las mujeres le dice a la recién llegada, rebosante de salud pero que no acaba de encajar «de lo suyo», que no tiene derecho a estar mal porque  hay gente que lo tiene mucho peor y lucha. «Bueno, pues yo reivindico mi derecho a tener buena salud y encontrar mi vida desastrosa».

Me gustó Vientos de Levante y salta a la vista que no sé decir muy bien por qué. Es lo mejor que se puede decir de una obra de arte.

  • Texto y dirección: Carolina África.
    Iluminación: Luz E.T.
    Escenografía: Almudena Mestre
    Espacio sonoro: Nacho Bilbao
    Vestuario: Carmen Mestre
    Distribución: GG distribución escénica
    Reparto: Tringo Gómez, Carolina África, Paola Ceballos, Jorge Mayor y Pilar Manso.
    Una producción de La Belloch Teatro
    Fechas de la reseña: 14 de mayo de 2017.
    Teatro Galileo

Segunda opinión:

Vientos de Levante: una comedia que emociona

Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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