Welcome to New York, el escándalo que sacudió Francia

Basada en los hechos que provocaron el proceso, dimisión y condena al ostracismo de Dominique Strauss-Khan

cartel-welcome-to-new-york Welcome to New York, el escándalo que sacudió FranciaWelcome to New York, la nueva película del siempre controvertido realizador Abel Ferrara (Teniente Corrupto, El Rey de Nueva York, Jekill and Hyde), que no se estrena en cines y únicamente se puede ver desde el 17 de mayo 2014 por Internet, en todas las plataformas de VOD (Vídeo on Demand), está inspirada en los hechos protagonizados en 2011 por el economista y político francés Dominique Strauss-Kahn.

DSK (Gérard Depardieu en la pantalla), en aquel momento director del FMI, fue acusado de agredir sexualmente a una camarera del hotel Sofitel de Nueva York, detenido, juzgado y absuelto por la vía penal, llegó finalmente a un acuerdo monetario con la demandante en la vía civil, y pudo regresar a Francia después de dimitir de su cargo y vivir unos meses confinado en un carísimo apartamento que su entonces mujer, la periodista Anne Sinclair (Jacqueline Biset, Casino Royal, la noche americana, Asesinato en el Orient Express…), actual directora de la edición francesa del diario digital Huffington Post, alquiló en el exclusivo barrio de Tribeca, sin poder salir del domicilio y llevando una pulsera electrónica en el tobillo.

Welcome to New York se ha estrenado mundialmente en un cine de barrio de Cannes, al mismo tiempo pero al margen del Festival Internacional de Cine, provocando una reacción de cierta inquietud en los comentaristas que la han visto, que no han sido ni mucho menos todos, porque es evidente que el rechazo que en su día provocó el proyecto en los canales de televisión franceses –habituales participantes en la financiación de películas y que no pusieron ni un euro en esta- se ha extendido a la crítica especializada y se ha sumado al rechazo de los seleccionadores oficiales del Festival, que le han negado la alfombra roja y un estreno aunque se tratara “fuera de concurso”, y a la denuncia presentada por el aludido Strauss-Khan (pese a que el protagonista se llame Devereaux,) contra el realizador Abel Ferrara, por “difamación”. Hay que decir que con todo lo mencionado la película ya tiene hecho parte del camino: a pesar de no figurar en ninguno de los programas y secciones del Festival ha fagocitado buena parte de la atención porque, en este mundo enfermo de famoseo y sediento de ruido, no hay nada como un buen escándalo para promocionar lo que sea. Y si los escándalos son varios, y sucesivos, pues mejor todavía para una mala película, como es este caso.

En Welcome to New York hay dos partes muy diferenciadas: una primera mitad soez y desagradable, con un protagonista que parece no tener en la cabeza otra cosa que el pene y el paso de una orgía a otra sin solución de continuidad «(Devereaux folla, viola, da cachetadas en el culo, gruñe, chupa, miente como respira (…) y Ferrara parece perdido en medio de todo eso, con un guión grotesco -particularmente en las escenas domésticas-, y una cámara triste” Jackie Goldberg, Les Inrocks), y una segunda mitad panfletaria y absurda, en la que el matrimonio Devereaux , encerrado a cal y canto en su lujoso triplex neoyorquino, es presentado como una pareja que no se soporta y que, una vez desaparecida de su horizonte la presidencia francesa, ha iniciado el camino del odio que solo puede conducir al divorcio (acto jurídico de ruptura de contrato matrimonial que efectivamente se produjo meses después del regreso a Francia de la pareja y el comienzo de otra vida para ambos).

Y un plus: antes de los créditos iniciales, el actor Gérard Depardieu confiesa, en una presunta rueda de prensa, haber hecho el papel de DSK porque “no me cae bien”.

Los franceses aguantan mal que otras gentes se metan en sus asuntos y el “caso DSK” (el hombre que cambió un trono por 9 minutos de sexo precipitado; y digo bien cuando digo trono, porque no hay casi ninguna institución más monárquica que la presidencia de la República Francesa) es un asunto suyo que hay que ventilar “chez soi” y no en público; mucho menos en la gran pantalla. A DSK, el seductor economista, profesor universitario, exministro y director en aquel momento del Fondo Monetario Internacional, que era la gran esperanza in pectore del partido Socialista para la elección presidencial de 2012 (François Hollande y Christine Lagarde le deben sus actuales cargos y sueldos), su decepcionada exmujer le ha perdonado las infidelidades, los engaños y hasta que no fuera la persona que ella creía–después de pagar sus fianzas y multas, porque en esa pareja la millonaria era ella, por familia-, y los franceses le han perdonado la putada que hizo al país, al dejarles en manos de Hollande que no es un “putero” pero tampoco un ejemplo por la forma en que acostumbra a tratar a sus mujeres (recordemos que, como norma general, las engaña a todas, siempre tiene una novia clandestina mientras comparte piso y vida con otra y que, además, a la última prácticamente la repudió, obligándola a abandonar precipitadamente el Elyseo exactamente igual que hacía el Sha cuando Irán se llamaba Persia, la rechazada Soraya Sfandiari y lo contaba el Hola).

Y como los franceses aguantan mal las intromisiones están haciendo el vacío a esta producción, que es rematadamente mala pero tampoco peor que otro cine que se estrena. Los medios de comunicación le dedican solo las líneas imprescindibles para que se note que están al día y algunos incluso, como el conservador Le Figaro y Le Monde -un tiempo referencia de una izquierda moderada y ahora cada vez más inclinado a la derecha exactamente igual que su “colega” de aquí, El País- se dedican a descalificarlo a partir de la descalificación personal del realizador , del que destacan su calidad de antiguo dependiente de la droga, y del protagonista, al que mencionan en relación con sus problemas con el fisco francés: “Ya lo sabemos, Welcome to New York es la caída de DSK vista por Abel Ferrara, un cineasta y exdrogadicto que, en materia de caídas sabe la tira. El papel principal está interpretado por Gérard Deardieu, antiguo dios viviente transformado en controvertido como consecuencia de sus sucesivos exilios fiscales. Este juego de reflejos entre los tres hombres –DSK, Ferrara, Depardieu- es a la vez la materia y el sujeto de una gran película enferma”. “Si el antiguo drogadicto Abel Ferrara y el autodestructivo Depardieu se reconocen en DSK, hombre “suicida”, están en su derecho”.

Ahí queda eso. Si añadimos que aunque los productores mantienen, posiblemente para salvar la cara, que son ellos quienes han optado porque la película solo se pueda ver por Internet y pagando (en todas las plataformas a partir del 17 de mayo 2014, 7 euros), que corre el rumor de que una sala parisina pretendía estrenarla y no se sabe por qué motivos no puede hacerlo, me parece que independientemente de que la película sea de mal gusto, chabacana y soez, estamos hablando de por lo menos boicot y quien sabe si censura.

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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