Nutrición: azúcar a raya en la vejez

Si bien todo lo dulce nos invita a querer más y más, la tolerancia al azúcar y por tanto la ingesta diaria en nuestro organismo debe estar correctamente regulada sobre todo en personas mayores de 65 años, no digamos en ancianos de 80.

Si la principal función del azúcar es proporcionar la energía suficiente para que nuestro organismo trabaje; cerebro, músculos, tejidos, etc., si privamos al cuerpo de este aporte podemos manifestar debilidad, temblores, torpeza mental, desmayos etc. Esto es lo que se llama hipoglucemia, porque hemos decidido no tomar azúcar para no engordar, por ejemplo. Cuando esto sucede en la edad joven, estamos evitando que el organismo, por la falta de un nutriente esencial, no mantenga el buen funcionamiento del cuerpo.

En el caso de las personas mayores, la situación puede ser bien diferente, ya que el consumo moderado de azúcares sencillos puede incluso ayudar a estimular el apetito, y ser una herramienta válida, siempre que se consuman con moderación, para vehiculizar diferentes nutrientes de gran interés en este grupo de edad (ej. calcio o vitamina D en los productos lácteos que se consuman azucarados).

El metabolismo cambia con la edad y es diferente después de los 60 años, ya que se hace más lento, tiene una menor capacidad de digestión y asimilación de los macro y micronutrientes, además de diferentes tasas de distribución de metabolitos en sangre; reducción del metabolismo hepático y de los sistemas glandulares, lo que implica menos concentración de hormonas circulantes, adicional a la disminución de receptores y de sistemas de transducción intracelulares, y una menor respuesta metabólica de las células blanco. A la par que las alteraciones metabólicas, se presenta una menor capacidad respiratoria y del sistema inmunológico; aunado a que también se tiene un incremento en la resistencia vascular periférica, con aumentos de la presión arterial y, finalmente, también se presenta una reducción en los procesos de detoxificación y de excreción.

A los aspectos metabólicos se debe de agregar la reducción del ejercicio y de la movilidad en general, así como modificación de aspectos emotivos, afectivos y cognoscitivos, que puede conllevar a modificaciones de hábitos dietéticos y rutinas alimenticias. Todas estas modificaciones  pueden ocurrir dentro de rangos fisiológicos normales para esa edad y que no pocas veces se ha interpretado por los profesionales de la salud y por la población en general, como un deterioro patológico, viendo a la vejez como una enfermedad irremediable y frecuentemente intratable.

Se conoce que debido a la disminución de la tolerancia a la glucosa por el envejecimiento, existen modestos, pero constantes incrementos de glucosa en sangre, valores por encima de los encontrados en personas jóvenes no diabéticos. Los cálculos predicen que, por cada 10 años a partir de los 60, la curva de tolerancia a la glucosa se incrementa hasta 5.3 mg/dl. Si bien en la mayoría de los estudios con adultos mayores se encuentra una secreción de insulina normal, algunos médicos han encontrado incremento y otros encuentran una reducción de la concentración de insulina en curvas de tolerancia a la glucosa (oral o intravenosa).

Estudios con pacientes mayores de 60 años bajo infusión euglicémica muestran una clara reducción en la remoción de glucosa sanguínea, que va del 25 hasta el 39 %. Dichos estudios muestran, además, una notable reducción en la entrada de glucosa al hígado. En cambio, se observan similares concentraciones de insulina y de unión de la insulina a su receptor.  El envejecimiento aumenta la internalización de los receptores de insulina en vesículas del citoplasma, lo que resulta en menos receptores en la membrana celular y por lo tanto, menor acción de la insulina para los efectos metabolicos de la insulina incluyendo los tranportadores de glucosa, lo que lleva a tener menores captaciones de glucosa y se muestra resistente a la insulina e intolerante a la misma.

Se han descrito también, como hallazgos de envejecimiento en el páncreas, la formación de quistes no funcionales, incremento en la precipitación de proteínas y fibrosis, tendencia a la calcificación, disminución en la formación de bicarbonato, amilasa y pancreozimina entre otras cuestiones. Todo parece indicar que el funcionamiento de la estructura membranal y el citoesqueleto de la célula pancreática están dañados en el páncreas de los ancianos por la ingesta de azúcar.

Además de ello, si consideramos que el anciano presenta una actividad diaria nula porque todos o casi todos hacen la vida sentados, se presenta una resistencia a la insulina, una aparición temprana y una intolerancia importante a los carbohidratos. Esto nos indica que con el azúcar oculto presente en determinados alimentos, es suficiente la ingesta para los adultos mayores de 60 años y no debemos incrementar ni abusar de ella por las enfermedades que podemos provocar por endulzarnos la vida un rato al día.

Realmente, estos datos siempre se le ocultan al médico de familia cuando le pregunta, ¿come usted bien? Normal, como de todo. Ahí deberíamos apostillar que comemos de todo, y en particular, azúcar todos los días en forma de bollos, magdalenas, pan, y abusamos de los carbohidratos. Tal vez su geriatra deduzca que muchas patologías referidas son producto de haber ingerido mal los nutrientes que ya no necesita por la edad.

 

Ana De Luis Otero
PhD, Doctora C.C. Información - Periodista - Editora Adjunta de Periodistas en Español - Directora Prensa Social- Máster en Dirección Comercial y Marketing - Exdirectora del diario Qué Dicen - Divulgadora Científica - Profesora Universitaria C.C. de la Información - Fotógrafo - Comprometida con la Discapacidad y la Dependencia. Secretaria General del Consejo Español para la Discapacidad y Dependencia CEDDD.org Presidenta y Fundadora de D.O.C.E. (Discapacitados Otros Ciegos de España) (Baja Visión y enfermedades congénitas que causan Ceguera Legal) asociaciondoce.com - Miembro Consejo Asesor de la Fundación Juan José López-Ibor -fundacionlopezibor.es/quienes-somos/consejo-asesor - Miembro del Comité Asesor de Ética Asistencial Eulen Servicios Sociosanitarios - sociosanitarios.eulen.com/quienes-somos/comite-etica-asistencial - Miembro de The International Media Conferences on Human Rights (United Nations, Switzerland) - Libros: Coautora del libro El Cerebro Religioso junto a la Profesora María Inés López-Ibor. Editorial El País Colección Neurociencia y Psicología https://colecciones.elpais.com/literatura/62-neurociencia-psicologia.html / Autora del Libro Fotografía Social.- Editorial Anaya / Consultora de Comunicación Médica. www.consultoriadecomunicacion.com Actualmente escribo La makila de avellano (poemario) y una novela titulada La Sopa Boba. Contacto Periodistas en Español: [email protected]

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