Al tiempo que trato de escuchar, con la mayor flema posible, el discurso de Antonio Hernando en el Congreso, me llega un vídeo en el que escucho a su previsible nueva jefa doña Susana afirmar que el PSOE no es de izquierdas ni de derechas, en abierta contradicción con lo que sostiene Hernando en su discurso: esa miserable falacia en la que afirma que Podemos evitó que un presidente de izquierda, socialista, Pedro Sánchez -a quien Hernando traicionó-, llegara a La Moncloa tras las elecciones del 20 de diciembre. Queda sobrada constancia para la historia que fue el PSOE quien pactó con Ciudadanos a sabiendas de que este partido de derecha había vetado cualquier acuerdo con Podemos.
Sigo escuchando el discurso de Hernando mientras hago memoria de que su alocución fue ultimada ayer en su despacho al tiempo que el nuevo portavoz del Partido Socialista dirigía una carta a los diputados del PSOE en la que, de acuerdo con el artículo 17 del reglamento por el que se rigen, no cabe la libertad de voto ni la abstención mínima ante la investidura de Rajoy. O sea, que de votar no por razones de conciencia, según el artículo 33 del mismo reglamento, nada. De ahí que José Blanco Blanquiño dijera en Al rojo vivo que si Odón Olorza tenía problemas de conciencia, ya sabe lo que tiene que hacer, una declaración sin duda preñada de delicadeza para facilitar el menor daño posible en el malherido seno del PSOE.
Estando en estas, me llega la que considero hasta ahora más inteligente, clara y honesta manifestación de quienes desde su escaño como representantes del Partido Socialista se oponen a la investidura de don Mariano el Plasmado, líder del partido político más corrupto de Europa. Se trata de la diputada más joven en su puesto, procedente, según ella misma subrayó, de haber empeñado su palabra en la defensa de su dignidad como mujer y profesional ante el acoso laboral y sexual a que fue sometida en el Ejército por parte de sus superiores.
La excomandante Zaida Cantera, quien tenía ante sí una brillante carrera militar, ingresó en el PSOE en su día -a instancias de Pedro Sánchez- para luchar por esa dignidad y profesionalidad defendidas con su palabra, y para evitar que ministros como el señor Morenés lo sigan siendo aunque desde su departamento se haya ascendido a quienes protagonizaron esos acosos: «No puedo abstenerme ante los responsables de mi tortura».
Está claro que para Antonio Hernando o Pepiño Blanco no vale el artículo 33 del reglamento que avala el voto por razones de conciencia. Lo han demostrado con su conducta desde que se defenestró a Pedro Sánchez y su abstención y la de buena parte de su partido ha sustituido a la palabra dada a los electores. Tan manifiesto es eso como que Zaida Cantera sí haga valer esa palabra de los votantes en correspondencia con la suya propia, porque con la suya propia ha defendido su dignidad personal y laboral ante un repulsivo acoso. Lo que está haciendo ahora, por lo tanto, es volver a comportarse tal como lo hizo antes y por lo que ha llegado a estar donde está.