El profesor de la Universidad de Drake y gran aficionado al noble juego, Mark S. Kende, de 59 años, ha explicado las cinco maneras en que el ajedrez puede ayudar a ser mejor estudiante de Derecho y por ende, en mejor abogado.
Kende es miembro de la Federación de Ajedrez de Estados Unidos (US Chess) y cuenta con un Elo de 1876.
Actualmente es el director del centro de Derecho Constitucional en la Universidad privada de Drake, en el estado de Iowa. Se trata de uno de los cuatro centros establecidos por el Congreso de Estados Unidos y financiado por el Gobierno federal.
La facultad de Derecho de dicha universidad es de las veinticinco más antiguas de todo el país contando también con una facultad de Periodismo y Comunicación.
Argumentos de Kende:
1 Es intelectualmente riguroso
Al igual que el Derecho, el ajedrez es intelectualmente riguroso. Un jugador de ajedrez debe concentrarse horas y horas y un solo error puede provocar la pérdida de la partida.
Aprender a concentrarse es básico para cualquier estudiante de Derecho. El ámbito intelectual del enfoque legal es importante y además los estudiantes que tienen conocimientos de filosofía y matemáticas obtienen mejores resultados en Estados Unidos en el examen existente (denominado LSAT) para ingresar en la facultad de Derecho.
En el ajedrez las matemáticas y la lógica sirven a los jugadores a mejorar.
2 Requiere identificar problemas
Los buenos estudiantes de Derecho tienen buenos resultados en los exámenes por la detección de problemas. El estudiante debe estudiar cada caso y aplicar los principios legales correctos a cada hecho, se deben hacer analogías y ver patrones.
Del mismo modo, en el ajedrez los jugadores examinan el tablero y deben encontrar el mejor movimiento entre muchos. Los que no ven la mejor posibilidad no ganarán muchas partidas.
Se trata también de buscar patrones para mejorar, así ajedrecista y estudiante deben descubrir los aspectos claves de cada situación.
3 Estrategias esenciales
Una estrategia efectiva es común en Derecho y el ajedrez, por lo que el juego es la metáfora más común de la ley.
El éxito en ambos casos se basa en planificar, imaginar cómo responderá el oponente y luego saber cómo responder.
Un buen jugador debe saber cómo descubrir la respuesta en cada posición y detectar los problemas que surjan.
4 Aplicación de principios y reglas
El ajedrez y el Derecho tienen reglas y principios generales lo que incluye también excepciones.
Los fiscales tienen enfoques comunes y en muchos casos siguen al pequeño delincuente para luego seguir con el grande, misma estrategia que en el juego, normalmente se empieza por capturar a los peones para seguir hasta el rey rival.
Incluso a veces la prensa usa un símil ajedrecístico en este sentido al hablar de algunos casos criminales, ya se sabe, jaque y mate.
5 Aspecto competitivo
El éxito para un caso judicial o en una partida requiere tener un aspecto competitivo.
El ajedrez tiene un sistema de calificación de los jugadores, el ranking Elo, igual que los estudiantes son examinados y también figuran en una lista.
En ambos casos es necesario mantener una importante concentración, es decir estudiante de Derecho o abogado o aficionado al ajedrez o ajedrecista profesional, todos deben estar bien preparados. Hay siempre altibajos y al igual que no siempre se aprueban todos los exámenes o se ganan todos los casos, los ajedrecistas también pasan por rachas ganadoras o perdedoras.
En resumen, según explica este profesor de Derecho, “el ajedrez desarrolla importantes habilidades intelectuales, emocionales y competitivas que son muy útiles en el campo legal”.
Por otra parte, el pasado septiembre en Estados Unidos ha aparecido el libro ‘Ajedrez y Ley. Antología de anécdotas y analogías’ (Chess and the law. An Anthology of Anecdotes and Analogies en su original) escrito por el abogado jubilado Andrew J. Field que cuenta con 280 páginas. No se ha traducido al español.
Su autor mantiene respecto a la analogía entre ajedrez y derecho: “creo que los abogados y jueces se sienten naturalmente atraídos por el juego del ajedrez porque la partida se asemeja a un juicio y el resultado es dictado por las leyes”.
En su contenido, un recorrido de las muchas formas que han coincidido y se han cruzado la ley y el noble juego, se explica que de todas las metáforas que los abogados usan para describir su profesión, el ajedrez es la más popular.
Asimismo cuenta detalles como que el presidente de Estados Unidos –por cierto, nunca ganó en las urnas-, Millard Fillmore (1800-1874), en 1842 aconsejó a su hijo no jugar al ajedrez, “es demasiado sedentario, no es bueno estar tanto tiempo sentado”.
Hay aportaciones de reconocidos juristas y filósofos del derecho como HLA Hart (1907-1992), Ronald Dworkin (1931-2013), John Rawls (1921-2002) y Hans Kelsen (1881-1973).
Entre las anécdotas narradas cuenta que en 1962 se vio un caso en un tribunal sobre un divorcio en el que el marido acusó a su mujer de tener una aventura con un hombre que jugaba al ajedrez, a lo que ella respondió que era “mejor amante”. Se ironizó por el juez si el amante también era mejor jugador de ajedrez que su marido pero lo cierto “es que capturó a su reina”.
Por último, mencionar que el destacado jugador de ajedrez del siglo XIX, el estadounidense Paul Morphy (1837-1884) era precisamente graduado en Derecho, en concreto por la Universidad de Tulane, aunque nunca llegó a ejercer.