La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de Naciones Unidas ha presentado en Ciudad de México un estudio en el que identifican los obstáculos que impiden el desarrollo social en la región, relacionados con la pobreza, la desigualdad crónica, falta de inversiones y cambio climático; y para superarlos, propone políticas centradas en los derechos y la igualdad, siguiendo los pasos marcados por la Agenda 2030 de desarrollo sostenible.
La Cepal presentó su estudio en la Tercera Reunión de la Conferencia Regional sobre Desarrollo Social de América Latina y el Caribe, que concluyó este jueves 3 de octubre de 2918 en la Ciudad de México.
Los ocho obstáculos que impiden el desarrollo social en la región son para la Cepal:
1. La persistencia de la pobreza
En 2017, el número de personas en situación de pobreza en América Latina llegó a los 184 millones, equivalente al 30,2% de la población, de los cuales 62 millones, un 10,2 %, vivían en la pobreza extrema.
Además, en 2016, el 41,7% de las personas ocupadas en América Latina recibían ingresos laborales inferiores a los salarios mínimos nacionales. Este porcentaje era especialmente elevado entre las mujeres jóvenes, un 60,3 %.
Las cifras de 2017 revelan un incremento adicional de la pobreza extrema y un estancamiento de la tasa de pobreza registrada en 2016, con rasgos comunes en toda la región:
- Mayor incidencia entre las mujeres.
- Mayor incidencia entre los menores.
- Mayor incidencia entre las comunidades indígenas, afrodescendientes, campesinos y las personas con discapacidad.
2. Las desigualdades estructurales y la cultura del privilegio
“Los altos niveles de desigualdad existentes en la región son una poderosa barrera para la erradicación de la pobreza, la ampliación de la ciudadanía, el ejercicio de los derechos y la gobernabilidad democrática”, asegura la CEPAL.
América Latina y el Caribe continúa siendo la región más desigual del mundo en el ejercicio de los derechos, las capacidades y los niveles de autonomía. También incluye la desigualdad de género, la étnica y raciales, y la territorial, entre otras, que se ven acentuadas por la llamada cultural del privilegio que naturaliza las jerarquías sociales y las profundas asimetrías de acceso a los frutos del progreso, la deliberación política y los activos productivos.
3. Las brechas en educación, salud y de acceso a servicios básicos
La CEPAL observa que, a pesar de importantes avances en ámbitos como la salud y la educación, así como en el acceso a la vivienda, los servicios básicos tales como el agua potable, la electricidad y el saneamiento, e internet, sin embargo, persisten las brechas.
A nivel regional, es necesario fortalecer las estrategias para prevenir la temprana deserción del sistema escolar. Además, la educación superior sigue reservada para una proporción reducida de la población.
Lo mismo ocurre con la salud, donde la CEPAL señala que, en algunos países, la mortalidad infantil entre los afrodescendientes llegaba a ser hasta 1,6 veces mayor que la registrada en el caso de los no afrodescendientes, mientras que la tasa de mortalidad entre los niños indígenas casi duplica las de los no indígenas.
4. La falta de trabajo y la incertidumbre del mercado laboral
El trabajo es la llave maestra para la igualdad, el desarrollo personal y el crecimiento económico, pero la estructura y las dinámicas de los mercados de trabajo en la región siguen caracterizándose por su incapacidad para generar empleos productivos y un trabajo digno, rasgo que nuevamente hunde sus raíces en las profundas desigualdades de género, raza y trabajo infantil.
En América Latina, la tasa de pobreza entre las personas ocupadas en empleos de baja productividad (30,4%) triplica la de los ocupados en empleos de alta productividad, y el desempleo juvenil es motivo de especial preocupación.
5. Acceso parcial y desigual a la protección social
La capacidad efectiva de los Estados de América Latina para proveer garantías universales de protección social a lo largo del ciclo de vida sigue siendo limitada, a pesar de que la protección social es un derecho y es clave para eliminar la pobreza, que evita la marginación.
La CEPAL señala avances en protección social y en la afiliación o cotización a sistemas de salud de los ocupados de más de quince años, pero persisten las brechas de cobertura, sobre todo entre los trabajadores pertenecientes a los estratos de ingreso más bajos, aquellos que viven en zonas rurales y las mujeres.
6. Institucionalización deficiente de políticas sociales
Desde el punto de vista de la Agenda 2030, la institucionalidad es el marco en el que deberían expresarse los compromisos para su cumplimiento, a través de la implementación de políticas a largo plazo y con amplia legitimidad social, situación que está lejos de ser una realidad, y más bien constituye un proceso en curso en la mayoría de los países de la región.
“En muchos casos, las políticas y programas sociales en general, y la protección social en particular, descansan sobre bases institucionales frágiles y están sujetas a cambios abruptos de orientación, a una limitada capacidad de coordinación entre los actores gubernamentales relevantes y a poca claridad en sus objetivos y alcance”, explica la CEPAL.
7. Inversión social insuficiente
Un elemento clave para destinar recursos a políticas sociales es la carga tributaria. En 2017, los ingresos tributarios totales en América Latina y el Caribe ascendieron al 22,8 % del PIB, en comparación con un promedio del 34,2 % del PIB en el caso de los países de la OCDE.
Además de aumentar la tributación, parte del problema del financiamiento de las políticas sociales podría resolverse mejorando la efectividad de la recaudación.
Este es un gran desafío para la región, considerando que el nivel de evasión fiscal en América Latina ascendió a un total del 6,3 % del PIB, el equivalente a un total de 335.000 millones de dólares en 2017.
8. Obstáculos emergentes
A los obstáculos anteriores, la CEPAL añade cinco trabas emergentes para el de desarrollo social:
- La violencia: América Latina y el Caribe es la región más violenta del mundo, algo inesperado dado su nivel de desarrollo económico, político y social. Por ejemplo, la tasa de homicidios de la región es cinco veces mayor que el promedio mundial. La violencia no solo se refiere a homicidios, sino también a otras expresiones de violencia, como asaltos e incidentes de violencia sexual
- Los desastres naturales y el cambio climático: La mayor frecuencia con que ocurren desastres naturales y fenómenos extremos relacionados con el calentamiento global hace que sea indispensable diseñar estrategias para reducir la exposición de la población.
- La transición demográfica: Si bien existen grandes diferencias entre los países de la región respecto del descenso de la fecundidad, las tasas de fecundidad pasaron de un promedio de 5,5 hijos por mujer entre 1965 y 1970 a 2,05 hijos entre 2015 y 2020. Al proyectar estas tendencias, se espera que en el futuro las tasas de dependencia aumenten debido al incremento en la proporción de personas mayores.
- Las migraciones: Las nuevas presiones en el entorno mundial, comenzando por la actual política migratoria estadounidense, han imprimido mayor urgencia a esta temática. A su vez, la región no está exenta de flujos migratorios forzados por desastres naturales y climáticos poco predecibles, así como por crisis económicas e inestabilidad política.
- Los cambios tecnológicos: Las transformaciones tecnológicas están teniendo notables efectos en la educación y la formación. De no universalizar el acceso para aprovechar las nuevas herramientas, continuará reforzándose la desigualdad.
Al concluir la reunión de la Conferencia Regional en México, se aprobó una agenda regional encaminada a avanzar hacia la implementación de la dimensión social de la Agenda 2030.
Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), señaló que “América Latina y el Caribe tiene que demostrarle al mundo que tiene un compromiso profundo con el desarrollo social, con el combate a la desigualdad, a la pobreza y a la pobreza extrema, a pesar de los problemas, obstáculos y dilemas económicos, políticos y sociales por los que atravesamos”.
Bárcena enfatizó que “no podemos bajar la guardia porque la economía nos está imponiendo restricciones muy severas. Los programas sociales deben seguir siendo prioridad para los países de nuestra región”.