Sofía Castilla
Desde el Siglo XX, con la prosperidad tecnológica y la calidad de vida, el turismo pegó un salto mucho más grande a nivel global que en cualquier momento anterior en la historia. El sector turístico no solamente sigue en auge, sino que se reinventa y no deja de crecer. La curiosidad del ser humano, presente en nuestro ADN para sobrevivir a cualquier contratiempo, parece ser también un ingrediente fundamental que impulsa a conocer otro tipo de culturas, lugares ajenos en muchos casos a todo lo que ya conoce.
Sin embargo, no todos los países entienden el concepto, sus beneficios y la manera de aprovecharlo sanamente. Francia es líder en la recepción de más turistas anualmente. Por su larga tradición y experiencia ha sabido tratar el turismo de manera beneficiosa y se suele utilizar como ejemplo para que la actividad no destruya el patrimonio propio. En 1950 hubo 22 millones de turistas internacionales. En 2014, fueron 1138 millones. Se puede decir que es solamente China el que plantará cara a este país europeo, ya que el gigante asiático enviará a más de 200 millones de personas más allá de sus fronteras. La que es la segunda potencia económica a nivel mundial después de Estados Unidos parece estar volcada en situarse en el número 1 del ranking tecnológico y económico, y el turismo no iba a ser para menos. En España por ejemplo, el número de visitantes chinos no hace más que crecer y se esperan un millón hasta finales de año.
Aunque como en todos los sectores hay elementos controvertidos, como por ejemplo el efecto que ejercen los trayectos de los aviones y su contribución a la contaminación atmosférica, lo que es cierto es que el turismo goza de buena salud y además, que el avión no es solamente el medio de transporte más usado sino otros medios mucho más amigables con el medio ambiente, e incluso totalmente limpios como unas vacaciones en bicicleta. Siguiendo esta línea, los números dicen que tanto el turismo nacional como internacional aportan muchos beneficios para los viajeros. Y precisamente por esto, en el bando a favor del turismo se resalta su aporte a la economía y a la creación de empleo. Además de satisfacer las necesidades humanas de conocer y enriquecerse.
El aporte de la tecnología es otro arma que debería jugar a favor de un desarrollo más sostenible. Un servicio de aviones menos contaminantes, coches autónomos, trenes más veloces. La economía sostenible ofrece una alternativa en cuanto al hospedaje, como este metabuscador, que amplia así, y le hace la competencia a la que era en su día una industria casi más monopolista como es la hotelera. La construcción de hoteles desmesurada puede reducirse de este modo, a través de la utilización de pisos que están vacíos, de espacios que ya no se utilizan o por intercambio vacacional de familias, o personas, por citar algunos de ellos.
España está en el podio de países líderes en cuanto a número de turistas junto con Francia y Estados Unidos. Pero si hace no tanto éramos un país menos dado a salir fuera comparándonos con nuestros vecinos europeos, esa tendencia ha cambiado radicalmente. Cada vez son más los españoles que desean descubrir más allá de las fronteras patrias, ya sea en destinos europeos o otros más exóticos. Con la democratización del turismo, destinos de Asia, América o safaris por África se han vuelto notablemente más accesibles para el ciudadano medio.