Bangladesh propone reinstalar refugiados rohinyás es una isla del Golfo de Bengala

El gobierno de Bangladesh tiene previsto el inminente traslado de 100 000 de los 900 000 refugiados rohinyás birmanos que se han refugiado en el país a la isla de Bhasan Char, según la información publicada este fin de semana en el diario francés Libération, firmada por Laurence Defranoux.

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Proyecto para la acogida de refugiados rohinyás en la isla Bhashan

Tras la operación de limpieza étnica emprendida en 2017 por las autoridades budistas birmanas contra la minoría musulmana de los rohinyás, y la huída de cerca de un millón de personas que en primera instancia atravesaron la frontera con el vecino Bangladesh, algunas se trasladaron después a países asiáticos y europeos –donde tienen familiares o amigos- pero una gran parte se ha quedado en los campamentos improvisados, esperando el momento de regresar a su país «cuando se haga justicia», y especialmente en el gigantesco reducto de Cox’s Bazar, en un país que ya contaba con 164 millones de habitantes y tiene durante varios meses inundada casi la mitad de su territorio.

Millones de bangladesís viven en los «chars», islas de aluvión planas y frágiles que van surgiendo a medida que los tres grandes ríos himalayos – Ganges, Bramasutra y Megna- van depositando su limo en el delta del Golfo De Bengala. Pero, a diferencia de otras, los únicos habitantes hasta ahora de la isla de Bhasan Char –originada en 2003 a tres horas en barco de la costa- han sido algunos rebaños.

Según la información que publica Libération, asegurando que la operación de traslado ha comenzado el viernes 15 de noviembre de 2019, es «en esta tierra aislada y vulnerable, grande como medio París y cubierta de una vegetación raquítica, donde el gobierno de Bangladesh tiene el proyecto de realojar a 100 000 de los refugiados rohinyás… En YouTube se pueden ver los largos edificios con tejados rojos, los refugios anticiclónicos, las carreteras perfectas. Las autoridades elogian los apartamentos familiares, la electricidad solar, las bombas de agua, los dispensarios, el helipuerto para evacuaciones de urgencia, la posibilidad de pescar en los estanques y de criar ganado: ya se han enviado 2800 búfalos. Desde el punto de vista logístico, las infraestructuras son mejores que en los campamentos, y las autoridades garantizan que solo irán a la isla los voluntarios».

A los rohinyás, cerca de 1,2 millones de musulmanes birmanos que llevan cuarenta años sufriendo un «apartheid  despiadado», se les ha privado de nacionalidad y no pueden tener más de dos hijos, ni viajar, ni estudiar.

El 25 de agosto de 2017, tras los ataques a puestos de policía por parte de rebeldes rohinyás, el gobierno birmano puso en marcha una brutal represión, que llevaron a cabo sus fuerzas del orden ayudadas por milicias budistas, que mataron violaron e incendiaron los pueblos. Al menos 740 000 rohinyás atravesaron la frontera y se refugiaron en Bangladesh, una marea humana que inicialmente fue bien recibida y contó con la solidaridad de sus habitantes y con el apoyo del gobierno, que organizó una acogida que debía ser provisional y de la que se encargaba el ejército de Bangladesh con la ayuda del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el Programa Mundial de Alimentos y decenas de ONG.

Posteriormente se firmó un acuerdo de repatriación entre Bangladesh y Birmania, que no ofrece garantías de seguridad a los rohinyás: sus fuentes aseguran que hasta hoy solamente 200 000 refugiados «han hecho el camino en sentido contrario».

La información del diario francés asegura que «Bangladesh, que nunca ha firmado la Convención de Ginebra de 1951, prohíbe a los refugiados estudiar, cultivar la tierra o trabajar. Para sobrevivir, se ven obligados a trabajar en negro o cometer delitos, lo que evidentemente despierta  recelos, e incluso brotes de xenofobia,  entre los habitantes locales. Según un vecino, «los refugiados venden a mitad de precio la ayuda que reciben de las ONG»; para otro, «los rohinyás están en todas partes, nos quitan los trabajos. Yo querría que los reenviaran a su casa».

Las autoridades de Bangladesh no han querido responder a las preguntas del diario francés, que giran en torno a la seguridad, los derechos de los refugiados, el papel de las ONG’s en la isla, la nacionalidad de los niños que nazcan allí y su educación, la justicia y la permanencia del proyecto… «¿El dique de 3 metros de alto será suficiente cuando suba el nivel del agua?.. El asunto divide a la clase política bangladesí, algunos critican unas obras que cuestan 235 millones de euros mientras que 10 millones de habitantes se amontonan en los suburbios de  las grandes ciudades del país».

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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