Durante el periodo de sesiones de 73ª Asamblea General de la ONU, el presidente de Yemen, Abdo Rabu Mansur Hadi, ha exigido al Consejo de Seguridad de la ONU que influya sobre los rebeldes hutíes que han tomado el poder de forma que cumplan la resolución de Naciones Unidas que les obliga a salir de las localidades yemeníes y a que cese la resistencia.
Este no es un conflicto político, es la imposición de los rebeldes hutíes a cumplir con las resoluciones internacionales, una forma que podría revertir si existiese diálogo, ha añadido en su conferencia.
Desde 2014 Yemen vive en un conflicto armado entre los partidarios del presidente y los de los rebeldes hutíes del movimiento Ansar Alá. En marzo de 2015, intervino en el conflicto una coalición encabezada por Arabia Saudita y por países del golfo pérsico. Según los datos de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, (OACDH), aproximadamente 16.000 civiles han muerto y 10.500 han resultado heridos desde marzo de 2015 hasta agosto de 2018 aunque los números reales puedan ser mucho más altos según la estadísticas.
Por otro lado, Lisa Grande, coordinadora de ayuda humanitaria de la ONU en Yemen ha explicado durante una sesión, que Yemen vive una crisis sin precedentes y ya en su cuarto año en guerra, tres cuartas partes de la población requiere ayuda humanitaria; más de dos millones de desplazados internos; 16 millones de personas requieren asistencia sanitaria; cifras muy difíciles de comprender, añade.
Cada diez minutos un niño muere en Yemen y el 70 % de las niñas se casan antes de cumplir 18 años como estrategia para sobrevivir. Uno de cada cuatro niños está desnutrido severamente y cerca de 8.5 millones no saben qué van a comer cada día. La depreciación del 300 % del del rial yemení no ha hecho sino acrecentar el problema y hacer que 12 millones de personas puedan morir por la hambruna.
La situación es especialmente desesperada en Hudaydak, provincia controlada por la oposición en donde la vulnerabilidad es especialmente remarcada. Niños reclutados para luchar y medio millón de personas que han huído de la zona en conflicto.
Por otro lado, el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Ghebreyesus, señaló que se han atendido cerca de 11 millones de personas incluidas vacunas contra el cólera, la difteria y la poliomielitis. Además, se han establecido 2000 sitios de vigilancia de enfermedades con personal capacitado para que cualquier respuesta requerida pueda ocurrir de manera oportuna.La expansión de la operación humanitaria en todo el país fue posible gracias a tres factores: la reducción de las tensiones, una fuerte colaboración con el gobierno y los actores locales; y el apoyo de los donantes.
Prevenir otro azote de cólera, proteger a los civiles y reducir el hambre será, según palabras de Grande, la única forma de devolver a Yemen la estabilidad dado que los trabajadores humanitarios no pueden resolver el conflicto; solo los políticos saben cómo hacerlo, añadió.
Es necesaria una línea de crédito para los productos básicos, la apertura de los puertos, aumentar la asistencia sanitaria y transferir millones de dólares en efectivo a las familias necesitadas para que puedan solventar los problemas que padecen a diario. Actualmente Yemen está perdiedo la batalla contra la hambruna y la situación se ha deteriorado de una forma alarmante en los últimos dos meses.
Tanto el Consejo de Seguridad, las partes en conflicto y sus socios tendrían que centrarse en negociar el fin de la guerra que va a dejar secuelas, si no lo ha hecho ya, a los niños que son los más perjudicados a todos los efectos.