La decisión por parte de la UEFA de jugar la final de la segunda competición europea más importante de clubes, la Europa League, en la capital de Azerbaiyán, Bakú, el próximo 29 de mayo (2019) se encuentra plagada de distintas polémicas.
Los dos equipos londinenses finalistas, el Arsenal y el Chelsea, se han quejado de las entradas, sólo 7000 en un aforo de 70 000. A esto se le añade un desplazamiento de 4000 kilómetros donde no existe un vuelo directo de Londres a Bakú.
Los aficionados de la primera final inglesa de equipos de la misma ciudad en la competición, los gunners y blues, están indignados y el Arsenal ya ha efectuado un comunicado oficial al respecto donde señala: “Instamos a la UEFA a que garantice que la logística y los requisitos de los aficionados sean una parte clave de cualquier decisión para futuras sedes, ya que lo que ha sucedido esta temporada es inaceptable y no se puede repetir”.
Además está la polémica referida al jugador armenio del Arsenal Henrikh Mkhitarian, quien debe pedir un permiso especial al Gobierno de Azerbaiyán para entrar en su territorio debido a las fuertes limitaciones a los ciudadanos de Armenia, ya que ambos países no tienen relaciones diplomáticas desde la guerra de Nagorno-Karabaj, Artsaj para los armenios.
El club inglés pidió la mediación de la UEFA para evitar problemas con su seguridad. Se espera una inminente decisión pero no son optimistas respecto a su posible presencia en la final: “Estamos buscando que la UEFA garantice que será seguro para Mkhitarian viajar al partido en Bakú, que tanto Arsenal como ‘Micki’ quieren disputar. Todavía no se han recibido garantías aceptables y esperamos que las puedan proporcionar pronto”, señaló el club.
El centrocampista se perdió el viaje para enfrentarse en la fase de grupos al Qarabag en Bakú, a principios de esta temporada, en octubre de 2018, debido a los temores por su seguridad en medio de la tensión política en curso entre su Armenia natal y Azerbaiyán.
Previamente, en octubre de 2015, Mkhitarian no viajó a Azerbaiyán para enfrentarse al Gabala mientras estaba en el Borussia Dortmund a pesar de que la UEFA le dijo que obtendría una visa.
Mkhitarian ha jugado en once de los catorce partidos de la actual competición europea y ya ha disputado y ganado una final de la Europa League, en concreto la de hace dos años, en 2017, donde entonces su club, el Manchester United ganó 2-0 al Ajax, precisamente con el segundo tanto obtenido por el futbolista armenio.
La polémica acompaña pues a esta final europea salpicada por lo que se llama ‘la diplomacia del caviar’ de Azerbaiyán donde proyecta eventos deportivos internacionales –se puede recordar la Olimpiada de Ajedrez en 2016, donde no participó Armenia, o la celebración de carreras de Fórmula 1- en base a regalos y prebendas de todo tipo a funcionarios, políticos y diplomáticos internacionales, desde europeos hasta Estados Unidos.
Se da la curiosidad que la élite azerí tiene muchos intereses en Londres, poseen muchas propiedades, un grupo de bailarines llegó a actuar delante de la reina Isabel II, el ex primer ministro Tony Blair llegó a cobrar 150 000 dólares por acudir a la inauguración de una planta de metanol en Azerbaiyán, el príncipe Carlos tiene una cordial relación con el presidente Aliev…
Tal vez lo más significativo es la construcción del glamour de la hija del déspota azerí, Leyla, fabricada por la agencia Freud Communications que dirige un bisnieto del fundador del psicoanálisis, Matthew Freud. La compañía le asesora en la revista Bakú que dirige Leyla y que está llena de Ferraris, lujos, restaurantes y alta moda.
En esta compra de voluntades también se encuentra España, recordemos al todavía senador del PP Pedro Agramunt. Una investigación del Consejo de Europa confirmó que estaba al servicio de la ‘diplomacia del caviar’ maniobrando para evitar condenas al régimen de Aliev.
