Perdidos en la nieve (Into the White) es una historia de amistad y supervivencia dirigida por el noruego Peter Naess (Elling) y protagonizada, entre otros, por Rupert Grint (el simpático pelirrojo Ron de Harry Potter), Florian Lukas (North Face) y Stig Henrik (el único actor noruego del filme) que llega a los cines españoles el 12 de julio de 2013.
Es una película “de guerra sin guerra” basada en hechos reales que ocurrieron durante la Segunda Guerra mundial, cuando a consecuencia de un encuentro fortuito en el aire, un avión británico y otro alemán caen en una alejada región de Noruega. Allí, ambas tripulaciones se refugian casualmente en la misma cabaña, donde luchan por sobrevivir esperando poder regresar un día al campo de batalla. La necesidad hace nacer amistades inesperadas, las reglas bélicas pierden importancia y lo absurdo de la guerra e convierte en una evidencia para todos.
Más que un relato histórico, pese a estar minuciosamente documentado, la película es un cuento de hombres con su capacidad de crueldad y piedad, su sentido de la obediencia y el impulso de trasgredir las reglas, que interpretan una “historia universal” en palabras del realizador, quien ha basado la elección del tema en su conocimiento de los personajes reales, la naturaleza y las condiciones históricas del momento en que sucedieron aquellos hechos: “Quería contar lo que sucede cuando los enemigos se encuentran y ponen a prueba sus prejuicios. Cuando empiezan a ver profundas analogías con ellos mismos, cuando descubren que la historia que nos proponen oficialmente no es verdadera porque el enemigo no es el que nos habían contado, el enemigo es otro ser humano”. Y cuando la convivencia es capaz de hacer crecer una sólida amistad entre adversarios.
Naess se entrevistó con el auténtico protagonista de la historia, Horst Schopis, dos veces, “antes de que muriera a los 99 años. Luego conocí a su familia y a sus amigos. Todos fueron muy generosos proporcionándome detalles que me han sido muy útiles a la hora de escribir el guión”.
Fascinante historia, una trama siempre bienvenida porque no es el primer caso de esta naturaleza llevada al cine. Hemos visto en el cine de circunstancias similares entre franceses y alemanes en la Gran Guerra y entre estadodunidenses y japoneses en la Segunda Guerra Mundial, aunque en estos últimos casos no recuerdo si tenían base en sucesos reales ocurridos.
Las circunstancias extremas, donde solamente somos humanos simplemente, generan una unión por encima de todo. Así, en la Antártida, en plena guerra fría y en época del gobierno del general Pinochet en Chile, el contigente de bases chilenas eran vecinos y amigos con el contingente de una base soviética, instalaciones bien cercanas, facilitándose equipamientos y compartiendo en plena amistad y colaboración.