Luis de Luis[1]
“¡Hacedme saber con empezó tan vil tumulto!” clama uno de los personajes durante la función y, una vez más, la compañía Paso Azorín intenta dar respuesta – con todo el rigor de su dramaturgia – a tan apremiante propuesta.
Vuelve “Otelo a juicio” a las tablas madrileñas por segunda vez en la misma temporada y lo hace, si cabe, con mayor intensidad y nervio, con mayor urgencia y desafío para contar la esencia de la obra de Shakespeare: la historia del hombre empoderado por sus éxitos militares que acaba por ser víctima de los insidias de la corte y de su propia (y malentendida) masculinidad con la que abusa hasta la anulación psíquica y física de su amada Desdémona.
Ramón Paso ha escogido hacer la cirugía de ese “vil tumulto” en dos planos temporales: la idílica Venecia temporal de la obra original convive, se entrecruza, invade la realidad presente donde la acción transcurre en el despacho de una abogada adonde un desamparado Otelo (al que Jorge Mayor hace recorrer las emociones más extremas de la rabia a la euforia) acude dispuesto a confesar su crimen y a buscar justicia para quien le corrompió hasta cometerlo.
Paso muestra todos los hilos del irresoluble nudo bajo la luz fría y el metal distante de la sobria escenografía que remeda la soledad de una celda o de un quirófano donde David De Gea (como Yago) y Ana Azorín (como la abogada Silvia) ejercerán, cínicos y efervescentes, como maestros de ceremonias convertidos en una especie de Pucks malignos convocarán, como hechiceros, de las leyes que rigen la mezquinad y la ruindad para usarlas a favor, para jugar divertidos y cínicos con su implacable inevitabilidad.
Paso pone sobre el tablero los juegos de poder, las fuerzas oscuras y las éticas oscuras y retorcidas que entran en juego para arrastrar a Felipe Andrés y Jordi Millán (dos eficaces y desconcertados cortesanos), pervertir a la sobria y fría abogada encarnada Ángela Peirat y devorar a Desdémona (una ensimismada, ilusae ilusionada dama de Shallot pintada con delicadeza y sentimiento por Inés Kerzán).
No hay en “Otelo a juicio”, claro, soluciones, ni respuestas salvo aquellas que quiera encontrar por sí mismo el público. El teatro – cada vez más hondamente ético y moral – de Paso no adoctrina, ni alecciona: muestra y demuestra, exhibe y enseña, expone y deja al descubierto, sin nocturnidad y alevosía, lo que debería estar a la vista de cualquiera.
- Luis de Luis es crítico teatral
Ficha artística
Autoría y dirección
RAMÓN PASO
Reparto
JORGE MAYOR
ANA AZORÍN
DAVID DEGEA
INÉS KERZAN
ÁNGELA PEIRAT
FELIPE ANDRÉS
JORDI MILLÁN
Producción ejecutiva
PASO AZORÍN TEATRO
Ayudantes de producción
SANDRA PEDRAZ DECKER
Ayudantes de dirección
BLANCA AZORÍN