En Horizontes Latinos hemos visto “Las herederas”, opera prima del director paraguayo Marcelo Martinesi, que llega a San Sebastián con Premio Fipresci en Berlin, premio a la mejor actriz para Ana Brun, y premio Sebastiane Latino.
Se trata de una historia de amor entre dos mujeres lesbianas de la burguesía paraguaya, que viven en un caserón heredado de sus familias, pero en completa decadencia financiera. Las deudas contraídas van a conducir a la cárcel a una de ellas (Maragarita Irun en el papel de Chiqui), mientras que la otra (Ana Brun en el papel de Chela) va a vivir encerrada en su propia cárcel casera, mientras busca sobrevivir haciendo de taxista para las amigas.
La puesta en escena de Martinessi busca acentuar el contraste entre esos universos carcelarios, el que padece Chiqui, y el que vive Chela en su propia casa y en la sociedad que la rodea.
Una película de mujeres, en las que los hombres están en segundo plano o fuera de campo y que nos habla de un doble tabú en Paraguay: Las relaciones homosexuales y lésbicas por una parte, y la hipocresía social de esa burguesía que desprecia e ignora a sus mucamas indígenas.
Sin nombrar de forma explícita las cosas, Martinesi sugiere con alusiones y pinceladas ese contexto social en un Paraguay de tradición católica, con sus viejas burguesas chismosas y recién salido de 35 años de la feroz dictadura de Stroesner.
Al mismo tiempo que su reflexión sobre la identidad sexual, la intolerancia y los prejuicios sociales, Martinesi aborda el tema del deseo y el sexo a través del caso de esa mujer sexagenaria deprimida y arruinada, que vuelve a encontrar el amor.
Sus intérpretes son: Ana Brun, premio a la mejor actriz en Berlín, Margarita Irun y Ana Ivanovna en el papel de la más joven mujer fatal que va a despertar el deseo apagado de Chela.
No sé si el cine y las películas contribuyen a cambiar el mundo en que vivimos, pero lo que es indudable al ver “Las herederas” es que puede contribuir a levantar el debate y la polémica sobre tabúes y prejuicios de nuestra sociedad contemporánea.
En Paraguay, el estreno de la película ha provocado la violenta reacción de la derecha más reaccionaria en el Senado y de los sectores más retrógrados de la Iglesia Católica.
Es la segunda vez en los últimos veinte años que una película paraguaya es galardonada con el premio Fipresci de la crítica internacional, en 2006 fue “Hamaca Paraguaya” de Paz Encina quien obtuvo ese premio en Cannes.
Una nueva ley de cine acaba de ser votada en Asunción, lo que abre, según nos explicó Marcelo Martinessi, nuevas perspectivas a esta cinematografía latinoamericana, de la que vimos en el pasado reciente películas tan interesantes como “Cuchillo de palo” de Renate Costa, o “Siete cajas” de Juan Carlos Maneglia y Tana Schembori.