Hemos de crecer frente a las adversidades. Nos hemos de tener y multiplicar con belleza. No rompamos las esencias, que tienen que ver con las frecuentes dichas en las que nos queremos verdaderamente. Podemos al mismo tiempo mover ficha para la jovialidad. La vida puede ser óptima.
Nos hemos de relacionar desde las armonías que nos proponen sentimientos de calma y de paciencia. Nos debemos estimar con el corazón. Pensemos sin demonizar. Armemos nuestras almas de valor.
No nos quedemos atrás. Posibilitemos las instancias que otras veces nos dieron las frecuencias y los ritmos para salir adelante con la valentía más singular. Hemos de estar listos para andar el camino.
Rebasemos los pronósticos que nos invitan a dejarnos de lado o a confiar en la desilusión. Podemos progresar mucho más de lo que confesamos. Tengamos movimientos para ser felices. Nos hemos de relatar los mejores resultados. Confiemos en los contextos, que hemos de palpar.
Además, no olvidemos que nos debemos mostrar nuestras mejores versiones ante la falta de empatías. Nos cogeremos de la mano y con voluntades de cambio que se han de mover sin victimismos.
Abramos, sin dudarlo, los corazones para ser auténticos y sin costes funestos e inútiles. Podemos respirar contentos. Quitemos las anclas.